Estamos ya en guerra mundial económica

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17 de marzo de 2022
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12:04 am
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Estamos ya en guerra mundial económica

Por: Mario E. Fumero

Mientras Rusia ejecuta una invasión a Ucrania desencadenando una guerra brutal, el mundo occidental le ha declarado a Rusia una guerra mundial, pero no de índole físico, ni de invasión, sino en su economía.

Podemos afirmar que hay dos declaraciones de guerra, la convencional con bombas, balas y confrontación física que es lo que ocurre en Ucrania, y la guerra económica que promueve un bloqueo financiero, paralizando el comercio y creando un boicot a los productos y empresas extranjeras que operan en Rusia. Estas medidas drásticas a nivel financiero tratan de asfixiar al pueblo ruso. Mientras tanto Rusia ejecuta su guerra convencional en Ucrania, no actuando físicamente, Occidente en la misma aunque apoya a ese pueblo, pero acuden a ejecutar una declaración de guerra económica a Rusia, y aunque en un sentido es menos mortal como la guerra convencional, a largo plazo hace un efecto dominó que va socavando el poder económico del país agresor, llevándole lentamente a una crisis que puede desencadenar el hambre, la parálisis industrial, el desempleo y la devaluación de su moneda.

Sin embargo, no cabe duda que la guerra económica contra Rusia tiene un impacto rebote en los países de Occidente, y lo cual ya lo estamos viendo por el alza de los combustibles que dispara la inflación y el alcance exorbitante de los alimentos, reduciendo el poder adquisitivo de las personas al mínimo, por haber una disminución de las exportaciones procedente de una potencia que como Rusia abastece con petróleo y gas a muchos países occidentales.

Quiere decir que esta guerra económica que afecta grandemente a Rusia también tiene sus repercusiones en Europa y Estados Unidos, y de forma colateral, se extiende a los países que dependen de estas naciones, como Honduras.

¿Qué tiempo durará esta crisis económica y hasta dónde llegará la inflación y los precios de los carburantes? Va a depender de dos factores; uno del tiempo que dure la guerra de Rusia con Ucrania, y dos; del tiempo que se requiera para recuperarse la economía de guerra lo cual requerirá años para recuperar las pérdidas sufridas y altos precios sufridos por la escasez de productos.

El alza de los combustibles indudablemente produce un grave efecto en el comercio mundial ya que afecta los precios de todos los productos que se tienen que mover por medio de vehículos, los cuales requieren combustible y claro está así el transporte tiene que pagar más alto los precios de los combustibles, esta subida será trasladada a los productos que transportan y a su vez al pueblo que los consume. También encarecerá la producción a nivel industrial ya que se tendrá que pagar más alta la energía que mueve las fábricas.

En una guerra económica el aumento del costo de la vida y la inflación superará enormemente el poder adquisitivo de las personas, el cual no podrá equilibrar rápidamente a la realidad de la crisis económica existente, lo que va a desencadenar un aumento del hambre, y un posiblemente racionamiento de energía, combustible y posterior escasez de alimentos, algo que ya es patente en las grandes ciudades de los países capitalistas.

Así que la guerra económica a Rusia también tiene sus repercusiones en los países que la ejecutan y colateralmente, en aquellos ajenos que dependen de estos países, por lo que, sin ser un pájaro de mal agüero, la lógica de los eventos actuales nos lleva a considerar que la situación se volverá difícil y caótica, a menos que empecemos desde ahora a adoptar medidas radicales para reducir el consumo de combustible, y fortalecer la producción nacional, para lo cual debemos buscar mecanismos que nos ayuden a atenuar el alza de la canasta básica, porque sería insostenible enfrentar una inflación de más del 12% con unos salarios que apenas sube un 3% ,lo que evidencia que cada vez el trabajador se va empobreciendo como consecuencia de una guerra, la cual nada tiene con nosotros, pero tenemos que pagar las consecuencias de forma indirecta.

Siempre he creído y enseñado que, como cristianos coherentes de la revelación bíblica, debemos siempre prepararnos para lo peor, aunque ocurra lo mejor, porque nada perdemos con ello, pero si nos preparamos para lo mejor y ocurre lo peor las consecuencias serán funestas.

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www.contralaapostasia.com

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