Las constantes alzas en los precios de los combustibles incrementarán el índice inflacionario de Honduras en al menos un 2 por ciento, sin incluir el otro impacto por concepto de la pandemia de la COVID-19, cambio climático y canal de suministros, estimó el economista Claudio Salgado.
En todas las economías del mundo se prevé el desmedido aumento a los carburantes, incluso sistemas financieros sólidos como Estados Unidos, presentan una inflación de 7.5 por ciento, expuso el analista.
La situación repercute en países como Honduras, en el caso del diésel, uno de los principales combustibles usados, impactará en los precios grandemente.
Salgado explicó que las proyecciones emitidas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) a raíz del acrecentamiento en los carburantes, se esperaría que la repercusión sea de un 2 por ciento más en la inflación.
“Si ya teníamos un nivel inflacionario producto de la pandemia, cambio climático y cuellos de botella por las interrupciones que había en el canal de suministros, ahora esto viene a incrementar mucho más el nivel inflacionario en los países”, insistió.
El Fondo Monetario Internacional en su última revisión rebajó en ocho décimas su anterior previsión de crecimiento de la economía mundial para 2022, hasta situarse en el 3.6 por ciento, frente al 4.4 por ciento que pronosticó en enero pasado.
La inflación es un proceso caracterizado por el alza continua y generalizada de todos o casi todos los precios de los bienes y servicios que se comercializan en una economía.
La variación interanual del Índice de Precios al Consumidor (IPC) en marzo fue 6.96 por ciento, en términos de inflación fue la más elevada desde agosto de 2011 cuando se situó en 7.68 por ciento (3.94% a marzo de 2021).
En febrero la variación del IPC fue 6.37 por ciento y en enero fue 6.18 por ciento; superando el parámetro establecido en el Programa Monetario 2022-2023 de 4.0 por ciento con un rango de tolerancia de 1.0 punto porcentual.
Influyó el impacto externo provocado por mayores precios del combustible, energía y alimentos importados, así como por el alza en los costos de transporte y los atrasos en las cadenas de producción y distribución mundial.
