Nery Alexis Gaitán
Este gobierno, que se caracteriza por el conflicto, no ha tenido un buen inicio. La luna de miel ha sido inexistente ante tanto reclamo popular. Pero, sobre todo, por representar solo los intereses de la familia Zelaya y no del pueblo hondureño. Sus partidarios, acostumbrados a la violencia en las calles, se han vuelto en contra del gobierno zelayista y exigen gozar también de las mieles del poder. Lo que vemos es un nepotismo extremo, que solo incluye a la familia presidencial y a sus allegados.
Es en verdad lamentable la pésima administración gubernamental, que en 100 días, ha realizado la señora Xiomara Castro; pero la entendemos, la culpa no es enteramente de ella, quien en verdad gobierna es su esposo, Manuel Zelaya, que está al frente del gobierno, en su segundo mandato.
Las exigencias sociales, que nos parecen correctas, se manifiestan cada día, exigiéndole a un gobierno promesas que no ha cumplido, y por los vientos que soplan, es obvio que no las cumplirá. Es lo de siempre, políticos deshonestos que prometen y prometen hasta el cielo si es posible y, al llegar al poder, se olvidan del pueblo que los ha elegido. Como ejemplo, la partida confidencial, que tanto criticaron, ahora la han triplicado.
Un pequeño vistazo al panorama nacional, tal como lo señalábamos en nuestro artículo anterior, no augura nada bueno, más que conflagración social. Veamos otros aspectos:
Los enfermeros y doctores que han estado trabajando en primera línea en contra del mortal virus, que en sus inicios fueron vistos como héroes y que les ofrecieron una plaza permanente, nunca los nombraron, y ahora los están despidiendo sin pagarles sus derechos laborales. Los profesores están protestando por similares razones, muchos siguen sin nombramientos y les deben salarios.
Han protestado los buseros y taxistas y no les importó autorizar un incremento a las tarifas. Van a recontratar a los policías depurados, eso significa que están aliados con el crimen o que no poseen ninguna política de seguridad; y, para rematar, han mandado los militares a los cuarteles dejando desprotegido al pueblo. Razón por la cual en estos 100 días se ha incrementado la violencia, incluyendo la extorsión y las actividades del crimen organizado.
No se han dedicado a generar confianza en los inversionistas nacionales y extranjeros, para que generen nuevos proyectos de desarrollo y así haya nuevos empleos. Al contrario, se han dedicado insultar a los empresarios e inversionistas. Han hecho el primer intento para derogar las ZEDE y han eliminado el empleo por hora. ¿Todos los despedidos, qué van a hacer ahora? Se le olvida a la señora que la prioridad es reactivar la economía, pero parece no entenderlo. Aunque son poderes del Estado diferentes, la intromisión del Ejecutivo es determinante en el CN.
Lo que sí han hecho es reacondicionar el presupuesto, y lo han incrementado en 52 mil millones y ya están gastando las reservas internacionales, lo que ocasionará más pobreza y devaluación del lempira. E insisten tercamente en hacer consultas populares, que ya sabemos es la ruta para instaurar la Asamblea Nacional Constituyente; para tal fin, han asignado 500 millones de lempiras al CNE.
Estamos frente a un gobierno que se caracteriza por la improvisación. Y de paso, sus seguidores apelan a la violencia ante cualquier circunstancia. Recordemos al diputado de Libre, que agarró a pedradas un edificio porque no le nombraban a una querida amiga que no cumplía los requisitos exigidos por la ley. O la amenaza de quemarle los restaurantes al alcalde sampedrano por despedir a empleados ineptos del partido de gobierno.
Si siguen culpando al expresidente de todo, como pretexto para no hacer lo que deben, el país se hundirá en una de las peores crisis de su historia.
¡Basta ya, este gobierno debe trabajar por el bienestar de todos los hondureños!
