Mandela: “El estadista de la reconciliación”

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30 de marzo de 2022
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12:06 am
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Mandela: “El estadista de la reconciliación”

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Óscar Lanza Rosales
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En el artículo anterior, elaboré una minibiografía del expresidente de Sudáfrica y Premio Nobel de la Paz, Nelson Mandela, el principal abanderado de la eliminación de la segregación racial o apartheid, motivo por el cual fue reprimido, prisionero varias veces, y condenado a cadena perpetua, pero cuando cumplía los 27 años fue perdonado por el presidente blanco de ese entonces, Frederik de Klerk, a quien lo propuso como su vicepresidencia en las elecciones 1994-1999.

Cuando fue liberado, Mandela era el preso político más famoso del mundo. Manifestó a la muchedumbre que no se presentaba “como un profeta, sino como un humilde servidor vuestro, del pueblo”.
Según uno de sus biógrafos: Mandla Langa, “El color de la libertad: Los años presidenciales” que incluye un capítulo sobre “reconciliación”, Mandela, en su campaña política y su gobierno, se asoció con la imagen de amor, libertad y paz, un humanismo que desafiaba las expectativas de sus adversarios y hasta su propia gente, traumatizada por los excesos del apartheid, que lo que esperaban era una venganza. Una personalidad que cultivó desde la prisión -según sus excompañeros- como un incansable activista de los derechos humanos, nunca cejaba en comprender a sus interlocutores; siempre de buen carácter y el mejor en los debates.
Con esa mentalidad llegó al poder, al considerar que la reconciliación y la unidad nacional eran una cara de la moneda y que la otra, la reconstrucción y el desarrollo, algo que podía alcanzarse con la participación de todos.
Un proyecto de nación que, según él, requería armonía de los diferentes sectores. Había llegado la hora de compartir los recursos y beneficios para todos con equidad. Estaba resuelto a asumir el reto de lograr que el partido de los blancos -y sus seguidores, los afrikáners- que había monopolizado el poder, aceptase la pérdida del mismo y se comprometiese a la creación de una sociedad justa y reconciliada.

En una entrevista a la periodista, Oprah Winfrey, Mandela le confesó que “El corazón le decía: “Que la minoría blanca era un enemigo, y por eso no debería dialogar”. Pero la cabeza le decía: “Si no dialogas, el país arderá en llamas y, en los años venideros, quedará sumido en ríos de sangre”. De modo que resolvió dialogar con el enemigo y anteponer la cabeza al corazón.

Para emprender el camino de la reconciliación, Mandela tuvo que hacer acopio de sus dotes de persuasión para solventar los problemas que presentaba la comunidad negra y aplacar los temores de los blancos “los afrikáners”, exhortándolos “a ser positivos, saber escuchar y plantear soluciones a los problemas”.
Mandela creó la Comisión para la Verdad y la Reconciliación (TRC), presidida por el arzobispo Desmond Tutu, como símbolo de la nueva Sudáfrica, y presentó las conclusiones de este informe en junio de 1998, avalándolas y señalando no solamente los abusos y crímenes del régimen segregacionista, sino también los cometidos por los diversos grupos de los movimientos de liberación negros.

“El éxito de la reconciliación y la unidad de la nación -dijo- dependerá de que todos los sectores de la sociedad reconozcan, al igual que el mundo y la TRC, que el apartheid fue un crimen contra la humanidad cuyos viles actos sembraron las semillas de la destrucción, cuya cosecha continuamos recogiendo hoy”.
Hemos de hacer justicia a los que sufrieron y terminar en el camino hacia la reconciliación duradera, decididos a no volver a cometer jamás semejantes injusticias.

Pero la unidad y reconciliación enarbolada por Mandela, no se quedaba en planes y acciones, sino también en gestos simbólicos que le daban vida a esa aspiración, como llevar de vicepresidente a un blanco, darles un lugar de honor a sus antiguos carceleros en su toma de posesión, sustituir el himno nacional de la época del apartheid, por un híbrido que reflejara los anhelos de blancos y negros. Una presidencia de puertas abiertas hasta para los opositores; su apoyo a los Springboks formada por blancos durante la competencia Mundial de Rugby de 1995, celebrada en Sudáfrica, en la que ellos se alzaron con la copa.

Nuestra Presidenta Castro, desde su campaña nos viene hablando de los esfuerzos que hará para unir y reconciliar a los hondureños, pero hasta el momento no hemos visto nada al respecto, y basta con ver y oír las sesiones del Congreso Nacional, donde los libres y nacionalistas, parecen perros y gatos. Hay que pedirle explicaciones a la Presidenta Castro, ¿qué entiende ella por reconciliación? O ¿acaso fue una promesa para salir del paso?

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