Vicente Mejía Colindres a Carías Andino: “DESEO QUE EN ESTE CARGO SEAS MENOS INFORTUNADO QUE YO”
Juan Ramón Martínez
I
Tiburcio Carías Andino y Manuel Zelaya Rosales se parecen mucho. Son caudillos de bigote; uno risueño y, el otro serio, grave y solemne. El uno, impertérrito, como estatua ambulante que provocaba miedo. Dios amenazante. Zelaya, ruidoso, risueño, dicharachero y amigable. Simpático y entrador. Uno graduado en leyes (Carías Andino), el otro con pocos estudios, es bachiller en ciencias y letras. Uno, sexualmente austero y casto. De una sola mujer conocida. El otro, con reputación de mujeriego. Espíritu de trovador, y ánimo de compositor mañanero. Los dos son liberales. Ambos han hecho lo que nunca antes. Dejaron de serlo formalmente, unidos por el deseo de destruir al Partido Liberal. Carías los mantuvo a raya durante 16 años, en tiempos en que los liberales tenían coraje y ponían la cara ante sus verdugos. Zelaya, más hábil en el manejo político y en el uso de los medios de comunicación y con unas Fuerzas Armadas que no domina; pero que usa cuando lo cree necesario, útiles para desanimar a los liberales que prematuramente, las subordinaron al Poder Ejecutivo, ha podido destruir al Partido Liberal que está a punto de enterrar con la complicidad de los dirigentes liberales con complejo de culpa, la desilusión y bajo el engañoso encanto de nuevas oportunidades. El diputado Segura se siente satisfecho, –incluso honrado– solo porque el “verdugo liberal”, en la celebración del décimo aniversario de la fundación de Libre, reconoce que vienen del mismo tronco, sin darse cuenta que al final, Zelaya cambiará el nombre de su partido; y se volverá dueño definitivo del Partido Liberal. Carías, fundó el Partido Nacional. El que hasta ahora, ha sobrevivido, con pronóstico reservado. Carías Andino, lo tuvo más difícil. Los liberales todavía tenían armas al cinto, orgullo y valentía para ver de frente. Y sabían que en la guerra podían derrotarlo. Y aunque no lo hicieron nunca, mantuvieron la rebeldía que se volvió cívica con Villeda Morales y cuando para entonces, el caudillo por los años, había perdido, energías, lealtades y seguidores. Pero Carías fue más caudillo que Zelaya. Participó desde los 17 años, junto a su padre y sus hermanos, en las montoneras que sustituían a costo de sangre, los procesos de sustitución de las élites, vía elecciones, en el gozo lujurioso del poder. Fundó como Zelaya su propio partido y solo cuando sus seguidores lo vieron decrepito, lo dejaron solo en el barrio La Moncada, rumiando sus recuerdos, adolorido por las ingratitudes de los que hacían pocos años, le daban la espalda y emprendían su propio camino. Quiso sobrevivir aprovechando a los militares –como lo hace Zelaya–; después, imponiendo a su hijo Gonzalo; pero en 1963, los astros se habían desalineado. A Zelaya, más exitoso, aliado con Nasralla, –un extraño producto de la política nacional–, ha impuesto a su esposa Xiomara Castro como Presidente, a la que usa cuando quiere y mantiene encerrada, hablando en su nombre y actuando frente a su figura. Intentará, dentro de cuatro años, crear una dinastía como en Nicaragua, buscando imponer a algunos de sus hijos. Por la resistencia que le ha impuesto Jorge Cálix, es probable anticipar que seguirá el mismo camino, pero obtendrá similares resultados que Carías Andino. Con la probable diferencia que cuando agote el prestigio de las Fuerzas Armadas como instrumento legítimo de dominación, puede terminar, pidiendo clemencia como su antepasado el “cusco” Zelaya, cuando sus enemigos, en perdidos caminos, terminen con su discurso, su sonrisa, su bigote caído y sus bromas ruidosas. Entrando por los sótanos oscuros del silencio, por los siglos de los siglos. O vencido en una probable guerra civil, en donde los hondureños, haciendo a un lado a los militares, levanten sus armas y terminen con su caudillaje. Carías en cambio, terminó pacíficamente sus días, en su cama, cumpliendo los designios de la voluntad de Dios. Sin una herida en el cuerpo.
