El dogma de Montaigne

ZV
/
28 de marzo de 2022
/
12:04 am
Síguenos
  • La Tribuna Facebook
  • La Tribuna Instagram
  • La Tribuna Twitter
  • La Tribuna Youtube
  • La Tribuna Whatsapp
El dogma de Montaigne

Por: Jairo Núñez*
[email protected]

¿Alguna vez hemos escuchado a alguien decir que la rique-za de unos es causada por la pobreza de otros? ¿Hemos pensado que los que se enriquecen es solamente porque le han robado a alguien más? ¿Nosotros hemos creído eso? ¿No verdad? Si le preguntamos a una persona de la calle: ¿cuál es el origen de la riqueza? ¿Su respuesta casi en automático será que es su pobreza? Por siglos se ha veni-do instaurando este discurso en el mundo y en Honduras se ha profundizado esta narrativa desde el 2009, al punto que está tan impregnada en la sociedad que los políticos que no hagan referencia a este discurso “no son parte del pueblo”.

Pues este pensamiento viene de un filósofo francés de nombre Michel Eyquem López de Villanueva o mejor co-nocido como Michel de Montaigne. Es un hombre muy importante en su época en el siglo XVI. Escribió una serie de ensayos, (de hecho, fue el creador de esta figura litera-ria conocida como “ensayo”). Dentro de uno de estos do-cumentos, titulado “el provecho de unos es la pobreza de otros” (Ensayo 22) da origen a la difusión de este error universal. Montaigne cree que la causa de la riqueza es la pobreza. Que las personas solo se pueden enriquecer si otros se hacen pobres. Que nunca se puede ganar algo sin perjudicar a otra persona.

Ludwig von Mises, filósofo y economista liberal del siglo XX es quien coloca el nombre de dogma de Montaigne para designar el pensamiento del filósofo francés. Mises respe-ta mucho la intelectualidad de Montaigne, sin embargo, no duda en señalar el profundo error que acarrea su pensa-miento y que fue inspiración para los movimientos marxis-tas de ultraizquierda, causa de la lucha de clases promovi-da intensamente por Marx y sus seguidores. Cualquiera con un poco de razonamiento puede saber que el dogma de Montaigne es una falacia basada en un desconocimien-to de la economía como ciencia. Precisamente un dogma es una “proposición que se asienta por firme y cierta, co-mo principio innegable, es una doctrina que no puede po-nerse en duda dentro del sistema” según la RAE.

Y precisamente porque no puede ponerse en duda es que tiende a ser una “verdad generalizada” como cualquier incuestionable dogma de fe. Sin embargo, la evidencia empírica desde la ciencia económica pone en evidencia el profundo error que trae consigo el enunciado del dogma de Montaigne y que no considera: la riqueza se crea. De hecho, varios estudios económicos apuntan que el 50% de la riqueza actual se creó en los últimos 100 años, por lo que nunca había habido tanta riqueza en la tierra como hoy, incomparable con la que existía en los tiempos de Mon-taigne. En economía sabemos que el movimiento de la riqueza no es un juego de suma cero, es decir, si yo gano cien dólares en una transacción, otra persona no tiene que perder esos cien dólares.

La creación de riqueza a través de productos digitales y criptomonedas es el vivo ejemplo de cómo esta se genera a partir de la nada. Sin embargo, este discurso que la causa de la riqueza es la pobreza, ya trasnochado, y que ha veni-do de generación en generación, es precisamente el que ha dado pie a tanto odio y resentimiento en nuestras so-ciedades, odio contra la gente que ha aprendido el arte de la acumulación de riqueza. Y como no se logra comprender este arte (exceptuando los actos de corrupción y mal habi-dos), entonces se señalan y tratamos de excusarnos en no poder avanzar económicamente porque otros ya se roba-ron la riqueza, es más, ¡hay gente que sigue creyendo que somos pobres porque Cristóbal Colón saqueó los recursos naturales de Latinoamérica hace más de 500 años! ¡Increí-ble!

Bien dice el economista y teórico social estadounidense Thomas Sowell: “cuando estaba en mi juventud, nos con-taban historias sobre personas cuyos inventos y empren-dimientos mejoraron las vidas de millones de personas. Hoy, los estudiantes están aprendiendo a admirar a aque-llos que se quejan, demandan y atacan a los que produ-cen”. Es una gran realidad la que estamos experimentan-do. En lugar de tener a personas que sirvan como inspira-ción para moverse positivamente en la vida, se tiende a admirar a aquellos que destruyen, manchan paredes y queman llantas obstaculizando el tráfico e incluso los con-vierten en diputados, alcaldes e incluso presidentes. El dogma de Montaigne ha hecho lo suyo, pero podemos hacerle frente con un pensamiento de responsabilidad y de compromiso individual para salir adelante en la vida y como bien dice George Clason, “nuestra prosperidad como nación depende de la prosperidad financiera de cada uno de nosotros como individuos”. Así que a echarle ganas y sacar esa garra catracha, q
ue ninguna doña X y su dogma de Montaigne va a solucionar nuestros problemas, al con-trario, los está empeorando.

*Jairo Núñez es doctor en ciencias y en economía, máster en administración de empresas y en ciencias políticas.

Más de Columnistas
Lo Más Visto