Por: Noé Pineda Portillo
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Con mucho beneplácito recibimos el anuncio de la llegada de inversionistas taiwaneses a Honduras, dicha noticia es ofrecida con toda seguridad por el señor embajador de Taiwán en Honduras Diego Wen, al coordinar dichas misiones con el Secretario de Desarrollo Económico (SDE), señor Pedro Barquero. Tan es así que la primera misión de inversionistas vendrá en el próximo junio y la segunda en julio. Esto nos alegra, porque como decimos en Honduras “es friendo y comiendo”, lo que nos permite alistar los proyectos y ponernos a trabajar para obtener los objetivos con la falta de trabajo y otras acciones, así que tanto la empresa pública como privada, en acción. Honduras necesita accionar cuánto antes.
Taiwán, es una potencia mundial en tecnología y por eso merece acercarse a las relaciones de ese pequeño-gran país, no es teoría ni paja, es la realidad. Taiwán es una región insular que durante su historia ha sabido asimilar muchos cambios. La isla está poblada por indígenas protomalayos, cuyo vocabulario y gramática pertenecen a la familia malayo-polinesia, de lo que hoy es Indonesia. Taiwán permaneció aislada de otras culturas hasta que en los siglos XVI y XVII llegaron los europeos, atraídos por su posición estratégica y la riqueza de sus recursos naturales. Los primeros en llegar a la isla fueron los portugueses (le pusieron “Fermosa” (hermosa) por el contraste entre el verde de las montañas y el azul del mar), luego arribaron los holandeses, luego en el siglo XVII los españoles. Después de la llegada de los europeos, el régimen manchú de China continental, se estableció por un cierto período en Taiwán (1683-1895) hasta que la isla fue cedida a Japón después de la primera guerra Chino-japonesa de 1895.
En los tiempos modernos Taiwán asimiló bien todos esos cambios, aunque con sufrimiento, siendo el trabajo disciplinado que ha hecho levantar cabeza. De 1962 a 1985, el país tuvo un promedio anual de crecimiento de 10%, mayor que el de cualquier país industrializado de la época. Así, pasó de ser país exportador agrícola (como Honduras) a exportador de manufactura liviana en las décadas del cincuenta y sesenta. Ya para finales del siglo, la isla exportaba productos de alta tecnología. Esta tendencia de fabricar productos y bienes para diferentes industrias ha mantenido hasta hoy, cuando, por supuesto, está la manufactura de máquinas-herramienta y accesorios para la industria madre de las industrias: la metalmecánica.
El comercio de Honduras y Taiwán ha ido mejorando para Honduras y no desconocemos la ayuda de este pequeño-gran país, pues hoy estamos mejorando con superávit para Honduras. El déficit de la balanza comercial con Taiwán era de 11.1 millones de dólares y hoy entrando a la mitad del año 2022, la tendencia es con un superávit comercial de 1.2 millones de dólares.
Aunque en cuestión de negocios no hay amigos ni enemigos, pero sí el reconocimiento de los gestos de verdadera amistad y de ayuda.
