“EL TESTIMONIO Y LOS MILAGROS”

ZV
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14 de mayo de 2022
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12:01 am
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“EL TESTIMONIO Y LOS MILAGROS”

ESTAS son algunas de las reacciones al editorial de ayer: “No cabe duda que el clamor de esta madre médico que sabía lo que pasaba con su muchachita llegó a los oídos del Padre Celestial y por fe se obró ese milagro”. “Qué bueno que lo publica para aquellos que NO creen en el poder que emana del que murió en la cruz para salvarnos del pecado y resucitó para estar de nuestro lado, estemos donde estemos”. “Allí está claro que la última palabra la tiene Dios NO la ciencia”. “Hoy 13 de mayo es Día de la Virgen María, tiempo justo para meditar con ese editorial”. Otra lectora: “Hace varios días que no me reporto. No obstante y a pesar que he estado atravesando circunstancias difíciles no he dejado de leer uno tan solo de sus editoriales que han llenado mi corazón y mi espíritu –sobre todo los tres últimos, “Como antídoto al caos” y “El Equilibrio entre el Orden y el Caos”– reflexiono sobre la importancia que tiene este tipo de lecturas en el ser humano”. “Donde abunda el pecado –establece la carta de Pablo a los Romanos– sobreabunda la gracia”. “‘Un Testimonio’, es la cereza del pastel de los dos anteriores, pues en Dios no hay límites”.

Otro comentario: “Por más que uno no quiera, al leer esa historia se le hace un nudo en la garganta”. “Qué difícil situación para esa familia, sin embargo, la mano poderosa de Dios nunca los desamparó”. “Como dicen las escrituras: Dios consagrará tus aflicciones para tu provecho”. “A un amigo nuestro, corredor, le ha tocado vivir una experiencia similar debido a que dos de sus tres hijos nacieron con una condición llamada distrofia muscular”. “El hijo mayor, su más preciado tesoro, fue por un tiempo el motor de su vida y de su esposa”. “Vivía ayudándole en su negocio y dedicado a estudiar”. “Un malhadado día perdió la vida en un accidente vial”. “La vida de esta pareja parecía venirse abajo, él y su compañera estaban devastados”. “Acostumbramos a ejercitarnos a las 4:30 de la madrugada, él y cinco amigos más nos encontrábamos en el bulevar “Los Andes” o el kilómetro como se le conoce”. “Si algo aprendimos de nuestro común amigo fue su fortaleza pues hasta cuando se ejercitaba oraba y llevaba un rosario colgado en su cuello”. “Como era de esperar sus dos hijos afectados de esa incurable y progresiva enfermedad fallecieron, ambos con tres años de diferencia”. “Aquel grupo de amigos lo acompañó en su dolor, y aunque cada quien después tomó rumbos diferentes, todavía nos comunicamos y seguimos admirando su energía y fe a pesar del calvario que le tocó pasar”.

Otro lector: “Dios es bueno y misericordioso, bendito sea; ‘todos cargamos una cruz, una más pesada que otra’”. “Ese testimonio parte el alma; ese es el coraje de una madre”. Otro comenta: “Qué extraordinaria historia con final feliz. Para reflexión y creer en los milagros”. Uno más: “Impresionante historia. De inicio al final. Muchas gracias por compartir”. Otro lector: “Presidente, siempre digo que soy fuerte y trato de controlar y a veces hasta suprimir mis emociones”. “Sin embargo leer este testimonio me pone el corazón sensible, el oído atento en medio del silencio en que estoy para reafirmar a diario el poder sobrenatural del Dios de Abraham, el Dios de Moisés, el Dios de Israel”. Otro amigo comenta: “Lindo TESTIMONIO; muchas madres pueden dar testimonio de cómo sus hijos pudieron recuperarse de enfermedades que en Honduras eran MORTALES pero que en el Hospital María les hemos dado una segunda oportunidad para convertirse en seres maravillosos y ciudadanos ejemplares de la sociedad”. “La medicina hace cosas grandes; el amor de los padres hace milagros”. El último: “Gracias por compartir este testimonio de vida, que toca el alma y nos hace recordar que con fe, constancia y esfuerzo hasta la prueba más difícil se puede superar”. (Un párrafo adicional del testimonio de la doctora que omitimos cuando se nos acabó el espacio. Aquí lo agregamos: “Pero la mejor lección de todo esto es aprender, que las cosas son en el tiempo de Dios, y debemos siempre, hacer lo que nos corresponde a nosotros, que Él hará lo suyo, cuando y si Él considera que se debe hacer”. “Saludos a Winston de parte de Cresi mi gato, y de mi parte, igual, cariño infinito a la distancia. Saludos al Sisimite, que no se preocupe que nadie va a ir allá arriba a incomodarlo con lo caro que está la gasolina).

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