Es por el bien del gobierno

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12 de mayo de 2022
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12:01 am
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Es por el bien del gobierno

Esperanza para los hondureños

LETRAS LIBERTARIAS
Por: Héctor A. Martínez (Sociólogo)

En los últimos días, hemos escuchado a los altos empleados del gobierno, quejarse de que existe una campaña orquestada para desmeritar la gestión de la presidente Xiomara Castro de Zelaya. Que apenas han pasado cien días -se defienden con fastidio-, y que debemos tener paciencia para ver los frutos del plan establecido. Pero, como reza el adagio, “por sus frutos los conoceréis”, uno ya puede hacerse una idea de lo que se vendrá en los próximos años.

Desde luego que los “servidores del pueblo” que se presentan diariamente a los foros televisados arguyen que la crítica es muy dura, que apenas han transcurrido cuatro meses como para señalar las metidas de pata del gobierno, pues el examen deberá rendirse cuando la última hoja del calendario 2026 señale el final de Libre en el poder. Muy a pesar para ellos, cien días bastan para poner en evidencia las intenciones escondidas detrás del soberano -que no es el pueblo-, y para adivinar por dónde va la cosa.

En otras palabras, las decisiones del gobierno actual -como es natural-, fueron tomadas en los meses previos al día de la toma de posesión y, desde entonces, se encuentran esbozadas en una agenda política donde se consignan las actividades y las fechas que deberán ser cumplidas por los miembros de la máquina gubernamental. Una vez en el poder, comienza todo un despliegue de los objetivos estratégicos que no resultan de la casualidad o la improvisación, sino que han sido esbozados con mucha antelación y puestas en un matriz para que todos los protagonistas vayan siguiendo el “check list” estratégico.

Desde luego que a ningún gobernante le gusta que le digan cómo hacer su trabajo ni que le señalen sus yerros, sobre todo si las críticas provienen desde las trincheras opositoras. La gran ventaja del gobierno de Xiomara Castro -y eso ya lo sabía Manuel Zelaya, “consigliere” del gobierno-, es que Juan Orlando Hernández cometió tantos desmanes en las instituciones del estado, que la ruindad con la que se toparon los nuevos ocupantes de casa presidencial ha sido una oportunidad de oro para justificar, no solo la imposibilidad de encontrar salida a los problemas centenariamente insolubles, sino también para inclinar la balanza mediática a su favor. No hay discurso, no hay entrevista donde los funcionarios de Libre no justifiquen la impotencia en sus labores sin aludir a los fantasmas nacionalistas que aún rondan en los pasillos de las instituciones del estado.

En su discurso de los cien días, la presidente se refirió a “un camino minado, con agazapados, saboteadores y extorsionadores que todavía siguen con su labor de zapa contra el actual gobierno”. Puede que eso sea cierto, pero no debemos permitir que en el saco discursivo se incluya a quienes ejercen una labor crítica responsable, como es el caso de los periodistas e intelectuales. Aunque seguimos creyendo y profesando fe que este será un gobierno de reconciliación nacional, inclusivo con la oposición y extensivo para todos los ciudadanos, sin distingos de colores políticos, el señalamiento de las equivocaciones siempre estará a la orden del día desde las atalayas de las plumas y los micrófonos discordantes.

La cultura opositora se ha fortalecido durante los últimos doce años, aunque nadie lo ha dicho abiertamente. Es decir, durante todo ese tiempo, la crítica y la detracción no se elevaron al nivel de alerta máxima por cuestiones de precaución. Ya sabemos que, en América Latina, no es fácil ejercer el periodismo ni practicar el examen juicioso donde reina la autocracia, el crimen institucionalizado, o donde existe un sistema reticular de maleantes profesionales que incursionan en las instituciones para pervertir a los funcionarios públicos.

Como decía John Tschohl, un gurú del servicio al cliente, en un seminario al que asistimos hace algunos años, “Las quejas de los clientes son una verdadera oportunidad para mejorar el servicio”. De la misma manera, las críticas hacia los gobiernos también representan esa oportunidad para rectificar los yerros cometidos. Es por el bien de ellos.

[email protected]
@Hector77473552

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