Juan Orlando Hernández Alvarado, gozó durante sus años como presidente de la República del reconocimiento, la gratitud y la felicitación de pesos pesados de la política norteamericana. Desde presidentes, a enviados regionales, pasando por jerarcas militares del Comando Sur y un secretario de Estado. Todos aplaudían el combate que Hernández Alvarado había emprendido contra personas involucradas con el negocio del narcotráfico, al punto de darle cumplimiento a solicitades de extradición que los Estados Unidos estaban solicitando. Incluso, existe la percepción que la misma reeleción ilegal del exgobernante hondureño tuvo el visto bueno estadounidense.
Sin embargo, tras los relacionados cumplidos, pronto vino la solicitud de extradición de quien gozaba del “favor” de los ahora solicitantes. ¿Qué pasó? ¿Acaso aquellos guiños eran una trampa, una farsa? ¿Es que en algo falló la cooperación, la estrategia y el plan operativo que se estaba ejecutando? O, ¿es que acaso fuera de la Presidencia de la República, el hoy extraditado ya no les era útil? En este último ítem nunca hay que olvidar que los Estados Unidos no son amigos de nadie, y, por lo contrario, lo que sí tienen son intereses en el mundo, fuera de eso, hay que dejar de contar.
En todo caso, las acusaciones formuladas por el Departamento de Justicia de Estados Unidos en contra de Hernández Alvarado son gravísimas al estar ligadas con el ilícito del narcotráfico. Seguramente los fiscales que lo enfrenten no solo tendrán como prueba lo que testifiquen los narcotraficantes que el gobierno de Hernández extraditó, sino otros valederos medios de prueba que le den suficiente fuerza y razón a las acusaciones de las que es objeto el detenido, pues caso contrario, la defensa alegaría más bien una venganza por parte de los que en su momento fueron extraditados por el gobierno hondureño.
También llama la atención, que se afirme que la investigación sobre Hernández Alvarado data desde el 2004 hasta la fecha, tiempo en el cual han estado como presidentes de la nación, Maduro Joest (2002-2006); Zelaya Rosales (2006-2009); Lobo Sosa (2010-2014), y los últimos 8 años, el ahora extraditado Hernández Alvarado. Ahora bien, ¿conocían o no aquellos 3 expresidentes de las supuestas fechorías que JOH estaba haciendo? ¿Lo ignoraron? O lo sabían y no hicieron nada. Desde luego, la institucionalidad y la práctica de la justicia en el país no solo brillan por su ausencia, sino que, en el peor de los casos, han caído por los suelos hasta hacerse pedazos. Por tanto, por extensión, que venga un país extranjero a enseñarnos cómo debe castigarse estos actos criminales, es una bofetada y una vergüenza sin parangón.
J.J. Pérez López
Barrio El Manchén
Tegucigalpa, M.D.C.
