Sulma Reyes, la policía más antigua de Honduras

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26 de febrero de 2022
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12:09 am
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Sulma Reyes, la policía más antigua de Honduras

Testigo y sobreviviente de todos los “terremotos” institucionales desde 1983, cuando llegó a los 14 años, Sulma Reyes es una policía a toda prueba. Es también la más antigua, pasando por todos los cargos relevantes. Preparada para el trato ciudadano y para enfrentar el crimen. En esta nueva etapa institucional, como miembro del alto mando policial, considera que ha llegado el ascenso de las mujeres al poder en todos los ámbitos. Por su lado, le sobran los méritos y las anécdotas, entre estas, el día que le tocó recibir en Támara a nada menos y nada más que a María Isabel Sierra, más conocida en el mundo criminal como “La Diabla” y tuvo bajo su custodia a la primera asesina en serie, Alma Cleotilde Grand, alias “La Bruja Cleo”.

–¿Cómo fue su primer contacto con la Policía?
Estaba en el colegio cuando llegaron a mi pueblo unas mujeres policías a promocionar la carrera. Eran muy guapas, elegantes con sus uniformes, paracaidistas, eso llamó la atención y varias chicas que decidimos venirnos. Yo tenía 14 años.

— ¿Qué año era?
1983.

–¿Desde entonces está?
Sí.

–¿Pensó en otra carrera?
Como mi abuelo murió y él era el que me ayudaba con los estudios, no pude estudiar ingeniería.

–¿Le dijeron algo sus padres cuando se vino?
Realmente, yo vivía con una tía y ella decidió apoyarme firmando la autorización por ser menor de edad.

–¿Sería que no la aguantaban en la casa?
No, para nada, era bien tranquilita, de hecho, siempre me gustó sobresalir en las exposiciones, la líder de mi grupo.

–¿Le costó adaptarse a la Policía?
Tenía otro concepto, pensaba que trabajaría medio tiempo, pero luego caí a la realidad comenzando por el entrenamiento, que era bien pesado.

–¿Cómo entrenaban?
Pechadas, culucas, polichilenas, abdominales, yo estaba acostumbrada porque en el colegio tenía un profesor que nos ponía a correr hasta la barra del río Aguán, jugábamos fútbol, en fin, era un entrenamiento militar, así que cuando vine aquí ya podía hacer, con la diferencia que era a diario.

Al mando del escuadrón femenino.

–¿Las entrenaban hombres?
Era mujer, una sargento primero, tenía un pelo tan largo y tan bonito y un cuerpazo. Como las clases las recibíamos en El Picacho y la sede de la Policía Femenina era en El Manchén, a veces, nos llevaba corriendo hasta El Picacho.

–¿Cómo era el machismo de la Policía en aquel tiempo?
Existía, como en todos los tiempos y en todas las oficinas, pero fui afortunada en muchas asignaciones para mujeres en el Estado Mayor, donde elaboraba los listados de reclutamiento, en el Juzgado de Policía y en Casa Presidencial.

–¿Nada de oporativos?
Claro, mucho operativo, antes, la Policía Femenina patrullábamos la calle peatonal, control de tránsito, seguridad en los estadios de fútbol, museos, rescate de niños de la calle.

–¿La arrestaron en el calabozo?
Sí, hasta 30 días, varias veces. Recién llegada, es una historia que mejor me reservo.

–¿Su primer ascenso?
Como la Policía pertenecía a las Fuerzas Armadas, ascendí hasta sargento primero con 22 años, la gente se sorprendía cuando me miraba aquel montón de rayas en el brazo, después vinieron las insignias de metal y las rayas.

Motagua de corazón.

–¿No fue a la academia?
No, recuerde que en aquel entonces le llamaban subteniente de línea, lo que hoy conocemos como escala básica. Una vez siendo sargento primero, a usted lo proponían siempre y cuando existiera la vacante en las mujeres, no era usual que lo propusieran porque no había vacantes en la Policía Femenina, pero a mí se me presentó y bastante joven porque yo ascendí a los 24 años.

–¿Qué cargos tuvo?
Comencé siendo jefa del escuadrón de El Manchén con 200 mujeres a cargo, y como subteniente fui jefa de las postas de La Granja, San Francisco y la San Miguel.

–¿Tuvo que poner las chachas a hombres?
Sí.

–¿Sitió temor?
Nuestra formación y el entrenamiento era muy fuerte y esa confrontación con el peligro se volvía normal. Recibíamos bastante preparación en artes marciales, yo fui yudoca cinta café, me retiré por una fractura en una competencia de yudo.

–¿Puntería con la pistola?
Muy bien, era parte del entrenamiento.

–¿La asustó el trabajo de la calle?
No, es que yo venía de la calle como policía femenina, entonces, ya como oficial tuve la dicha de desempeñarme en todos los cargos posibles: Fui jefa de la Policía de Hacienda del Litoral Atlántico, Policía Preventiva en La Ceiba, jefa del Escuadrón de Tránsito en Tegucigalpa y Comandante Departamental.

