TRAGANDO SU DESCONSUELO

ZV
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22 de abril de 2022
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12:30 am
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TRAGANDO SU DESCONSUELO

EN Honduras –un reciente hallazgo del INE que ya tiempos es de público conocimiento– la gente sobrevive, en buena medida, de la venta en la calle, de la economía informal, de lo que popularmente se conoce como la rebusca”. “La economía hondureña tiene dos características nefastas: genera poco empleo, y el poco empleo que genera es precario”. Como decíamos ayer, el desempleo es una tortura. Quien no haya pasado por esta desdicha –que a la vez afecta el estado anímico y la salud mental de las personas– desconoce la pena que entraña no poder generar un ingreso básico para la manutención. La amargura de no contar con un salario digno que permita sostener un hogar. Pero como el desempleo no tiene voz, no se manifiesta, no grita como bloque, no presiona en forma de protesta colectiva, no pasa de ser una cifra. Sí, un número escalofriante –dado en porcentajes– pero solo un guarismo más de lo mal que está el país. Un dato que a nadie, más que al que se ha quedado sin trabajo, pareciera perturbar.

¿Quién habla por los desocupados? ¿Quién los representa? Son una fuerza decisiva, si se suma cuántos son. Pero tan dispersa, sin organización formal –cada cual tragando su desconsuelo en forma individual– que su queja, sorda, sin proyección o resonancia que produzca eco, pareciera no tener impacto alguno. Son muchos los problemas a enfrentar. Pero el creciente ejército de desocupados –entre el rosario de preocupaciones– es el más ingrato de los problemas. A propósito del trabajo en el campo. El café es uno de los principales rubros de exportación que emplea mano de obra y del que dependen cientos de miles de familias hondureñas. Sin embargo los precios de comercialización varían conforme a la volatilidad de los mercados. Mientras los precios del crudo suben a niveles históricos de extorsión, los precios de venta del café –que hasta ahora eran bastante favorables– van a sufrir una caída. El “Informe del Mercado de Café” de la OIC, advierte que los precios “se reajustan en la medida que aumentan las existencias certificadas”. “Las tendencias de la oferta y la demanda podrían verse afectadas por variaciones debidas al deterioro de la economía mundial, al mayor costo de los insumos y la producción y a los efectos en el consumo por el enfrentamiento en Ucrania”. Honduras, el mayor productor de la región, ha reducido sus exportaciones. “La Ahdecafé atribuye la caída de las exportaciones a la disminución de la producción, debido a la reducción bienal de la cosecha y a la enfermedad de la roya del café”.

Quizás por ello, para ocupar a los desplazados de esta repentina eventualidad, surge la sugerencia de pasar a algo más rentable; al cultivo de cannabis. La propuesta atrajo la atención de un nutrido grupo de muchachos –mientras fumaban la hierbita en los bajos del palacio legislativo– en apoyo a los congresistas que pretenden despenalizar y legalizar la marihuana con fines recreativos y medicinales. Y se sobrentiende que comerciales, ya que el negocio promete ser exitoso. Recapitulando. Los precios elevados de las gasolinas que afectan a todos los medios de transporte continúan batiendo récord. Igual sucede con el crudo utilizado para generación de la energía eléctrica. Mientras, disminuyen los ingresos por café; recursos que hasta ahora han servido para amortiguar el impacto de la factura petrolera. Pero como aquí a ningún gobierno se le ha ocurrido impulsar una política de ahorro de combustibles y de energía eléctrica, ni patrocinar campañas educativas orientadas a cambiar los malos hábitos de consumo, el país seguirá derrochando lo que no tiene y que le cuesta un ojo de la cara. Quién sabe si el cannabis, mientras no haya una sólida política de empleo que desarme este sistema disfuncional, vaya a detener esas caravanas de gente desesperada que se va porque no consigue trabajo. (Por si las moscas, el Sisimite informa que allá arriba en la empinada serranía donde habita, otro monte es el que crece).

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