Nery Alexis Gaitán
Desde hace décadas China continental desea invadir y apoderarse de la riqueza de Taiwán. Ha mantenido la política de “dos sistemas y un solo país”, negando a Taiwán la soberanía a que tiene derecho como un país independiente.
Esta política expansionista ha afectado en alguna medida las relaciones de Taiwán con diversos países del mundo. China, recurriendo a la diplomacia del dinero, ha estado ofreciendo ayudas y beneficios a diferentes países con la condición de que rompan relaciones diplomáticas con los taiwaneses.
La finalidad es aislar a los taiwaneses y que nadie los reconozca como país, para invadirlo y anexarlo fácilmente; y que la “provincia rebelde”, como lo llaman, vuelva a ser parte de China continental.
Pero hasta el momento la política china ha fracasado y Taiwán sigue manteniendo relaciones diplomáticas con más de una docena de países, incluyendo El Vaticano. Las misiones diplomáticas en Taiwán incluyen embajadas y oficinas de representación. En el caso de nuestro país, llevamos más de 80 años de relaciones diplomáticas, y los taiwaneses siempre nos han apoyado. La ayuda taiwanesa en Honduras ha sido y es significativa. En nuestras tragedias su mano amiga siempre ha estado presente. Además, su asistencia en diversos rubros es muy valiosa.
Otro aspecto muy importante, y que minimiza la política expansionista de los chinos continentales, es la presencia de Taiwán en el mejoramiento de la calidad de vida en el planeta. Destacándose el apoyo permanente e incondicional que ha brindado en materia de salud a numerosos países. Como ejemplo, mencionaremos que en el inicio de la pandemia ya había donado 25 millones de mascarillas quirúrgicas; 1.16 millones de mascarillas N95; 600,000 batas de aislamiento; 35,000 termómetros; y otros materiales médicos a más de 80 países; y las donaciones millonarias han continuado.
Hoy, la amenaza de China continental continúa y quizás siguiendo el desastroso ejemplo de Rusia que ha invadido Ucrania, desea invadir a Taiwán. Para tal efecto China continúa hostigando y provocando incidentes. En septiembre de 2020, la aviación del Ejército Popular de Liberación traspasó repetidamente la línea divisoria del estrecho de Taiwán, eliminando una zona de amortiguación de facto que ha mantenido la paz durante décadas. En ese momento, el periódico Global Times, dirigido por el partido comunista, dio una imagen de lo que podría venir, instando a las fuerzas aéreas chinas a patrullar los cielos de Taiwán y a “lograr la reunificación por medios militares” si lanzaba algún disparo. Taiwán anunció que solo dispararía si era atacado.
Más recientemente, mayo de 2022, China ha estado efectuando una serie de maniobras militares, con barcos y aviones de guerra, que según dicen tienen como propósito la reunificación mediante el uso de armamento preciso que neutralizaría la respuesta militar de Taiwán.
Pero una invasión a Taiwán pondría en riesgo no solo la paz de la región, sino que se elevaría a un conflicto de nivel mundial, ya que los Estados Unidos apoya a Taiwán, y su poderío naval ha disuadido durante mucho tiempo a China de cualquier ataque. La administración de Joe Biden entiende que la posible invasión a Taiwán es un problema acuciante y no están dispuestos a quedarse de brazos cruzados; hay que recordar que le pueden vender armas a Taiwán para defender su territorio. Así que China debe pensarlo dos veces, antes de invadir Taiwán.
Es realmente preocupante que la política expansionista y represiva de China continental quiera anexar la isla a su territorio, cuando desde su fundación en 1949, Taiwán ha sido una república independiente. Y en la actualidad goza de una democracia que debe servir de ejemplo a todos los países.
Recalcamos, Taiwán es una república independiente, debe ser admitida en la ONU, y los chinos continentales deben respetar su independencia. Apoyemos a Taiwán en la defensa de su soberanía.