–¿Nada que ver con escritorios?
Para nada, también fui directora de la cárcel de mujeres en tres ocasiones con más de mil privadas de libertad, entre ellas María Isabel Sierra, la famosa “Diabla”.

Recibiendo su ascenso a subteniente “de línea” de manos del extinto jefe policial Julio César Chávez.

–¿La trató?
Pues, hice mi trabajo de reiserción, colaboró mucho y cuando salió realmente cambió, se dedicó a dar su testimonio, ahora vive en el extranjero.

–¿Y a “La Bruja Cleo?
No, ella ya estaba ahí, la traté, pero no tanto como a “La Diabla”.
(Alma Cleotilde Grand, más conocida como “La Bruja Cleo”, fue la primera asesina en serie. Murió el pasado 11 de noviembre del 2021 en su celda cumpliendo 23 de los 70 años de su condena).

–¿Cree que estas dos mujeres eran culpables?
Sí estaban ahí es porque les comprobaron sus delitos.

–¿Los subalternos le hacen caso a las jefas tanto como a los jefes?
Al principio había reticencia, un poco de rechazo, ahora, es normal.

–¿Hay diferencias en el mando?
Tal vez, el trato podría ser alguna diferencia, las mujeres somos más dadas a escuchar los problemas y tal vez ellos no se lo cuentan a los hombres.

–¿Se considera una jefa “yuca”?
Me considero una persona justa.

–¿Quiso renunciar en algún momento?
Sí, como en 2 ocasiones, tuve muchos obstáculos, pero les he superado.

–¿Relacionados con la institución?
No, para nada, eran otro tipo de situaciones, quizás en algún momento pensé probar mi vida en el ámbito civil.

En sus inicios en la Policía Femenina.

–¿Cuál era su salario en aquel tiempo?
¡Uy! Eran como unos 140 o 170 lempiras. Y 1,300 como subteniente.

–¿Hay mujeres más antiguas que usted en la institución?
No, solo estaba la comisionada Cárdenas, pero se retiró hace 23 años.

–¿Se puede retirar ya?
Sí, pero no con una pensión del 100 por ciento porque comencé a cotizar en el IPM desde 1995, siendo oficial, o sea, que los años de policía hasta sargento prácticamente fueron regalados.

–¿Sintió que en algún momento la podían depurar?
Definitivamente, no. Creo que las mujeres somos menos dadas a la corrupción. En mi caso personal, tuve buenas mentoras como mis generales Coralia Rivera, Mirna Suazo y mi comisionada María Luisa Borjas y Doris Cárdenas, que nos enseñaronn a hacer lo correcto. Como en muchas instituciones, no solo en la Policía, pasa que mucha gente se desvía pero no es mi caso.

–¿Pasa por buen momento la Policía Nacional en cuanto a credibilidad ante la población?
Siento que este es el mejor momento para las mujeres, por muchas razones, sobre todo, porque nombraron a muchas mujeres como comandantes de unidades metropolitanas y departamentales, en la estructura de nivel de directores está su servidora, hay mucha equidad de género.

–Sin embargo, desde hace 20 años no se vuelve a nombrar una mujer, como directora, ¿por qué?
Después de la última directora hubo un desfase porque la más antigua en ese momento tenía el grado de comisaria y la antigüedad no le permitía ocupar un cargo a nivel de directorio estratégico. Las mujeres en relación a los hombres, en aquel entonces era del tres por ciento, hoy somos el 20 por ciento. Somos unas 180 y entre ellas 25 con grado superior.

–A usted le falta una estrellita para ser comisionada general, ¿está en tiempo para lograrla?
Sí, y es nuestro anhelo.

–¿Qué hace en su actual cargo?
Soy la Directora Nacional de Protección y Servicios Especiales. Una de mis funciones es diseñar, planificar y brindarle seguridad a todos aquellos funcionarios, exfuncionarios, cuerpo diplomático, defensores y defensoras de derechos humanos, periodistas y todas aquellas personas que a través de una solicitud o denuncia consideran que está en riesgo su vida.

—La gente no confía en la Policía, ¿tiene esa misma percepción?
Mi percepción es totalmente diferente. De hecho, el mandato de nuestra Presidenta Xiomara Castro es repotenciar la Policía Comunitaria, que la gente participe, trabajar mano a mano con la comunidad para resolver la problemática en conjunto. Estamos comprometidos a hacer una Policía Comunitaria que medie, un policía que atienda, amable, respetuoso.

–¿Anduvo de novia con algún policía?
De hecho, estuve casada con un compañero de promoción, pero no funcionó.

–¿Ninguno se dejaba mandar?
Es complicado, a veces, nunca permanecemos en el mismo lugar, porque somos asignados en diferentes lugares, pero hay bastantes parejas estables en la Policía.

Ella es…
Sulma Selenia Reyes Amaya nació en Tocoa, Colón. Estudió en el Instituto Santa Teresista de Tegucigalpa, pasante de la carrera de periodismo, egresada de la carrera de Ciencias Policiales de la Universidad de la Policía Nacional. Actualmente obstenta el rango de comisionada y miembro del directorio nacional a cargo de la Dirección Nacional de Protección y Servicios Especiales.

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