Por: Carlos Medrano
Periodista
La situación de Tegucigalpa y Comayagüela es verdaderamente caótica, no hay agua y no hay una respuesta inmediata para la solución a esta crisis, que tiene a los capitalinos bañándose en una paila, como el zope, mojándose solo las partes intimas y las axilas, como segmento de un ritual.
En este “mundito” en el que nos encontramos, unos se bañan al lado de la pila, a la intemperie, tirándose palanganas de las heladas aguas que le impacta el cerebro y le pone los pelos de punta, con el peligro que lo vea el vecino en “paños menores” y mostrando su desnudes.
Otros compran baldes con agua, -los más caros de la historia de la humanidad-, de cisternas que “pailean”, llenando baldes por 35 lempiras, haciendo el negocio del siglo a costillas de la maltratada “perrada” a quien solo se le ocupa para depositar un voto.
Otros se bañan con un pañuelo húmedo, sobándose la áspera piel curtida por el inclemente sol, mientras esperan que llueva para salir a recibir la maná del cielo y restregarse bien todo su cuerpo.
Muchos han optado por orinar varias veces sin darle vuelta al servicio -aunque el olor no ayude-, para ahorrar la escasa agua en Tegucigalpa, lo que refleja un país mal administrado, patético e insalubre.
El cambio climático desde hace algunos años aviso la crisis que nos vendría, sin que ningún gobernantes y alcalde haya tenido la visión de preparar a la capital para semejante crisis, ya que el agua, que es un derecho humano, no se consideraba importante para ganar elecciones.
Frente a semejante crisis ambiental, muchos hijos, oriundos y foráneos no ayudamos a ahorrar, pues con una ignorancia asombrosa, gastaron y gastaron agua lavando carros, bañando perros y gatos, metiéndose a la ducha por interminables horas, en fin, un país sin conciencia y ahora sin agua.
Los pocos embalses están atestados de sedimento y desechos humanos pues este país no trata los desperdicios de las personas, cayendo por gravedad toda esta pestilencia a los ríos, mares y represas, esperando que se limpien en base a los procesos de limpieza que la madre naturaleza provee.
Hoy quienes habitamos en esta ciudad capital debemos, además de todos los trancazos injustos que el gobierno de turno nos zampa cuando le viene en gana, comprar cisternas con agua que van de acuerdo a los galones que transporten, desde 1,000 a 1,500 lempiras que no estaban dentro del presupuesto mensual.
Es una desgracia que, por la negligencia de los pasados gobernantes, los habitantes de quienes habitamos en la principal ciudad del país, no tengamos el agua básica para vivir como una sociedad normal y como gente civilizada.
Al alcalde Aldana le toca hacerle frente a este desafío descomunal, utilizar todo su tiempo y recursos para llevar agua a los “capiruchos”, evaluar las tuberías y fugas para cambiarlas inmediatamente, castigar a los derrochadores e inconscientes y llevar agua a los sectores más desposeídos.
Ya la “luna de miel” terminó, señor alcalde, ya el tiempo corre en su contra, una “Capital con Corazón” como dice su slogan, es una capital con agua, póngase las pilas porque los tegucigalpenses lo castigarán a usted y su partido, sino genera soluciones a esta dura realidad, una capital sin agua.
carlosmedrano1@yahoo.com