II
Como hemos dicho antes, la venganza y el odio entre los políticos hondureños, no ha tenido raíces ideológicas. Se ha basado en motivaciones elementales, primarias, viscerales. En 1891, durante la gestión del presidente Luis Bográn, que había sustituido a Marco Aurelio Soto cuando interrumpió sus relaciones con el general Barrios de Guatemala, “el Congreso, perdió su tiempo en cursilerías insensatas al grado que no pudo estudiar los asuntos que le fueron sometidos, y terminó sus labores sin aprobar siquiera los actos del Ejecutivo en el ramo de hacienda. Bográn no fue previsor y jamás pensó que un día podría el general Domingo Vásquez ocupar también la primera magistratura; allí estuvo, precisamente, su lamentable equivocación, pues cuando por una de esas veleidades de la política hondureña, Vásquez se convirtió de la noche a la mañana en amo supremo de Honduras, lo primero que hizo fue obligar a la legislatura de 1893 descalificar la memoria de Hacienda de 1891. El doctor Policarpo Bonilla también enemigo del general Bográn, aprovechó la disposición de Vásquez, ordenando cuando llegó al poder, la fiscalización de la administración del general Bográn y la ejecución de un juicio rápido. Con razón dijo don Carlos F. Alvarado, refiriéndose a la legislatura de 1891: Jamás Congreso alguno gastó tanto tiempo en hacer tan poca cosa. Vásquez influyó, valiéndose de su poder, para que el Congreso declarara al general Bográn responsable por una gran cantidad de dinero que aquel pudo probar más tarde, había invertido en pago de servicios públicos. Decía don Carlos F. Alvarado: Bográn como hombre honrado creía en la honradez de los demás” (Lucas Paredes, Drama Político de Honduras, 51).
III
La libertad de prensa, solo fue consignada por primera vez, en la Constitución de 1880. Antes no se podían hacer críticas a las autoridades. Pero, aún varios años después, los gobernantes no siempre la han respetado. “Como resultado de las críticas que hizo el periodista Salatiel Rosales a los abusos de poder cometidos por funcionarios del gobierno de Rafael López Gutiérrez (1920-1924) este fue desterrado. A dichos abusos deben agregarse los actos de corrupción perpetrados por sus cuñados, los Lagos -hermanos de su esposa, la primera dama- quienes vendieron lotes alternos en la Costa Norte, los cuales se encontraban establecidos en la legislación agraria nacional y adjudicados a los hondureños para impedir el acaparamiento de tierras en esa zona fértil por parte de las empresas bananeras multinacionales, beneficiadas con generosas concesiones territoriales, hídricas y fiscales por parte del Estado hondureño” (Mario Argueta, Abel García Cálix, Editorial UNAH, 2021, 50). Rosales fue expulsado a Belice y después se estableció en México, donde murió. Después del 1 de febrero de 1933, Honduras aumentó el número de asilados políticos. Carías, expulsó a nacionalistas que no le quisieron seguir fielmente, como los Callejas y los intelectuales liberales. La mayoría, se establecieron en México, alrededor de la figura de su eterno adversario, José Ángel Zúñiga Huete, el llamado “León del Liberalismo”.
IV
En su discurso inaugural, la Presidente Xiomara Castro hizo alusión al socialismo democrático, sin mayor abundamiento. Casi de pasada. Alfonso Guillén Zelaya, uno de los más sólidos pensadores hondureños, escribió años antes (1927) que “La literatura moscovita de la Rusia del soviet que plantea problemas de aquellas latitudes no podrán servir de pauta al obrero hondureño (….) por consiguiente nuestra situación es otra y muy distinta a la de las masas trabajadoras de las naciones del viejo mundo. Las ideas socialistas que flotan en el ambiente, dada nuestra falta de población y de capitales, son las del socialismo de Estado, dirigidas por nuestras leyes y sobre todo por el capítulo XX de la Constitución Política, (1924) inspirada en principios claros y concretos de las modernas renovaciones sociales que vinculan fuertemente el capital y el trabajo, factores que deben y pueden ser el oriente del obrerismo hondureño” (Zelaya, 1999.97, citado por Argueta, 2021: 60). El populismo se ha vuelto alternativa, porque buscando los mismos resultados, se usan los mecanismos electorales de la democracia liberal, para desde el poder, modificar la correlación de fuerzas y alterar el curso de la historia. En la eterna búsqueda de la igualdad, con estrepitosos fracasos.
V
“El 24 de marzo de 1987, El Congreso Nacional acordó la creación del Instituto Técnico Agropecuario de Occidente, con sede en la ciudad de La Esperanza, departamento de Intibucá, como dependencia de la Secretaría de Estado en el Despacho de Educación Pública. Los planes de estudio y funcionamiento serán diseñados y ejecutados por la Dirección General de Educación Técnica” (Alexis de Oliva, 2001:327)
VI
El 21 de mayo del 2008, el semanario gubernamental Poder Ciudadano, informa que “el Ministerio Público interpuso ante los tribunales de Justicia una denuncia que Industria y Comercio documentó sobre la distribución dolosa de combustibles. El fiscal especial de Protección al Consumidor del Ministerio Público, Luis Navas, ratificó que la denuncia interpuesta por autoridades de Industria y Comercio, en contra de las distribuidoras de combustible es para responder por el supuesto delito de estafa continuada en contra de los consumidores, esto por mantener desabastecidas las gasolineras. Asimismo mencionó que podía tratarse de una situación dolosa de fraude, acaparamiento y desobediencia, ya que la ley dice que es una obligación tener garantizado un inventario de al menos para 15 días, en un caso de emergencia en el país, sin embargo días atrás, se reportó que muchas distribuidoras estaban desabastecidas y se detalló que las compañías importadoras cobran al consumidor entre 80 centavos a un lempira por cada galón, esto por almacenaje de combustible en caso de una eventualidad” (Poder Ciudadano, 21 de mayo del 2008). El precio internacional del petróleo en esa fecha había alcanzado 127 dólares el barril.
