David Salomón Amador
Domingo 17 de abril, Domingo de Resurrección de Jesús, el día que la vida venció a la muerte, el día que el Hijo de Dios dio su vida en sacrificio por todos los seres humanos, estos días en muchos lugares se denominada Semana Santa, generalmente muchos deciden salir y celebrar, otros preferimos quedarnos en casa quietamente, que sumado el calor de la ciudad capital y la falta de agua, nos indica que algo sigue pasando en el país.
Viendo las noticias del Diario LA TRIBUNA este día, en una página se ve dos americanos limpiando las playas de West Bay, Roatán; y me cuestioné por qué extranjeros estaban haciendo algo que bien pudo haber sido por un nacional, y recientemente terminé de ver una serie en las nuevas plataformas de streaming Neflix un documental llamado Nuestros Grandiosos Parques Nacionales y me retumbó en el cerebro por qué el calor y la falta de agua en un país que debería tenerlo todo, las redes sociales generalmente muestran un debate divertido entre las personas de San Pedro Sula y Tegucigalpa y es que mientras en San Pedro Sula se goza de agua al abrir la llave, en Tegucigalpa se recibe aire, pero la comparativa es de una profundidad enorme que debe o debería ser tema de preocupación.
Marzo, abril y mayo son los meses que generalmente le decimos en Honduras los meses del verano, donde la temporada es más seca, hace más de veinte años, los calores actuales no se sentían y mucho menos la cantidad de cielos rojos en el atardecer, ese cielo rojo no es más que el significado de la quema constante de nuestros bosques, recientemente la montaña de Canta Gallo estaba en quema completa y si ese incendio se expande al otro lado baja a la zona del Zamorano, por el lado de la comunidad llamada San Juan del Rancho, y puede provocar expansiones hacia Valle de Ángeles, cada año me pregunto qué hace que la gente le meta fuego a algo tan preciado como el bosque, algo que nos debe garantizar vida, aire puro, agua, mejores condiciones climáticas para cosecha de alimentos, pero desafortunadamente hay hondureños a los cuales eso les vale, poco les importa, porque quizás sus almas lo que desean es ver la calamidad en otros de la vida que ellos tiene en la actualidad, eso significa reflejar haciendo el mal para que otros sientan la frustración que ellos tienen.
Año a año estamos viendo como el deterioro del medio ambiente hondureño es una realidad, pareciera que será cierto que vamos a desaparecer como lo dijo el historiado hebreo Yuval Noah Harari, “Honduras por su modelo económico y educativo desaparecerá en 2050”; y cuando lo pienso y lo reflexiono definitivamente puede ser cierto; la calidad humana de las personas se basa en la educación y el nivel de ingresos que pueda tener, muchos dirán que la pobreza es existente y clara en el país, eso no lo niego, pero cuánta inmigración ha tenido Tegucigalpa en los últimos veinticinco años, personas que dejaron sus comunidades con la finalidad de encontrar un empleo y hoy por hoy esas personas no lo tienen y no lo encuentran; recuerdo mi infancia y juventud donde los incendios no eran parte de las noches coloradas de la actualidad; había agua suficiente para la cantidad de habitantes de la ciudad capital.
En medio de las noticias que circularon en la Semana Mayor, habían fotos de las playas y como desafortunadamente cada mañana siguiente las alcaldías, de Tela, La Ceiba, Puerto Cortés, y seguramente donde hayan playas tuvieron que hacer limpieza debido a que los veraneantes poco les importa lo que botan, no buscan formas o maneras de botar la basura o desperdicios, lamentable allí se denota la calidad educativa de los seres humanos, luego nos pasamos quejando que por qué no salimos adelante, que por qué el país pareciera que jamás va arrancar, y todo radica en el cambio que cada persona haga o quiera hacer en su vida, en su hogar o en cada lugar que visite.
Japón en la Segunda Guerra fue devastada, hoy es la tercera economía a nivel mundial, simplemente se dedicaron a educar a su pueblo para salir adelante y generar riqueza, y como toda sociedad siempre habrá ricos y pobres, pero en una sociedad como esa las cosas son más equitativas. El escritor Jorge Luis Borges en su poema Valgo decía “Traté siempre de que todo fuese perfecto y comprendí que realmente todo es tan imperfecto como debe ser (incluyéndome)”. Honduras siempre requerirá lo mejor de nosotros.
