DESTITUYERON a Fujimori –quien agoniza en una clínica de cuidados intensivos– pero de allí en adelante la procesión ha sido imparable. Varios derrocados o arrimados al paredón con procesos judiciales. Alejandro Toledo, pedido en extradición a los Estados Unidos por la justicia peruana. Ollanta Humala y su señora van a juicio por presuntos delitos de corrupción vinculados a sobornos de la constructora brasileña Odebrecht. Allan García, cuando la policía ingresaba a su residencia a arrestarlo, se encerró en su habitación y se pegó un tiro en la sien. PPK cumple una condena de arresto domiciliario por lavado de activos. Fue destituido por el Congreso a media gestión. Su vicepresidente, Martín Vizcarra, llenó la vacante. Igual que Fujimori disolvió el Congreso –según dijo– en “una cruzada contra la corrupción”. Duró dos años, sin embargo –señalado por supuestos delitos de corrupción– fue destituido con una moción de censura.
Los peruanos, por lo visto, son alérgicos a los gobiernos. Por segunda vez a escasos meses de su gestión administrativa el presidente Pedro Castillo deberá acudir al Congreso a responder por los cargos que se le imputan. Para finales de mes los diputados fijaron el debate y votarán si se queda o se despide. La primera vez no pegó, pero ahora sí prosperó la moción de vacancia. A favor votaron 77 diputados, en contra 41 y una abstención. La fórmula para la destitución es la misma invocada contra los otros dos titulares del Ejecutivo que se tronaron en los últimos cuatro años. “La incapacidad moral permanente”. El artículo 114 constitucional contempla que el ejercicio de la presidencia se suspende por: “Incapacidad temporal del presidente, declarada por el Congreso”, o bien por “hallarse este sometido a proceso judicial, conforme al artículo 117 de la Constitución”. “Por impedimento temporal o permanente del Presidente de la República, asume sus funciones el primer vicepresidente”. “En defecto de este, el segundo vicepresidente. Por impedimento de ambos, el presidente del Congreso”. “Si el impedimento es permanente, el presidente del Congreso convoca de inmediato a elecciones”. Un paréntesis. Esta vez casi todos los diputados del partido Perú Libre que lo llevó al poder votaron en contra de la moción. El jefe de este partido, sin embargo, no es Castillo, sino su padrino. Ya en ejercicio del poder el profesor rural de sombrero de paja de ala ancha ha tenido varios desencuentros con él. Se trata de un político de la izquierda radical que fue inhabilitado tras haber sido condenado por corrupción.
Así fue que Castillo, segundo a bordo, pudo ser candidato. Sin embargo, entre escándalos y renuncias de varios de sus colaboradores, presiones de su padrino por colocar sus allegados, en seis meses van cuatro sacudidas de gobierno. Cuatro gabinetes distintos entre ministros que renuncian, otros que quita y los que nombra para llenar las plazas vacantes. Respondiendo al “impeachment” que le espera, Castillo expresó: “Me apena que sigan las zancadillas y no se escuche al pueblo, porque acaban de aprobar la moción de vacancia”. “Tenemos que decirle al país que nosotros no hemos venido a robarle un centavo”. “A nosotros nadie nos distrae, porque el que nada debe, nada teme. ¿Ustedes creen, que robándole un centavo el pueblo va a salir a los caminos a esperarme, creen que teniendo rabo de paja van a salir a esperar al presidente?”. (¿Otro al banquillo? –inquieta al Sisimite– ¿es que no encuentran chunche que les acomode?).
