Por: Otto Martín Wolf
Y los sueños sueños son” dijo don Pedro Calderón de la Barca.
Antes de eso -y también después- mucho se ha dicho y especulado sobre los sueños.
Nadie puede estar seguro de qué se tratan, al menos hasta el momento.
Es posible que la ciencia logre determinar de manera precisa, en un futuro no muy a la vista, qué hay detrás de ellos.
Mientras tanto no nos queda más que especular.
Voy a contarle sobre el más misterioso sueño que he tenido en toda mi vida, juro que es real, me sucedió y, por cierto, con él gané en la lotería!
En efecto, yo, el más incrédulo de los incrédulos, el más escéptico de los escépticos, en pleno uso de mis facultades juro que me ocurrió algo para lo que no cabe ninguna explicación.
Antes de seguir adelante quiero aclarar sobre eso de “en pleno uso de mis facultades”; quiero decir que no estaba drogado, ni bajo efectos del alcohol ya que jamás he probado drogas y el alcohol (y todo lo relacionado con bebidas alcohólicas) nunca ha sido parte de mi vida.
Simplemente no tomo, nunca lo he hecho y no lo haré.
Pero lo de mis facultades tiene una extensión a la que también debo referirme: A veces se me ocurren cosas que quienes me conocen aceptan como parte de mi persona, pero que a mí mismo me cuesta reconocer como lúcidas.
He soñado despierto que soy campeón mundial de boxeo, que he vencido a todos mis rivales, muchos de los cuales se tiran al suelo en cuanto ven que ingreso al ring. Sueño despierto pues jamás he estado dentro de un cuadrilátero y nunca he calzado guantes de boxeo.
Pero, en mis devaneos, gano más de 1,000 combates sin recibir un solo golpe. Lo mismo me sucede a veces con el fútbol (que no es mi deporte favorito) pero me convierto en el máximo goleador.
Y, qué puedo decir del tenis, sueño despierto que soy el más grande jugador de todos los tiempos.
¿Puede alguien que sueña esas cosas despierto estar en “pleno uso de sus facultades”?
Lo dejo a usted para que decida.
Regresando al planeta Tierra de los sueños, finalmente voy a relatar lo de ese sueño inexplicable.
Resulta que en la nebulosa en que se producen la mayoría de los sueños, me veía de repente en el lugar en donde se realizaba el sorteo de la lotería. Un locutor que no logré identificar “cantó” el número del premio mayor, el cual escuché perfectamente, de manera inequívoca.
Al día siguiente, al despertar, el número en mención se apoderó de mi pensamiento. Faltando pocas horas para el sorteo salí a la calle a buscarlo.
No creo en esas cosas pero pregunté por aquí y por allá si algún vendedor lo tenía.
No fue fácil pero, finalmente, logré encontrarlo y comprarlo.
Sería demasiado fantasioso e increíble decirle que cuando se realizó el sorteo mi número resultó ganador del premio mayor?
Increíble, verdad?
Pero sí, en efecto, el número que soñé fue el del primer premio y me lo gané.
Desgraciadamente solo pude encontrar una fracción, no el billete completo.
¿Cuánto gané?
El premio en metálico, siendo muy importante, no tiene relación con este caso, lo increíble es que soñé el resultado del sorteo por adelantado, cómo pudo suceder eso?
No encuentro explicación. No se trató de soñar algo que tiene que ser interpretado y en base a eso comprar un número determinado.
No es un símbolo que significa un número y para el cual siempre hay explicación si sale o no.
Yo soñé el número que salió favorecido en un sorteo de lotería y ese resultó el ganador!
Yo soñé con el número de la lotería!
De nuevo juro que fue verdad, ¿podría alguien de los que dicen que interpretan los sueños explicarme cómo soñé con el futuro?
Con algo que aún no había ocurrido?
Todavía -y creo que por siempre- estaré desconcertado.
Quizá a alguno de mis lectores le haya ocurrido algo parecido.
Muy encarecidamente les pediré que no me lo cuenten porque nunca les voy a creer… pero lo mío es cierto.
Yo soñé con un sorteo donde salía el número del premio mayor, lo compré y gané!
