Inoperante prevención a la violencia

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25 de marzo de 2022
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12:02 am
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Inoperante prevención a la violencia

La necesidad de neutralizar la infodemia

PREVENCION Y SEGURIDAD

Por: José Antonio Pereira Ortega
Coronel ® [email protected]

“La Violencia es el último recurso del incompetente”
Isaac Asimov

La situación de violencia generalizada en nuestro país, nos lleva a concluir que esos eventos “aislados” como le gusta calificarlos a las autoridades del orden público, no reciben la debida importancia y como resultado de esa indiferencia, los pocos esfuerzos resultan inoperantes, con lo que se concluye que hay mayores probabilidades de convivir con la violencia que tener resultados eficaces en la lucha para reducirla y eliminarla.

También hay que darse cuenta que desde hace una década, nuestra conducta como ciudadanos, muestra cierta proclividad a la violencia y recurrir a ella como medio expedito en la resolución de conflictos de toda naturaleza que han ensangrentado los ambientes públicos, sociales, laborales y familiares, cobrando saldo de vidas humanas por esas conductas naturales o inducidas.

Para fundamentar nuestro artículo de opinión, insertamos lo que la Organización Mundial de Salud conceptúa acerca de la violencia: “Uso deliberado de la fuerza física o poder, ya sea en grado de amenaza o efectivo contra uno mismo, otra persona, grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, daños psicológicos, trastornos de desarrollo o privaciones, puede presentarse en la familia, comunidad, escuela, trabajo o en el espacio público llegando, en casos extremos, a causar la muerte”.

No se puede dejar de mencionar, que nuestros jóvenes y adolescentes, han crecido y cohabitado en y entre ámbitos cargados de violencia, que van desde el hogar, las escuelas, las calles y en áreas o espacios públicos, propiciando que ellos tomen como norma el ser agresivos y violentos al tener el ejemplo de sus padres, los maestros y lo más funesto en las figuras públicas como los diputados y los denominados “influencers” que en los medios de comunicación masiva exhiben su mala educación y bajeza que los catapulta a la fama por su actuación vulgar y el lenguaje soez.

Es condenable el hecho de la marcada desobligación y falta de compromiso del Estado y la sociedad como un todo, no vigilamos el ambiente de los jóvenes y niños, ni siquiera prestamos atención a las primeras manifestaciones de conducta violenta, de la agresividad al contestar, platicar con otros, etc., todo nos parece gracia y les echamos culpa a los maestros cuando populariza su nefasta actitud con sus compañeros, amigos y los mismos maestros en los centros escolares, no ponemos atención cuando inducidos se manifiestan de manera agresiva y casi criminal en las muy comunes protestas callejeras por problemas insolventes de toda la vida, que se agravan al darle tinte político o gremial.

Es incuestionable que, con la condición expuesta, el principal problema que se detecta es la ausencia de compromiso real, de la autoridad estatal encargada de la seguridad y el orden público, tanto del poder ejecutivo como del poder legislativo y del poder judicial que no toman en sus tareas, el deber de proteger a su pueblo en lo más elemental, dedicar sus mayores esfuerzos en proteger el bien jurídico de mayor valor, la vida.

Visto así, se puede percibir que pareciera que rehúyen enfrentar problemas reales, para dar rienda suelta a sus apetitos políticos por resaltar su accionar personal y del partido ni siquiera dedican recursos para identificar las señales de advertencia de la violencia que nos aqueja en todos los ámbitos y factores denota una sociedad enferma, además de la COVID-19, nos afecta la plaga de la violencia.

En otras palabras, no hay prioridad para atacar los problemas reales, no se dan cuenta que la violencia se aprende y, como todas las conductas aprendidas o inducidas, se pueden cambiar, basta un poco de voluntad y cumplir con sus obligaciones para lo que fueron electos, en vez de programas para la constituyente, y otros eventos de naturaleza política partidaria, deben elaborarse programas inmediatos para contener la violencia y salvar gente.

A nuestro parecer, y conociendo que los hechos violentos que se exhiben en nuestros medios de comunicación masiva, son por lo general hechos perpetrados por adultos y una minoría por adolescentes, y aunque se puedan identificar las causas, no percibimos que la violencia tiene su origen en las edades tempranas del ser humano y es allí donde debemos enfocarnos y por lo cual, aconsejamos que es urgente iniciar campañas de prevención en los niños y adolescentes, como población rescatable para reducir el problema de violencia en edades tempranas y cambiar la conducta de los mismos en la adultez.

De hecho, conocemos que la violencia se caracteriza por ser un fenómeno social, multifactorial y complejo, cambia según el momento y el contexto histórico social, aumentado por la falta de capacidad de diálogo de los ciudadanos, lo que aumenta el grado de violencia al tratar de resolver todo rápido y por la fuerza que en muchos casos termina en violencia.

Concluyo, destacando que este fenómeno no se circunscribe al conocimiento de estadísticas, tampoco es percepción; es un problema real que necesita atención eficiente e inmediata.

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