100 días de Xiomara y nosotros

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13 de mayo de 2022
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12:04 am
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100 días de Xiomara y nosotros

CONTRACORRIENTE
Por: Juan Ramón Martínez

No son para evaluar; ni exigir resultados. Son para conocer, como la gobernante valora las realidades, su disposición para enfrentarlas, las obligaciones colectivas y qué podemos esperar en el mejoramiento de nuestras vidas. Y fundamentalmente, para saber si, está al mando y tiene la fuerza para mantener la unidad nacional, sin la cual, Honduras -como lo confirma la historia- no tiene posibilidades. Nunca ha sido el tiempo de los partidos, sino que tarea y responsabilidades de todos.

Para mi gusto, fue un discurso muy machista -especialmente la primera parte- amenazante, lo que no cuadra con la personalidad y menos con el estilo moderado de Xiomara Castro. Da la impresión que lo escribieron los mismos que hicieron el discurso inaugural, por lo que supo a arenga política, en la que antes que ofrecer la mano amiga, amenazó, no solo a sus correligionarios que se atreven a dar sus opiniones, sino que a todos los hondureños. El planteamiento de los problemas, nos pareció acertado, aunque buscando culpables, en vez de transformarlos en retos de todos, usándolos para anular la oposición, obligarnos a la obediencia e incluso para negarnos participar en apoyar su gestión. Los problemas de Honduras, no vienen del 2009. Ni tampoco el problema no es si fue golpe de estado o sucesión presidencial -que tenemos derecho a disentir, porque es parte de la libertad- ni si la ENEE se salvará repitiendo errores del pasado; o inventando la especie que las dificultades empezaron cuando salió su marido de la presidencia. Lo de la ENEE, empieza con su creación. El centralismo y el uso clientelar por la mayoría de los gobiernos, incluso el de Manuel Zelaya, son fallas que corregir. Porque si los errores, fueron de todos, la solución es de todos.

Pero lo que menos nos gustó fue el tema del Congreso. Los escritores de su discurso, quieren que sigamos ahondando heridas y desacuerdos, justificando errores e induciéndola a pasar por alto la división de los poderes. Es terrible que haya criticado, con una virulencia machista, lo que fue un acto político en contra de su familia -(¡nada de palabra empeñada, si los políticos carecen de ella!)- y que le hayan puesto a decir que “nombró” a Luis Redondo. La renuncia deliberada a la independencia de los poderes del Estado, son la razón por la que aquí, tengamos una “democracia híbrida”: un toque de institucionalidad y otro de autoritarismo. Pero en el discurso de la Presidente de la República, creemos que en esta parte se excedió, porque cerró las puertas de la unidad de sus diputados en el Congreso Nacional, por más que los vaya “comprando” como en el pasado, es muy peligroso. Hasta ahora carece de oposición; pero cuando necesite la mayoría calificada, tendrá que echar manos de los diputados que sigue llamando traidores. Cuando los nacionalistas y los liberales -fuera de los que tiene su marido comiendo en la mano, a cambio de favores a Luis Zelaya- asuman sus responsabilidades, tendrá que negociar porque su partido y su alianza, frágil porque ha ignorado a Nasralla, sabrá lo difícil que significa contar con mayoría calificada.

Recomiendo que cambie de escritores de sus discursos. Hay muchas manos y diferentes posturas. Pida información sobre López Arellano. Tenía un solo escritor de discursos, que su objetivo era elevar el perfil del gobernante que, igual que usted, no era estudiado. Por ello, los discursos de López Arellano son impecables, moderados, unitarios y esperanzadores. El suyo me lució amenazante, impropio para una dama, madre colectiva que tiene la obligación de mantener la prole unida, con unas metas claras y tono esperanzador. Tiene que entender que, ya no anda en campaña; es la Presidente de todos. Y que, no está al servicio de su partido, sino que de los hondureños. El sectarismo a nadie le luce bien. Y menos a usted que, durante fue primera dama, fue comedida, moderadora e incluso constructora de puentes, en los momentos de desborde emocional de su incómodo marido.

Es imperativo que asuma el carácter de líder de todos. Necesitamos una presidencia que sirva; no una gobernante que usa encolerizadas expresiones para amenazarnos. Cuatro años se pasan rápido. Y si le han hecho creer que la “narcodictadura”, podrá sustituirla por una “dictadura-democrática”, con aires internacionalistas, la están engañando. Y menospreciándola.

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