¿CUÁL CONFIANZA?

MA
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23 de febrero de 2022
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12:25 am
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¿CUÁL CONFIANZA?

ESPERAMOS que desde que tomaron estos datos el año pasado, el ánimo colectivo haya variado. Sin embargo, “las expectativas económicas de los hogares hondureños se ubicaban en una posición pesimista motivadas principalmente por la incertidumbre y la inestabilidad política, deterioro de las condiciones socioeconómicas, procesos débiles de reactivación de la economía de los efectos de la pandemia, el aumento de la pobreza, entre otros”. Esos hallazgos son del Índice de la Confianza del Consumidor, un estudio publicado por el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales (IIES) en colaboración con el Cohep. La Encuesta Económica Familiar Multipropósito de la UNAH se llevó a cabo en forma virtual durante el tercer trimestre del año pasado en 38,939 hogares de estudiantes universitarios en 281 municipios. Según los resultados, el 56% de la población percibía que el contexto económico sería malo en los próximos 12 meses.

Los datos son reflejo de la realidad que atraviesa el país: “Una tasa de desempleo alta, una recuperación económica desigual, cierre de Mipymes, (pequeñas y medianas empresas), aumento en la pobreza, poca eficiencia de la inversión social, sistema de salud débil, y poca confianza en el sistema de justicia”. ¿Cuánto de eso ha cambiado de allá para acá? Además, hay otro factor que exacerba aún más este clima generalizado de desconfianza. Se trata de la influencia maligna que se ha introducido en el alma y el espíritu de las personas, manipulándoles las mentes y controlándoles las vidas. Tampoco que ese poder hipnótico que robotiza zombis adictos a la frivolidad, al conflicto, a la desinformación y a la proliferación de odiosidad, embrutezca solo víctimas en sociedades de estos arriscos parajes tropicales. Sobre ese mismo surtidor de desconfianza Tom Friedman –el influyente escritor estadounidense– advertía: “Algo que le ha sucedido a Estados Unidos durante los últimos 20 años es una erosión general de la confianza”. “Personas en el gobierno y personas entre sí”. “Sí, el gobierno se ha equivocado y los expertos se han equivocado y merecen ser cuestionados”. “Pero mucho de este mal instigador de la desconfianza son las redes sociales”. “Ahora estamos en medio de una infodemia, no solo una pandemia, impulsada por Twitter y Facebook y todas estas redes sociales, cuyo modelo de negocio es enfurecer y dividir a la gente”. La interrelación en la comunidad, que antes transcurría en forma afectiva y personal, hoy es una socialización antisocial. Como el conflicto enerva la sangre, ese es el combustible de las plataformas tecnológicas. Incitar conflicto entre los usuarios. Para mantenerlos conectados –compitiendo por “likes” hasta el frenesí– enfrentados unos a otros.

Muestra que este trastorno deformador, lejos de frenar, ni esperanza que vaya a revertirse, va a empeorar, ¿quién creen que acaba de lanzar su surtidor? Ni más ni menos que la autoría intelectual de la toma violenta del Capitolio para evitar la certificación de resultados electorales. Lo insólito es que, a un año de la toma de posesión, la gran mentira, difundida y repetida a lo Goebbels –que hubo fraude y se robaron la elección– dos tercios de los republicanos y uno de cada tres votantes todavía la creen. El ex POTUS acaba de lanzar su “Truth Social” (Verdad Social), para competir con plataformas como Twitter y Facebook. Anunciada como una aplicación en la que no existe “discriminación política”, totalmente gratuita, en inglés, de momento solo puede ser descargada para iPhone. Pronto estará disponible para Android. A la hora del lanzamiento la plataforma era la aplicación más descargada del día en la tienda virtual de Apple, por encima de TikTok, YouTube, Instagram y Facebook. (¿Cuál confianza? –pregunta el Sisimite, si ese es un valor depreciado. Así como el buen hábito de la lectura y “el respeto al derecho ajeno es la paz”, que hoy son enmohecidas reliquias del pasado).

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