La enfermedad no conoce vacaciones

ZV
/
13 de mayo de 2022
/
12:02 am
Síguenos
  • La Tribuna Facebook
  • La Tribuna Instagram
  • La Tribuna Twitter
  • La Tribuna Youtube
  • La Tribuna Whatsapp
La enfermedad no conoce vacaciones

La reelección es ilegal

Superada la barrera de los 50 no hay forma de parar los achaques que aquejan al ser humano. Empezando por algo tan simple como un dolor en las músculos o coyunturas. Ya lo dijo alguien: “Si a esta edad despiertas al día siguiente y no te duele nada… es que estás muerto”. Y por broma que parezca, tú mismo domicilio ya parece una sucursal farmacéutica.

Y ni que decir tiene, cuando por ejemplo viajas, pues no solo te haces acompañar de tu respectivo equipaje de siempre, sino que, además, ahora llevas adicional, aunque sea un pequeño bolso cargado de medicinas como si fueras una farmacia ambulante, para tratar las siete o más plagas de Egipto que te mortifican, llámense, diabetes, presión arterial, lumbago, ácido úrico, colesterol, triglicéridos, migrañas, mareos, insuficiencia venosa, etc. Desde luego, es toda una renta, aliviada en parte si tienes descuentos de la tercera edad, o gozas del privilegio de contar con un seguro médico. Un hecho, que dependerá de la capacidad adquisitiva, y la historia clínica de cada quien.

Así que, compras farmacéuticas, visitas a tu médico y exámenes de laboratorio forman parte de tu rutina existencial, tal es el precio invaluable por seguir viviendo. Recuérdalo siempre, podrás tener todo el dinero del mundo, pero si tu salud está verdaderamente hecha trizas, entonces no tienes nada. Ahora bien, ¿qué tipo de relación tenemos con los doctores? En términos generales, y con contadas excepciones: paciente (o pacientitos como nos llaman) y médico, o a la inversa, pacientito y facultativo, y punto. ¡No qué va! ¡Es mi amigo!, hombre, claro, no es tu enemigo, pero revisa el concepto.

¿Cuántas veces te ha visitado en tu casa?, como acontecía con los médicos familiares de antaño en los pueblos. ¿Acaso no te dice, que lo mejor es que le mandes un mensajito por WhatsApp? ¿Cuántas veces te ha llamado o escrito para saber cómo sigues? ¿Está pendiente de ti? ¿Te atiende por igual en su clínica privada o en su despacho de un hospital público? Y como las benditas enfermedades no se toman vacaciones ni días de descanso, ¿has intentado llamarle de emergencia un fin de semana, cuando realmente necesitas que te escuche?

Aclaro, no es desconocer que tienen su vida privada, y por ello, no se trata de fastidiarles al estarles marcando para hablar de nimiedades, ni de cosas absurdas o fuera de contexto, sino de asuntos delicados por algo inesperado, por un agravamiento del tratamiento, o por complicaciones en la salud. En cualquier caso, si tu respuesta es satisfactoria a estas preguntas, entonces hermano no hay nada que objetar, eres más que afortunado, pues hay galenos, -y yo conozco a cinco de ellos, contados con los dedos de una mano-, que honran el juramento hipocrático y hacen la diferencia, mientras muchos otros lo olvidan por otro marcado interés.

J.J. Pérez López
Barrio El Manchén
Tegucigalpa, M.D.C.

Más de Tribuna del Pueblo
Lo Más Visto