Jacobo, Frances, Vicky y “Pepe” Goldstein. Foto de finales de los años 70.
No puedo creer cómo ha volado el tiempo pues hoy jueves, 24 de marzo del 2022 se cumplen exactamente 13 años desde que el 24 de marzo del 2009 falleció en Boca Ratón, Florida, Frances Hope Goldstein, madre de mis hijos Victoria Patricia y José Enrique, abuela de mis nietos Marie-Claire, Natalie Hope, Alexander y Julianna y la suegra de Eduardo Macadar y Veronika Reinsch.
La conocí en la Ciudad de México el 4 de febrero de 1960, nos casamos el 15 de abril de 1961 y tuve la gran suerte de haberla tenido a mi lado por casi medio siglo, hasta que después de 11 años de batallar incesantemente y valientemente desde 1997, hasta el 2009, contra el incurable Mal de Alzheimer, que terminó quitándole la vida a la tempranera edad de los 68 años.
Ella lo fue todo para mí y mi familia. Haberla tenido a mi lado por 49 años, dos meses y tres semanas, fue el regalo más grande que Dios me pudo haber obsequiado en vida. Ella fue la gran madre de mis hijos, la gran compañera en las buenas y en las malas, una notable amiga llena de sentimiento y de nobleza, defensora de la libertad, la moralidad y el bienestar de los demás, siempre abogando a favor de los pobres y los oprimidos, con un corazón tan grande y una mente sabia, siempre preocupada por los demás, una mujer sin ínfulas y siempre presta para ayudar a los demás. Cuando joven se convirtió en México en una excelente jugadora de tenis y posteriormente, a los 65 años de edad aprendió a pintar en lo que luchaba incesantemente contra el Alzheimer hasta que el Señor se la llevó para que le ayudara a pintar el cielo con su fascinante gama de bellos y variados colores.
La he extrañado tanto durante los 156 meses desde que nos dijo adiós, la he seguido adorando cada minuto desde que nos dejó para irse al más allá. El amor que le tuve lo sigo teniendo. Ella vive eternamente en mi corazón, en mi mente, en mis sueños y en mis sentimientos. Frances, tu fuiste la gran gloria de mi vida y de nuestra familia y lo seguirás siendo hasta el día que te vuelva a ver y te tenga nuevamente en mis brazos. Que Dios te bendiga y te cuide.
