Óscar Lanza Rosales
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La semana anterior, los países del Triángulo Norte (TN) han tenido la visita de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), presidente de México, para buscar acuerdos y frenar los flujos migratorios, que afectan mucho a México, por ser un país de tránsito. Un problema grave, que en vez de mermar va en aumento.
AMLO tiene sus propios argumentos para solucionar este problema. Según él, la solución pasa por reducir la desigualdad en los países de origen y por una mayor implicación de los gobiernos de Estados Unidos de América (EUA) y Canadá, en la concesión de visas de trabajo, para reactivar la economía regional, y que EUA cumpla su palabra de apoyar a estos tres países con 4,000 millones de dólares. Según AMLO, el asunto no está en detener a los migrantes.
AMLO, para este mismo fin, ha creado para su país dos programas sociales: Sembrando Vida (siembra de árboles) y Jóvenes Construyendo el Futuro, consistente en becas para jóvenes de bajos ingresos, programas que adversan sus paisanos, porque los consideran para favorecer su clientelismo político, tanto es así, que a los becarios los han bautizado como ninis (ni estudian…ni trabajan).
Sembrando Vida es la idea que AMLO ha tratado de venderles a los gobernantes centroamericanos para evitar la emigración, especialmente a El Salvador y Honduras.
AMLO ha hecho una visita relámpago de 4 días a Guatemala, El Salvador, Honduras, Belice y Cuba, más que todo para abrazarse con los demás mandatarios y dedicarse piropos mutuamente, pero sin resultados concretos del propósito del viaje.
Solo me ocuparé de los países del TN. Con Guatemala, el objetivo fue impulsar los temas prioritarios de la agenda binacional como la modernización de la infraestructura fronteriza, los proyectos de cooperación en el marco del Plan de Desarrollo Integral, incluido el programa Sembrando Vida, sobre el cual Guatemala no ha mostrado interés. Ahí se reunió con su homólogo, Alejandro Giammattei.
El Salvador lo recibió muy bien con una pancarta: “El Salvador te agradece Sembrando Vida”. Bukele es el mandatario más afín a AMLO, y el que va más adelante con este programa. López Obrador felicitó a Bukele por tener el apoyo de su pueblo y por ser el primero de la región en aplicar los programas sociales sugeridos por México. Por su parte Bukele, aseveró que “El Salvador recibió con mucha alegría al mandatario mexicano. Una persona que admiramos mucho, un presidente muy querido, un referente en el mundo y en Latinoamérica”.
En el caso de Honduras, el canciller de México, Marcelo Ebrard, ha señalado que AMLO y Xiomara Castro representan el triunfo de las fuerzas progresistas ante los anquilosados modelos neoliberales de años anteriores. Fue muy festejada la visita de AMLO, al grado que el gobierno de Honduras le otorgó una alta condecoración, manifestándole la presidenta Castro: “Es un honor estar con Obrador”.
Firmaron una declaración conjunta, en el que manifiestan que juntos defenderán los derechos de los migrantes y utilizarán las mejores prácticas en materia de infraestructura y facilidad comercial. En la mayoría de los puntos de esta declaración, México se compromete a apoyar a Honduras en la interconexión energética, la exportación de café, la recuperación de bienes culturales, el desarrollo del potencial de los yacimientos petroleros en La Mosquitia y el mar Caribe y la apertura de una librería en el centro de Tegucigalpa, entre otros.
Como pueden apreciar amigos lectores, la visita de AMLO, se queda en declaraciones, elogios, demagogia y populismo, pero nada concreto para resolver la emigración. Y es que su visita obedece, a que -como aliado de EUA- él puede comunicarse con los tres mandatarios del TN, asunto del cual no pueden presumir los EUA, que ha cortado la comunicación con Giammattei por haber destituido injustamente a fiscales contra la corrupción y Bukele, por declararse prácticamente un dictador, manteniendo solamente una comunicación fluida con Xiomara Castro de Honduras. Pero AMLO no es el mensajero adecuado, porque ha demostrado que no tiene la sabiduría para resolver los problemas de su país. No manejó bien la pandemia. Construyó el aeropuerto Felipe Ángeles, cuando no era factible. Ha dejado que los cárteles de la droga se apoderen de más del 50% del territorio mexicano, con su política “abrazos y no balazos”, y con sus discursos mañaneros, su credibilidad ha ido en picada. Y de remate cree, que con solo sembrar árboles se va a reducir el flujo migratorio. Así que con AMLO como intermediario entre EUA y el TN ¡no hay la menor duda que las caravanas van a seguir!
