Semillas mejoradas amigables con el medioambiente y seguridad alimentaria

MA
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20 de abril de 2022
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02:15 am
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Semillas mejoradas amigables con el medioambiente y seguridad alimentaria

Ingeniero Agrónomo Rémi Rangheard y abogada Danely García en estudio de mercado.

El sector agrícola, conjuntamente con los subsectores, son necesarios para la sustentabilidad de las sociedades humanas. Por ello, el contar con un marco de política agrícola efectivo y apropiado, garantiza no solamente la seguridad alimentaria y la nutricional, sino que también medios de sobrevivencia con equidad social y equilibrio ambiental.

En este contexto, las hortalizas y la fruta resultan de gran valor en la alimentación por la cantidad de sales minerales y vitaminas que aportan a la dieta humana.

Las investigaciones indican que su consumo diario; es decir, comerlas de manera equilibrada y en cantidad suficiente, ayuda a evitar enfermedades graves como: las cardiopatías, los accidentes cardiovasculares, la diabetes y el cáncer, entre otros.

Sin embargo, la ingesta mundial de fruta y hortalizas está muy por debajo del nivel mínimo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), de 400 gramos al día por persona.

La alarmante situación obedece a que las preferencias alimentarias se han modificado en los últimos 50 años –, ya que los aceites vegetales, el azúcar y carne-, son los predilectos a la hora de cocinar.

“Entonces, ¿por qué no se consumen más fruta y hortalizas? Alison Hodder, experta de la FAO en horticultura, explica que los obstáculos al consumo van desde un clima inadecuado para la horticultura, prácticas agrícolas deficientes y pérdidas postcosecha, hasta la pobreza, costumbres culturales y el auge de los “alimentos cómodos”.

Bajo esas premisas, es fundamental citar a la Fundación Hondureña de Investigación Agrícola (FHIA), creada en 1984 con el propósito de desarrollar una capacidad efectiva para la generación y transferencia de tecnología en Honduras.

En tal sentido, la FHIA después de 2 años de interrupción por la Pandemia COVID-19, llevó a cabo recientemente un día de campo con la finalidad de ofrecer a los asistentes la oportunidad de ilustrarse y comparar variedades de semillas de diferentes especies para la producción de: pepino, tomate, cebolla, chile, sandía, papaya, etc., destacando además que estos insumos resultan de fácil adquisición porque consisten en marcas que se encuentran en el comercio local.

Para el caso, se citan las empresas Technisem y Agrinova, miembros del Grupo Novalliance, cuyo personal técnico calificado participó activamente de este intercambio de experiencias para posicionar su producto.

Cabe mencionar que, para esta organización, la semilla es una de las principales herramientas con que cuenta el productor de hortalizas; o, dicho en otras palabras, el ADN que contiene esa semilla es de una enorme importancia.

De acuerdo a lo que establecen estudios realizados sobre el tema, el mejoramiento genético permite seleccionar plantas conforme sus características: color y tamaño del fruto, rendimiento, su resistencia a la sequía, su rusticidad, o su resistencia a hongos o virosis.

Sin duda alguna, la genética se constituye como un aliado indispensable para producir en zonas con poco acceso al agua o en áreas infestadas, peculiaridades que imperan y distinguen a muchos lugares de Honduras.

Recordemos que el sector agrícola es bastante vulnerable a las alteraciones y cambios de clima como temperaturas y lluvias variables o extremas.

Informes del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), han advertido desde tiempo atrás que la producción agrícola estará probablemente amenazada en muchas regiones y países, lo cual afectaría adversamente la seguridad alimentaria y exacerbaría la desnutrición.

Disponer de semillas de calidad, adaptadas a una zona, un clima, no solamente se traduce en una cosecha rentable que aporta más ingresos al productor.

En América Latina, el número de personas que estarían adicionalmente bajo riesgo de padecer hambre probablemente alcanzaría 5, 26 y 85 millones en 2020, 2050 y 2080 respectivamente.

Por ello, el ingeniero Agrónomo, Rémi Rangheard, Desarrollador de Mercado, compartió que, a finales del siglo pasado, surgió en Francia la empresa Technisem, cuyo objetivo es brindar a productores radicados en zonas tropicales y subtropicales semillas de hortalizas de calidad.

Posee una amplia experiencia en el ramo y está respaldado por 93 naciones diseminadas a nivel mundial, con quienes mantienen relaciones comerciales, distribuyendo varias marcas de semillas como: Agrinova, Tropica y Technisem.

Agregó que poseen 9 estaciones de investigación, situadas mayormente en África, pero también en Estados-Unidos y Europa.

Operan bajo diferentes condiciones climáticas, lo que permite seleccionar variedades adaptadas a los distintos tipos de climas que se pueden encontrar en países como Honduras.

Disponer de semillas de calidad, adaptadas a una zona, un clima, no solamente se traduce en una cosecha rentable que aporta más ingresos al productor.

También es una herramienta elemental en la reducción del uso de los agroquímicos por los muchos impactos negativos que estos pueden tener sobre el medioambiente (calidad del agua, calidad del aire, biodiversidad, emisión de gases de efecto invernadero y salud sanitaria).

Precisamente, es un aspecto en que la FHIA profundizó este año con la adición de varias variables a sus estudios: bajo uso de agroquímicos, control biológico de plagas, y uso de productos orgánicos.

En definitiva, son temas sumamente innovadores en América Latina, y que encajan perfectamente con el mejoramiento de las semillas en una perspectiva de mermar el uso de los agroquímicos, así como del incremento de los beneficios que perciben los productores.

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