DISTINTAS PERSPECTIVAS

MA
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30 de marzo de 2022
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12:25 am
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DISTINTAS PERSPECTIVAS

EL editorial de ayer abordaba el éxodo migratorio. El vía crucis de desesperados compatriotas –cuando la necesidad obliga– arriesgando la vida en su pedregosa travesía. La impotencia de ver cada vez más lejana su esperanza que a ratos luce inalcanzable. La falta de trabajo –multiplicada por el estado calamitoso de las empresas nacionales que no muestran signos vitales de recuperación– que impulsa las caravanas. Los recursos que no llegan de un tal plan integral de desarrollo –enfocado a las “causas raíz” de la migración: desempleo, vulnerabilidades, pobreza, inseguridad, desastres naturales, inestabilidad política– para los países de origen. Y la viveza del gobierno mexicano de encaramarse a tuto de un plan ajeno –un plan destinado originalmente a los países centroamericanos– y capar recursos de la asistencia para alivio de los paupérrimos sectores del sur mexicano.

Sobre la modalidad de rellenar el espacio editorial con comentarios de los lectores, vamos a repetir el ejercicio, con el amable permiso de uno de ellos, a quien dicha práctica pareció recordarle “a algunos profesores de la Facultad de Derecho; que todo el período se la llevan haciendo exposiciones elaboradas por los alumnos, y no dan clase”. Nos escribe una amiga: “Estamos acostumbrados a oír de los migrantes como oír llover”. “No tienen cara –agrega en una frase lapidaria– son solo números”. Justamente en estos días he estado triste por mi electricista con el que estuve en comunicación, rogándole que se regresara. Esta fue la última vez que supe de él: “Buenos días doña Ana…gracias dios vien aquí queriendo crusar río domingo…saludos al arquitecto”. (Cuanta razón tiene sobre la forma impersonal en que se enfoca el tema migratorio. Visto solo por las cantidades que se van, los cientos de miles que viven afuera, las remesas familiares que ingresan y que sostienen la economía hondureña y evitan que se desplome del todo el tambaleante lempira. Cuando cada compatriota es una historia. La suya y la de su familia. Una historia llena de valor, de lucha, de anónimo heroísmo; historias dignas, para apreciarlas, para agradecerlas y para desear contarlas una tras otra). Para completar el artículo tomaremos partes de otros mensajes: “Solo el empleo puede mejorar la situación económica y social de los hondureños. No existe otra receta”. “Pero los últimos gobiernos en vez de incentivar la inversión la han desarticulado y somos muy pocos los que seguimos invirtiendo en un país en donde el gobierno ve cómo enemigos a los generadores de riqueza y de empleo”.

Otro: “Quienes se van, ven un ambiente hostil para ellos. Simplemente no se crearon las condiciones necesarias para retenerlos. Así como hemos estado nadie tiene verdaderas opciones para progresar. Crear condiciones, abonar la tierra y cosechar frutos dulces. Por allí hay que empezar”. Otro sobre el plan para el Triángulo Norte: “En Washington una administración ofreció mil millones de dólares. Llegó el otro con una “rebajita” a setecientos cincuenta mil. Ahora retoman el tema. Y como usted lo indica, México dice “aquí estoy yo también”. La pregunta sería: ¿Cuánto habrán gastado de esa ayuda en estudios realizados por empresas extranjeras? Espero que no. ¿Y cuánto vino de la ayuda ofrecida? ¿Y de lo poco que vino cuánto tuvo su destino previsto? ¿Y hoy, cuál sería la inversión real que ofrecen hacer? ¿O todo es asesoría y estudios? Otro comentario. “Mucha gente se va con la idea de que aquí no hay nada. Creo que cada cual es constructor de su futuro en la vida. He conocido muchas personas que no eran nadie y aquí hicieron un buen porvenir con sus vidas y para sus familias. Conocí a una señora que llegó del exterior. Le pregunté porque se vino de allá. Y me dijo: Allá es lindo muy lindo pero ambiente represivo para sobresalir. Honduras dizque feo pero mire todo lo que Dios les dio y la bendición de sus recursos naturales. ¿Si hay gente extranjera que mira lo que hay aquí, por qué nosotros no lo podemos ver? (Visto desde distintas perspectivas –deduce el Sisimite– todos parecerían tener razón. Por ejemplo, al Sisimite nada le ha faltado viviendo de la naturaleza. Pero si le mandan una remesa familiar, quien sabe si la rechace).

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