“VAMOS a luchar en las calles, en el bosque, en las costas, por tierra y por aire, hasta el final, pero no nos rendiremos”, dijo, para recibir una ovación de pie en la Cámara de los Comunes del Reino Unido. Parafraseaba el célebre discurso de Churchill anunciando la exitosa evacuación de Dunquerque. De igual forma se presentó en comparecencia virtual ante el Parlamento canadiense: “Imagínense –les dijo– que Toronto fuera Kiev”. Y ahora ante una sesión conjunta del Senado y la Cámara de Representantes: “Amigos, estadounidenses, en su gran historia tienen páginas que les permitirían entender a los ucranianos”. “Entendernos ahora, cuando los necesitamos en este momento”. “Recuerden Pearl Harbor, la terrible mañana del 7 de diciembre de 1941; un cielo negro por los aviones que los atacaban”.
“Recuerden, el 11 de septiembre, un día terrible en 2001 cuando la maldad trató de convertir las ciudades de Estados Unidos en campos de batalla, cuando personas inocentes fueron atacadas desde el aire, como nadie más lo esperaba y no pudieron detenerlo”. “Nuestro país vive lo mismo, todos los días, ahora mismo en este momento”. Zelenski insistió en su pedido de “una zona de exclusión aérea sobre Ucrania, para proteger los civiles”. “¿Es esto –preguntó dos veces– pedir demasiado?”. Relatando la pesadilla de los brutales ataques rusos, lanzando misiles, bombas, drones mortales, pidió “una respuesta de todo el mundo a este terror”. “Ustedes saben cuánto el campo de batalla depende de la capacidad de usar aviones, aviación poderosa y fuerte para proteger a nuestra gente, nuestra libertad, nuestra tierra; aviones que pueden ayudar a Ucrania, ayudar a Europa”. Saben que existen y los tienen, pero están estacionados en tierra, no protegiendo el cielo ucraniano”. Sobre estas peticiones, el gobierno norteamericano ha sido cauteloso, temiendo un escalonamiento de la guerra que embroque a los Estados Unidos directamente en el conflicto. Si bien hay apoyo bipartidista de asistencia a Ucrania, sobre la zona de exclusión aérea calculan que podría enfrentar a los Estados Unidos con Rusia en los cielos de Ucrania. Han optado, entonces, tanto el gobierno norteamericano como los europeos, limitarse a brindar asistencia humanitaria, de defensa y seguridad. Además de implementar duras sanciones y restricción a las importaciones rusas, destinadas a golpear su economía.
Zelenski inició su discurso elogiando la valentía de los ucranianos y de las tropas que defienden su país. Dramatizó el momento asegurando que: “ahora mismo, el destino de nuestro país se está decidiendo”. Concluyó su intervención dirigiéndose directamente a Biden: “Usted es el líder de su gran nación. Deseo también que sea el líder del mundo. Ser el líder del mundo significa ser el líder de la paz”. Antes de la comparecencia dijo con claridad que “no espera en corto plazo que su país se una a la OTAN”. Las negociaciones entre Rusia y Ucrania todavía no producen un alto al fuego. Mientras, Rusia intensifica su cruento asalto sobre Kiev. Otras ciudades son escenario catastrófico de crueldad y destrucción. Su población civil atrapada sin agua, sin comida y sin calefacción, congelándose de frío. Putin sigue empeñado en someter a Ucrania a la impotencia. (Pero de todo lo dicho, la pasada que más le gustó al Sisimite fue cuando los servicios secretos se enteraron de la presencia de mercenarios con encargo de asesinarlo. Como medida de protección los norteamericanos ofrecieron evacuarlo. “Lo que ocupo son municiones –fue su respuesta– no un “aventón”).
