Anticapitalistas con iPhone que aman New York

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9 de mayo de 2022
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12:05 am
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Anticapitalistas con iPhone que aman New York

Por: Carlos G. Cálix
carlosgcalix.com

He conocido gente que critica constantemente al capitalismo, pero gusta de viajar a Miami, New York y Londres. También he conocido capitalistas que casi nunca viajan porque prefieren invertir el dinero en su país para lograr el crecimiento de sus empresas, generar empleos dignos y ayudar a la sociedad.

He conocido gente ultrakirchnerista de la Cámpora argentina, que al final del mes se llenan los bolsillos vendiendo camisetas del Che, de Evita y de Cristina, porque saben que de algo hay que vivir. Mismos que gritan más Estado presente, más planes sociales, mismos que se quejan por la carga tributaria, por la inflación y porque ya no ajusta ni para el guiso, ni para el asado.

He conocido a empresarios que apoyaron a Hugo Chávez y que se arrepintieron de haberlo hecho, pero ahora viven desplazados en Panamá o en Miami. He conocido empresarios que apoyaron procesos de nacionalización en sus países, que ahora están preocupados porque no saben cuándo les tocará a ellos. He visto socialistas convertirse en capitalistas y socialistas que aman los Rolex, los BMW, los buenos restaurantes, las zonas exclusivas y por supuesto los iPhone.

En este sentido, ¿se puede ser comunista y tener un iPhone?, al parecer sí, tal como lo dijo en alguna ocasión Alberto Garzón, líder de Izquierda Unida en España, quien también habló de la nacionalización de las grandes empresas, sobre todo las energéticas. Algo muy similar a lo que los diputados de Libertad y Refundación (Libre), Edgardo Castro y Jari Dixon han propuesto: “nacionalizar las empresas térmicas para así recuperar la generación del fluido eléctrico del país”.

A partir de estos elementos, me enfocaré tanto en los que gustan de los iPhone y viven criticando al capitalismo, como los que hablan de nacionalización, a modo de un aumento del estatismo.

De hecho, en inglés fue acuñada la expresión iphone socialist, que sirve a los defensores del capitalismo para burlarse de quienes se definen como socialistas o incluso como comunistas, pero acceden a Internet desde dispositivos -como el iPhone- producidos en sistemas abiertamente capitalistas. El argumento es que, al usar bienes producidos en un sistema capitalista, exhiben una contradicción con sus ideas anticapitalistas, como bien menciona Wilson Vega, editor de Abecedario.co.

Argumento que parece sólido, no obstante, quienes quieren debatir al respecto para justificar el uso de los teléfonos inteligentes en medio de las protestas o marchas reivindicativas del 1 de mayo, tratan de aludir a un estudio que hizo Mariana Mazzucato, directora del Institute for Innovation & Public Purpose de Londres, quien en su libro The Entrepreneurial State: Debunking Public vs. Private Sector Myths, rastreó los orígenes de las tecnologías que hicieron posible al iPhone y halló que prácticamente todas fueron posible gracias al financiamiento estatal. Por ende, bajo esta tesis expresan: “Cómo el Estado financió al smartphone y cómo nosotros queremos más Estado, entonces nada impide que con nuestro dinero compremos el teléfono que queramos”. indudablemente me parece un argumento válido para quienes valoramos al capitalismo y las libertades, pero un tanto contradictorio para quienes critican al sector empresarial. No obstante, quienes citan a Mazzucato, vuelven a caer en una contradicción subsecuente al
reconocer que no pueden restar el mérito que tiene el emprendimiento y la creatividad de Steve Jobs por haber ideado la manera de poner todas estas tecnologías en un solo dispositivo, mismo que les permite trinar a quienes se consideran socialistas de smartphones.

Por otro lado, hablar de nacionalización puede ser equivalente a decir “exprópiese” quizá, de una manera lite o disfrazada. Sino pregúntense que pasó después que Evo Morales, con un casco blanco y tras un cartel pintado con la bandera boliviana y la indígena, retomó en un acto simbólico su tradición de nacionalizar empresas en 2012 al expropiar la subsidiaria de Red Eléctrica de España (REE), bajo el argumento de la nacionalización.

En Bolivia, muchos empresarios callaron, hasta que les tocaron sus intereses, en Honduras, muchos empresarios mercantilistas, partidarios del clientelismo estatal se plegaron a gobiernos nacionalistas que ahora prefieren estar calladitos por el temor a que los relacionen con el expresidente extraditado y otros más honestos, ven hacia un lado, ignorando las acciones que el gobierno actual pretende. Seguro dejarán de estar en silencio, el día que sus intereses se vean afectados, quizá para ese día, será demasiado tarde. Por tanto, el sector empresarial no mercantilista que realmente cree en el libre mercado, debe despertar.

[email protected] Carlos G. Cálix es profesor del Doctorado en Dirección Empresarial en la UNAH y cofundador de diversas empresas. Tiene un postdoctorado por el CONICET en el IIESS-Argentina. Autor de El fin de la democracia y el último liberal, El modelo de desarrollo que La Ceiba necesita y La Señora Presidenta ¿Una solución o un problema?

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