Despenalización encubierta del aborto

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21 de mayo de 2022
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12:07 am
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Despenalización encubierta del aborto

La reelección es ilegal

Por Sofía Seyer

Ha surgido nuevamente la amenaza de la despenalización del aborto en nuestro país, hábilmente disfrazado en la nueva Ley Integral contra la violencia hacia la Mujer, verdadero caballo de Troya que pretende refundar los valores sobre los que se estableció nuestro país. Lo que no es nuevo son las siniestras ideas eugenésicas que alimentan los supuestos derechos reproductivos. Los institutos eugenésicos fueron centros creados hace ciento y pico de años en pos de las quimeras de un grupo de supremacistas blancos capitalistas delirantes, quienes tomaron ideas de Malthus, Darwin, y Galton en el s. XIX para promover su ideología de preservar al mundo –su mundo– del resto de la humanidad. Han usado muchas estrategias a lo largo del tiempo, pero ninguna más efectiva que la del feminismo abortista. Margaret Sanger, promotora del aborto en EUA a inicios del siglo XX, miembro del Ku Klux Klan y asalariada de los Rockefeller –entusiastas eugenésicos–, plasmó la sinergia entre racismo, miedo demográfico y capital en su libro El pivote de la civilización: “El jardín de la humanidad necesita ser limpiado de las cizañas: negros, chinos, indios, mexicanos no deben contaminarlo”. Este discurso cayó en desgracia por razones obvias, pero no así sus objetivos. Fue mejorado por otra feminista emblemática: Simone de Beauvoir. Al igual que Sanger, Simone es una odiadora profunda de la maternidad, racista al punto de haber colaborado con los nazis en Radio Vichy durante la ocupación francesa en la Segunda Guerra Mundial y pederasta por lo que perdió su trabajo de profesora universitaria. Pareja de Jean Paul Sartre, ambos firmaron cartas de apoyo para pedófilos convictos, sosteniendo que mientras hubiera consenso, no había delito. Beauvoir fue pieza clave en la despenalización del aborto en Francia en los años 70.

Antes, los esclavistas eran supremacistas blancos europeos, quienes negaban la humanidad de los esclavos negros al punto de convertirlos en mercancía. Los nazis deshumanizaron a los judíos con intensas campañas propagandísticas, comparándolos incluso con ratas, para después exterminarlos. Ahora, las supremacistas blancas del primer mundo y sus colaboradores en los medios acuñan falacias como “conjunto de células” o “embarazo no deseado”, para deshumanizar nuevos seres humanos como que si la etapa de desarrollo o la circunstancia de la concepción es lo que confiere dignidad humana a una persona. No hay que ser ingenuo y pensar que estas ideas son originales de las hondureñas. Las pocas de siempre son las voceras del capital global, el mismo que se retuerce ante la inminente revocación del fallo Roe v. Wade por no ser el aborto un derecho en la constitución estadounidense. Y es que el aborto les interesa a los supremacistas eugenésicos no sólo como mecanismo de preservación racial y demográfica, también es un lucrativo negocio que abarca desde los insumos clínicos, pastillas, personal médico, hasta la venta de las partes de los fetos desmembrados a la industria farmacéutica. Lamentablemente, siempre habrá asesinatos, por la inseguridad, la pobreza, el narcotráfico. Pero matar es un delito. Que las propias madres sean las verdugos de sus hijos, es algo que no se puede legalizar, aunque suceda, como no se legaliza el incesto o la violación porque sucedan. La popularidad de un delito no lo vuelve legal. No caigamos en el engaño, el aborto es un negocio como lo fue la esclavitud, es un crimen como lo fue el holocausto, es racista como lo son sus ideólogos de ayer y hoy. Todos los hondureños tenemos derecho a la vida, sin importar el origen social, raza o circunstancia de concepción, porque cada vida es única e irrepetible, somos dignos porque somos seres humanos. El Estado debe erradicar la pobreza, no a los pobres; debe apoyar las familias creando empleos, no legalizando el asesinato de sus hijos; debe educar en ciencias, técnicas y valores, no en promiscuidad. El Estado debe empezar a trabajar por una Honduras libre de imposiciones ideológicas y generar estrategias integrales de desarrollo propias que permitan a los hondureños vivir dignamente sin matar a inocentes.

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