¿Golpe de Estado suave?

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25 de febrero de 2022
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12:03 am
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¿Golpe de Estado suave?

CONTRACORRIENTE

Por: Juan Ramón Martínez

Contra a lo que esperábamos, estamos en un proceso de involución. En vez de reconstruir los daños al sistema jurídico de los últimos ocho años -los más severos de la historia, porque mantuvo las formas, pero dañó las esencias- desde el 27 de enero, lo que tenemos es un rechazo a las formas y por esta vía, irrespeto a las disposiciones constitucionales. Otra dictadura. Mientras en el período anterior, ahora en la involución II, lo brusco y rural, irrespeta a las formas, dañando las esencias constitucionales. El Congreso Nacional es un ejemplo. El actual es ilegal. Aceptado por la clase política y por la población poco consciente de los peligros que tal cosa entraña, de modo que las leyes que vote, son nulas, aunque aceptadas por la benevolencia del electorado o sostenidas por la perversidad o la ignorancia de la clase política; y cualquier persona en otro momento, invocará tal ilegalidad para proteger sus intereses, incluso aquellos que afecten a los hondureños. Porque hay algo importante: el sistema jurídico nacional, es uno -como todos los demás- subordinado a tribunales internacionales, comisiones y consejos que atienden desde defensa de los derechos humanos, obligatoriedad de contratos, obediencia a tratados, validez de las acciones locales hasta respeto a la libre competencia. De modo que, en vez de ir para adelante, hemos marchado hacia atrás, sonámbulos, sin darnos cuenta que estamos comprometiendo el desarrollo, impidiendo el progreso democrático, debilitando la libertad y dañando los derechos humanos. Como conclusión, poniendo en precario la existencia de Honduras. Finalmente, hay que reconocer que lo que nos ocurre, no es extraño. Según los expertos, el 98% de los latinoamericanos, vivimos en regímenes no democráticos y en sociedades pre capitalistas, de “fusil y caza”. Bruscas y ordinarias, bajo el imperio de caudillos que creen que la nación es, una finca particular; y que los que toman decisiones, sus propietarios y nosotros sus peones.

Para sustentar lo anterior, haremos un repaso de lo que ha ocurrido en menos de un mes en Honduras. Tuvimos una toma de posesión jurídicamente apegada a la ley; pero alejada de las formas, en la medida en que teníamos, dos juntas directivas y un Congreso Nacional, no constituido. Pero, aunque en la práctica, no teníamos y seguimos sin tenerlo, el “Congreso” empezó a legislar y a tomar decisiones peligrosas, no solo para la seguridad y la libertad de los hondureños, sino para la capacidad de Honduras para contratar y asegurar que los oferentes, cumplan con sus obligaciones. Sin correr riesgo de obligarlos a cumplir lo pactado. El Procurador del Estado es ilegítimo y, en consecuencia, aunque gane pleitos en favor del Estado, puede ser tachado e inhabilitado por su ilegitimidad.

En el Ejecutivo, ha ocurrido “un golpe de Estado suave”. Aunque los electores elegimos a Xiomara Castro como Presidente de la República, en la práctica, su marido, Manuel Zelaya, la ha desplazado, ilegalmente, asumiendo la dirección del Consejo de Ministros; y, además, hablando en nombre suyo, a la cual, mantiene en silencio, tratándola como lo ha hecho en el pasado, como su esposa, dedicado a las tareas protocolarias, irrespetando su carácter de titular del Ejecutivo y ofendiendo la soberanía nacional. Xiomara Castro es más que esposa. Es Presidente de Honduras.

Es muy poco el tiempo transcurrido para afirmar que “el golpe de Estado suave” se consolidará. El que el senador Marco Rubio le haya recomendado a Xiomara Castro que no le obedezca a su marido; y que, no repita los errores de este, da la impresión que las recomendaciones han llegado cuando el desplazamiento suyo de la titularidad presidencial, se ha producido. Sin embargo, no es descartable la reacción de Xiomara Castro que, como dice un amigo, tiene, en las formas y en la legalidad, el derecho a la toma de decisiones legítimas. Una toma de conciencia de su parte, una ruptura poniendo en su lugar a su marido, puede revertir la situación y producir un nuevo gobierno. Especialmente si ella, crea una alianza, expulsando los extremistas de Libre, apasionados del presupuesto; y crea un núcleo de poder, en el que esté lo más representativo del país: militares, policías, iglesias, colegios profesionales, asociaciones civiles, intelectuales y organizaciones internacionales. Así, puede retomar el mando y expulsar a su irrespetuoso marido, -además del dormitorio familiar-, de la Casa Presidencial. Del país incluso.

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