Nery Alexis Gaitán
Es notoria la presencia e influencia del expresidente Manuel Zelaya en el actual gobierno. Ante la poca presencia de su esposa al frente del Poder Ejecutivo, él ha tomado las riendas de la nación. Su experiencia previa lo avala.
Siendo coordinador del Partido Libre, desde Casa Presidencial ha podido negociar asuntos internos de sus correligionarios. Especialmente el conflicto suscitado en el Congreso Nacional, que tristemente continúa de forma ilegal ya que su actual directiva no fue elegida en tiempo y forma; por lo tanto, sus actuaciones son y serán ilegales. También ha podido negociar con otras bancadas del Congreso; ahora Casa Presidencial es una sucursal de Libre.
Así, hemos visto que en todo momento “Mel” está dando la cara ante una serie de situaciones del gobierno. Aunque él manifiesta que solo es un asesor, en verdad es quien dirige y ordena lo que se debe hacer. Es de celebrar la capacidad administrativa que tiene, además de ser un excelente negociador y conciliador. Por lo tanto, es obvio que seguirá al frente del gobierno.
Sus declaraciones respecto a la instauración de una Asamblea Nacional Constituyente son precisas. “De momento no hay las condiciones requeridas para su instalación”, ha manifestado. Lo que deja en claro que buscará crear esas condiciones para, finalmente, poder instaurarla, con el consiguiente costo social; que entre otras cosas implica nuevamente la división de la familia hondureña.
Y es que dentro de sus planes de gobierno contempla eliminar la actual Constitución para modificar el período gubernamental y así poder continuar en el poder, ya sea él mismo (con su esposa de mampara) o alguno de sus hijos. Modificando así nuestro sistema democrático; como vemos, es un político sagaz.
En todo momento Manuel Zelaya ha manifestado su adhesión incondicional al mal llamado “socialismo del siglo XXI”, por lo que desea instaurarlo en nuestra patria. Su filosofía de gobierno, amparada bajo el lema del “socialismo democrático” es la puerta de entrada para obtener sus propósitos.
En un país pobre como el nuestro, lo primordial es resolver los graves problemas de salud, educación, empleo, entre otros, que sufren los pobres. Y comprobado está que solamente en un sistema democrático es que se puede transitar con seguridad hacia el desarrollo del país.
Los líderes, seguidores del socialismo del siglo XXI, solo hambre y miseria han ocasionado a sus pueblos. Lo que no deseamos para Honduras. Quizás el concepto de “socialismo democrático” tenga sentido en los países bajos que tienen la mayor calidad de vida en el planeta; ahí rigen otras circunstancias, otro proceder humano.
En tanto, nosotros lo único que tenemos es una democracia incipiente con una serie de graves problemas sociales, ocasionados por políticos corruptos, de todos los partidos políticos, que han condenado al pueblo a vivir de forma miserable, mientras ellos se dan la gran vida.
Ojalá que en este segundo mandato, “Mel”, se ponga la mano en la conciencia y piense en el bienestar de los pobres y no atente contra la Constitución vigente y nuestro sistema democrático. Hasta la saciedad se ha demostrado que el problema no es la Constitución ni las leyes, sino las personas que no las aplican y anteponen sus intereses personales y relegan los sagrados intereses de la patria.
Definitivamente no deseamos que este segundo mandato de “Mel” sea una continuación del anterior, en donde prevaleció la violencia, se incrementó en gran medida el narcotráfico y el crimen organizado, se despilfarró el dinero de la condonación de la pobreza; se efectuó un saqueo a manos llenas en todas las instituciones del Estado; se gastó en puros, en mantenimiento de caballos; etc. Y, sobre todo, se dividió a la familia hondureña con el proyecto de la cuarta urna, que fue una intentona para abolir la Constitución.
¡Que en este segundo mandato de “Mel” prevalezca el respeto a la Constitución y nuestro sistema democrático!
