Competir en un mundo ambicioso

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21 de abril de 2022
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12:01 am
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Competir en un mundo ambicioso

Por: Carlos Medrano
Periodista

Para que un país como el nuestro pueda crear riqueza y generar trabajos masivamente, como los que exigen nuestras necesidades, se necesita de una inversión extraordinaria para que los extranjeros vengan, instalen sus industrias, aseguren su capital y operen en el país con garantías a su dinero.

Si nuestras autoridades consideran que saldremos adelante, con los cada vez más raquíticos presupuestos, ya severamente comprometidos con una deuda externa asfixiante, con concesiones porcentuales para algunos sectores y con prioridades que nos dejó la pandemia COVID-19 como el área de la salud, están muy equivocados.

Los flujos de Inversión Extranjera Directa (IED) disminuyeron en un 35% en 2020, pasando de $ 1.5 mil millones de dólares en 2019, a $ 929 mil millones de dólares en 2020, de acuerdo con el Informe de Inversión Global 2021 de United Nations Conference on Trade and Development (UNCTAD). Las economías desarrolladas percibieron el mayor incremento de IED, con cifras estimadas de $ 777 mil millones de dólares, siendo tres veces mayor al nivel reportando en 2020.

Esta caída de la inversión extranjera en Honduras tiene varias razones que lo explican por si solo, la pandemia covid-19 generó en las empresas mucha cautela e incertidumbre, inestabilidad política, mala imagen internacional sobre nuestras autoridades, etc. Si los empresarios extranjeros perciben que su inversión no les generará utilidades, con un Estado de derecho débil y al vaivén de las influencias políticas, con corrupción en todos los niveles, simple y sencillamente no vendrán a Honduras, generando más pobreza de la que escandalosamente ya tenemos.

El mundo funciona en donde hay garantías para la inversión, porque nadie quiere perder, nadie quiere poner en riesgo su dinero más de lo permitido, nadie necesita arriesgar su capital sin necesidad, nadie se aventurará en poner su marca y su tecnología en un país emproblemado.

El principal problema de Honduras es el empleo, el 91% de la Población Económicamente Activa (PEA) tiene problemas de empleo, según la Encuesta de Hogares del Instituto Nacional de Estadística (INE).

Cada vez son menos los trabajadores que tienen un empleo formal en comparación con la mayoría que no devengan ni un salario por pertenecer al sector informal. Si el nuevo gobierno empieza a derogar leyes y proyectos en donde ya hay inversión extranjera, si inician un proceso de expropiación de inversión nacional y extranjeros que creyeron en el país, ¿con qué valor pediremos a la comunidad internacional más inversión?

Debemos procurar no cambiar las reglas de la noche a la mañana a quienes ya construyeron y empezaron a contratar, como en el caso de Palmerola, Próspera, Orquídea y otras más, en donde pende amenazas con desaparecerlas, pese a existir acuerdos, contratos, decretos legislativos, etc.

Si en el país se tomaron determinaciones para atraer la inversión extranjera, crear riqueza y trabajo y hoy les decimos a los inversionistas que eso no existe, ¿qué mensaje estamos dando al mundo? ¿Quién creerá en un proyecto empresarial que se impulse desde Honduras? ¿Cuántas demandas internacionales iniciarán en contra de nuestro país? Lo único que hacemos es enviar señales equivocadas y los empresarios se lo van a pensar dos veces antes de volver a traer dinero a Honduras.

Nuestros jóvenes y adultos necesitan oportunidades para trabajar, llevar sustento a sus casas y ser entes de cambio en un país cada vez más pobre, de modo que es obligación de quienes nos gobiernan crear las condiciones para fortalecer el Estado de derecho y con esto, hacer que el país sea atractivo para la inversión nacional y extranjera.

No hay otra fórmula, no hay otra alternativa, el respeto a la ley, es y será, el principal atractivo para que un extranjero venga a arriesgar su dinero en Honduras.

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