Por: Marcio Enrique Sierra Mejía
Por los vientos que soplan a Honduras le ha llegado el momento histórico en que los movimientos sociales la van a sacudir. Y estos son los que van a obligar al país a realizar una transformación interna que, se va a traducir, en el cambio de cualquier régimen republicano que, pretenda instaurar una dictadura, ya sea neoliberal o socialista. En otras palabras, son los movimientos sociales los que van a impedir que nuestra democracia sea conducida hacia un régimen autoritario dictador irrespetuoso de la ley. Ante esta circunstancia, los partidos políticos están obligados a vincularse con ellos. Tal es lo que hace Libre actualmente para ganar espacio ciudadano y mantener su cuota de poder. Aparentemente, en este partido existe credibilidad y liderazgo en la actualidad. Por el contrario, en el Partido Nacional, se percibe crisis de credibilidad por crisis de liderazgo. Con todo y todas las negativas características que tiene el líder político que coordina al Partido Libre, su presencia en la conducción de ese partido es innegable. En el Partido Nacional, el liderazgo político brilla por su ausencia.
Es ingrato hacer comparaciones, pero cuando tratamos de hacer análisis del escenario político que prima actualmente, hacerlas es necesario, para resaltar debilidades y fortalezas, según sea, el caso de análisis que se quiere comentar. Considero, que detrás de las acciones de los grandes líderes se encuentran causas ocultas e impersonales, que reflejan que detrás de la acción del gran líder, hombres y mujeres, está el trabajo del pueblo y, por tanto, los cambios sociales no son resultado de la acción de un individuo, por lo cual, se cuestiona el mito del héroe que cambia la historia.
Sin embargo, en Honduras ese mito sigue funcionando, y una vez conquistado el poder del gobierno, olvidan a las multitudes populares que le llevaron a conquistar tal poder. Entregando el poder en manos de una minoría, y estos lo depositan bajo la conducción de un hombre o una mujer, que al final termina por desconocer a todos los demás, inclusive a los que dice representar, a aquellos que le dieron el poder. Las masas ciudadanas se siguen concentrando en este siglo XXI en torno a la figura de un líder, que al final los abandona, por lo que se dice “que las masas reinan, pero no gobiernan” (Serge Moscovici).
En Honduras, aún prevalece el patrón político de que el cambio social depende de un individuo que posea las cualidades de liderazgo únicas, difíciles de encontrar, capaz de influir sobre las masas ciudadanas para dirigir el país hacia cambios específicos. Sin embargo, actualmente, se observa que es el partido Libre, el que tiende a buscar y conquistar el poder social para gobernar. Los otros dos partidos mayoritarios, el Nacional y el Liberal, pasan por una crisis que les impide, posicionarse siguiendo una estrategia basada en la búsqueda del poder social.
Mientras que los líderes socialistas avanzan en crear un sistema de poder popular, los demócratas liberales están resolviendo cómo salir de su crisis de credibilidad y crisis de liderazgo. Los socialistas han encontrado que el coordinador general del partido Libre, es la persona que, influye sobre otras personas, para la realización del conjunto de tareas que les permita alcanzar metas comunes. En este partido político, la relación que existe entre el líder social y la masa de seguidores, es que están unidos en la búsqueda del poder. Ya sea a través del partido, una organización o un conjunto de ellas.
Se observa una crisis de liderazgo en los partidos demócratas liberales. Una crisis en la relación dirigente-dirigido. Los dirigentes formales se han distanciado de quienes dicen representar, tienen el poder formal, pero no la autoridad moral. Un ejemplo para reforzar este planteamiento es lo que ocurre con las organizaciones gremiales. Se ha producido una desvinculación o descomposición de las organizaciones populares que luchan por el poder. Estas organizaciones, tienden a aliarse con los líderes socialistas y a rechazar a los líderes demócratas liberales.
Los partidos Nacional y Liberal no están construyendo paulatinamente un liderazgo de posicionamiento en los movimientos sociales para consolidar la democracia participativa en nuestra sociedad. La trayectoria democrática ha sido posicionada por Libre, y estos están liderando, las luchas políticas y los movimientos sociales que vemos en nuestra sociedad y las comunidades rurales en general. La lucha política va indicando que van a ser eliminados derechos ya conquistados y con la clara intención de terminar con los mismos.
El espíritu democrático del hondureño está siendo fortalecido por los socialistas y no por los demócratas liberales. He aquí la mayor expresión de crisis de credibilidad y liderazgo que están pasando los partidos políticos demócratas liberales.
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