LETRAS Y LETRAS

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20 de marzo de 2022
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12:29 am
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LETRAS Y LETRAS

Juan Ramón Martínez

I
Dicen que las comparaciones son abusivas. Y algunas veces lo son; pero en este caso, creemos que no. Si Jesús Aguilar Paz, hizo el retrato de la patria al entregarnos el mejor mapa con que ha contado jamás el país, “Honduras” de Luis Mariñas Otero, es el mejor relato de la vida de Honduras y de los hondureños. La Comisión Nacional del Bicentenario de la Independencia, la ha reeditado por cuarta vez, desde su publicación en 1963. Es la monografía de Honduras mejor documentada, con datos sobre el espacio físico hondureño, el clima, la calidad de sus tierras y su uso; la población, su tamaño, su composición, distribución y dedicación; la historia de sus instituciones desde la colonia, hasta el proceso republicano al que clarifica en tres períodos sumamente interesantes y una discreta mirada hacia el futuro. También hace una atractiva descripción de la cultura y los valores que orientan a los hondureños. La importancia de la obra es tal que, Ramón Oquelí, el último gran historiador nacional, editó un opúsculo, bajo el título “Para actualizar a Mariñas Otero”, poniendo al día especialmente las cifras citadas por el exdiplomático español de gran recordación para los hondureños. Un libro que será distribuido en las bibliotecas escolares y secundarias de todo el país, dentro del programa de la “Fundación Terra” que financió la publicación de esta importante obra, inevitable en cada hogar donde se sueñe con una Honduras mejor.

II
No es, a nuestro juicio el mejor novelista español de este tiempo, Pero sí uno de los mejores. Aunque prefiero a Muñoz Molina, a Enrique Villa Mattas y Javier Pérez Rupertre, en “Tomás Nevinson”, renuncia a la adhesión inglesa que le da la espalda a las tradiciones hispánicas y universales, al barroquismo exagerado y al detalle insoportable, presentándonos -en cambio- una historia singular. Un hombre, que tiene la oportunidad de matar a Hitler, en la taberna en donde funda su partido y no lo hace; y que, además, otra ocasión de dispararle desde una colina cercana su casa de veraniega, tampoco lo hace, para al final, terminar, condenado cumplir pena en un campo de concentración en donde muere, justificándose que cualquiera cosa que hubiera hecho, no habría tenido ninguna utilidad, porque el Altísimo, ya tenía todas las cosas dispuestas. Y los humanos, nada podríamos hacer para cambiar su voluntad. El mecanicismo explicativo en que está atrapado; y que, le sirve para auto justificarse, nos lleva al fatalismo, al mecanicismo y el fatalismo humano, en donde el hombre pierde su libertad y entrega su vida a un “Dios” despiadado y sin misericordia. Una buena novela, mejor que las dos últimas que le habíamos leído.

III
El infatigable investigador e historiador Juan Manuel Aguilar Flores, nos ha entregado su último libro, “Breves Historias de Honduras”. Son 22. De las más interesantes, muchas de ellas, casi desconocidas o poco documentadas. Va desde la Cultura del Maíz; Proyecto del Canal Inter Oceánico; Alcaldes de Minas; Festividades en Honduras durante el período Colonial; Calles de Tegucigalpa; Presidio de la Fortaleza de Omoa; Inmueble del Museo de Arqueología de Comayagua; Hoteles en la región Central de Honduras; Datos del café; Apuros en Honduras, pagos de deuda federal; Traslados de Capitales en Honduras; Reclamos del expresidente Coronado Chávez, al gobierno de Honduras por trabajos de carpintería; hasta presentes a dignatarios hondureños; y todo lo referido a cuánto costaba contraer nupcias y viajar en Honduras en 1859. Una obra bien documentada, extraordinariamente bien escrita y de enorme utilidad para conocer no solo la operación del gobierno, como es tradicional, sino echar una mirada a la vida del pueblo, en los cinco siglos de nuestro pasado histórico.

IV
“El Cine Hondureño, arte, identidad y política”, es un importante trabajo histórico, muy bien documentado, sobre la cinematografía hondureña. Es fruto de la investigación del jesuita y dedicado profesor de la Universidad Javier en Ohio, Estados Unidos, David Inczauskis. Y resultado de cuatro años de investigación contando con el apoyo documental de la cinemateca de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, bajo cuyo sello editorial, salió publicado el libro que comentamos. Muestra el itinerario de la cinematografía hondureña, desde los años sesenta del siglo pasado, teniendo como punto de partida “Mi amigo Ángel”, de Samy Kafatty al cual señala como fundador de la cinematografía hondureña, hasta ahora. Lugar destacado le da, a la entrevista que Kafaty le hace a Neruda y “Hombres sin Tierra”, que fuera editada póstumamente y en donde se nota una mejor edición, iluminación y fotografía que en “Mi amigo Ángel”, por ejemplo. Aunque los primeros años son difíciles, se detiene en Fosy Bendeck, en su “Reyecito Criollo” y muestra como en los últimos años, la cinematografía nacional se ha vuelto muy productiva, especialmente por la irrupción de la nueva generación representada por Hispano Durón y otros nuevos valores de la industria fílmica. Solo echamos en duda, el inicio de la cinematografía en Honduras y al hecho que solo se centre en lo que los hondureños hicieron en el país inicialmente, pasando por alto, por ejemplo, los trabajos que como productor hiciera en México, a finales de los cincuenta del siglo pasado, José Antonio Nicoly Saybe que, produjo dos películas en la capital mexicana y que fueran distribuidas en todo el continente. Por lo demás, nos parece un singular esfuerzo, que da esperanzas y animo en el futuro, sobre el uso de la cinematografía como expresión de la fuerza cultural de los hondureños.

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