La reelección es ilegal
Sin duda, en Honduras, el deporte rey es el fútbol, convertido hoy en día en una especie de catarsis, donde valientes aficionados que visitan los estadios van, en su inmensa mayoría a desahogarse de las penas y variados problemas emocionales que les afligen. Cada grito, cada euforia, cada movimiento es para liberar sus frustraciones cotidianas. De allí que los improperios que se lanzan tienen como diana el ejercicio arbitral por alguna decisión que se tome, e incluso, a los mismos jugadores, nacionales y extranjeros, que resultan ser un fiasco enorme en no pocos casos.
¿Habrá quiénes vayan a disfrutar del espectáculo? No creo que sea el caso, pues lo que se tiene en cada jornada es un pésimo, o cuando menos pobrísimo espectáculo balompédico, que hasta resulta irrisorio llamarlo “liga, 5 estrellas”, por atrevidos “eruditos” cronistas deportivos. El asunto es complejo y profundo, empezando por el pésimo estado de las canchas; las pobres finanzas que sacuden las arcas de varios equipos cuyos cuerpos técnicos y jugadores cobran muchas veces a los tres meses; las potras que suelen verse en casi todas las jornadas, incluso a nivel genético encontrar jugadores talentosos que hagan la diferencia, es cada vez una misión imposible. Por si fuera poco, de los diez equipos en lista, apenas uno de ellos es el que se prepara e invierte para ser el campeón siempre, el resto de los nueve parece conformarse solo con ganarle el día que se enfrentan, aunque luego sigan siendo un hazmerreír.
Y, de estos nueve, tres “llamados grandes”, son los que a veces lo han incomodado en contadas ocasiones, arrebatándole el cetro, para lo cual, tienen que esperar que los astros se pongan en línea… Aun así, la distancia es abismal entre uno y los otros, basta apreciar el palmarés de todos y entenderlo mejor. Mientras tanto… la directiva del vecino capitalino, parecía enamorada de un gastado técnico que hace años ya perdió los papeles, y, por si fuera poco, sus contrataciones son churros que solo agrandan la mediocridad de los pájaros azules. Posiblemente el negocio de los directivos esté en otro lado y con el equipo solo mantengan una clase de participación sin mayores pretensiones.
Lo peor, al final de cuentas, es que todo aquel mal hacer, viene a repercutir en su conjunto integral en el equipo de todos: la Selección Nacional, que, en estas eliminatorias mundialistas, es lo peor que hemos tenido. Son una vergüenza. Y por increíble que parezca, la heroica selección que dirigiera el profesor José de la Paz Herrera en 1982, seguirá siendo, y por lejos, la mejor.
J.J. Pérez López
Barrio El Manchén
Tegucigalpa, M.D.C.
