El morbo: combustible eterno de los pueblos oprimidos

MA
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30 de marzo de 2022
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12:01 am
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El morbo: combustible eterno de los pueblos oprimidos

Adán Suazo

“Pan y circo”, frase originada en Roma unos (100 A. D.), era utilizada como la última atención al pueblo romano, quienes habiendo sido despojado de sus derechos, se les recompensaba y controlaba, entregándoles trigo y accesos para presenciar los espectáculos circenses, a cambio de su total obediencia y sumisión. ¡La frase es lo de menos!, lo que se debe rescatar en esencia, es su eterna vigencia, sobre todo en los países limitados económica e ideológicamente y habitados por mayorías incultas y oprimidas. El pan evidentemente se materializa a través de bonos, bolsas solidarias o asignaciones salariales por no trabajar (paracaidismo) y el circo se puede canalizar por medio de: personas, animales o cosas… total la modernidad cambia el modo y el espectáculo, pero en esencia… es el mismo pan y el mismo circo.

Los medios modernos de comunicación, el acceso masivo a las redes sociales y la debilidad de carácter, educación, arraigo, amistad y respeto, etc., facilitan cada día más el crecimiento del morbo, esto por supuesto no es una condición exclusiva de nuestro país, pero, la reflexión que pudiésemos obtener, de reparar en nuestro entorno pudiese ser la clave para aplacar tanto odio, así como las ofensas y los altos niveles de violencia que se genera en nuestra sociedad.

Hace pocos días, se difundió la triste noticia del suicidio de un padre y su hija, suceso ocurrido en Trojes, El Paraíso, hecho atribuido al acoso a través de redes sociales. Al no existir ningún tipo de control ni límites para estos medios; solo la prudencia y sentido común nos puede al menos detener y meditar, antes de escribir o compartir basura en las redes o medios de comunicación.

Pero el problema se agudiza, cuando el morbo cibernético y mediático se origina desde las mismas esferas gubernamentales; esto se puede observar, en la forma como se manejan las acciones parlamentarias, da pena aceptar, el cómo los padres de la patria, representantes genuinos del pueblo, conducen con sus extremidades inferiores las cosas en tan importante poder, ahí caen todos sea esto, por acción u omisión; algo parecido se da en el Poder Ejecutivo, en donde cada díscola opinión, produce la reacción morbosa multiplicada al máximo, el show es permanente; el Poder Judicial aunque, solamente cosecha su controversial accionar, no le queda más que defenderse tibiamente ante su evidente inoperatividad.

Pero la cereza del pastel, la están poniendo los famosos colectivos motorizados, grupos de choque que como observamos, escandalizan y en cierto modo aterrorizan, en algunos actos de funcionarios, que desean causar ese tipo de impacto en sus comparecencias y acciones, este tipo de prácticas es de sobra conocido y practicado en países de orden dictatorial, gobernados por regímenes totalitarios.

En realidad no se trata de medir ratings de culpabilidad, o calcular, como pura competencia deportiva, los niveles de corrupción en cada gobierno, puesto que ninguno ha escapado de este síndrome maldito que nos agobia, al final, las cosas siempre caerán por su propio peso. Pero esperamos, que desde el mismo gobierno, se adopten políticas de entendimiento y armonía social, son ellos quienes deben dar la pauta, así como hay expertos en desestabilizar y confrontar la sociedad, esos mismos saben como calmar ánimos y tender puentes entre grupos ahora confrontados.

Recapacitemos: por ahora nuestro país esta siendo objeto de una atención especial por parte de los EEUU, dado que sus intereses indudablemente han sido trastocados, por el alto tráfico de cocaína que pasa por nuestra patria y que finaliza en el voraz e insaciable mercado que representa la sociedad norteamericana, sumado al permanente flujo de migrantes que salen de Honduras con la esperanza del sueño americano. Por ello se han movido, y tendido su mano otra vez, ¿a cambio de qué? Pues no se necesita pensar mucho, en esencia quieren que se controlen los efectos ya mencionados y por añadidura se garanticen los DDHH, la corrupción y se trabaje por el ansiado nivel de desarrollo… todo esto sería fabuloso, si ello nos conduce al ansiado bien común.

Pero: ¿no será contraproducente atacarse unos y otros y después tratar de refundar un país? Lógicamente no se trata de aplicar maquinaria para aplanar y después reconstruir, se trata de aplicar justicia en casos ineludibles e inocultables, se debe mejorar y no pasar el tiempo en eternas quejas.

Pero primordialmente establecer vínculos de paz y convivencia, esto solo se podrá lograr, con el fortaleciendo de: la familia, la escuela y la fe a través de las iglesias… promoviendo el morbo y consecuentemente el odio, solo nos espera, niveles de violencia incontrolables, que nos puede conducir a conflagraciones dolorosas como nación.

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