Brigada Médica Adventista en el Jícaro, municipio de Alauca

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22 de mayo de 2022
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Brigada Médica Adventista en el Jícaro, municipio de Alauca

Todo el equipo de trabajo en la aldea El Jícaro.

Autor: Luis Alonso Gómez Oyuela
Email:[email protected]

DANLÍ, El Paraíso. El Jícaro es una aldea del municipio de Alauca, hasta donde llegamos hoy para contar retazos de la vida de su gente que vive sumida en la pobreza y alejada de los beneficios sociales. Es gente que lucha por la sobrevivencia en esa búsqueda constante del ser humano para mejorar sus condiciones de vida.

El municipio de Alauca fue fundado el 29 de agosto de 1801, y en el primer recuento de población que se realizó ese mismo año formaba parte de la tenencia de Danlí. En 1869 cuando se creó el departamento de El Paraíso, Alauca ya aparecía como municipio del círculo de Danlí.

Según datos del Instituto Nacional de estadística (INE) la población del municipio hasta el 2001 era de 7,880 habitantes, de los cuales 4,044 eran hombres y 3,836 mujeres. Actualmente hasta el 2020 la población era de 9,643 habitantes. Este municipio está ubicado en el extremo oriental del país, a 7 kilómetros de Las Manos, frontera entre Honduras y Nicaragua. Alauca significa en lengua maya “Terreno resbaladizo” (tierra suave).

Área exclusiva de atención a niños.

Tiene 14 aldeas: Aldea Alauca, Buena Vista, Chagüite Grande, Chinampa o Chilampa, El Jícaro, El Matapalo, Pedregalito, La Chichigua, La Jagua, La Manzanilla, Las Limas, Las Manos, Los Matasanos y San Antonio. Son en total 80 caseríos. 48 habitantes por Km.2. Medio de subsistencia agricultura, caficultura en las aldeas altas como La Lima y Las Manos. Está ubicado en el denominado corredor seco.

Saliendo del casco urbano hacemos un recorrido en compañía de una caravana médica hasta la populosa aldea El Jicaro. Esta pequeña y poblada comunidad está dividida en dos partes por un río que durante el verano permanece seco. Irónicamente los habitantes la llaman: Tegucigalpa y Comayagüela. Hay un puente en mal estado que utilizan para cruzar entre las dos ciudades que ellos mencionan en alusión a la capital.

El principal patrimonio de esta comunidad es el horno. En cada casa existe un horno para hornear, algo muy típico en la mayor parte de las comunidades rurales, es una tradición ancestral, igual que la existencia de aves de corral. Lógico, que los hornos no son adornos, prácticamente pasan encendidos porque las mujeres se dedican a la fabricación de rosquillas, hojaldras y panes diversos que comercializan en la vecina ciudad de El Paraíso y la cabecera municipal.

Área de atención para medicina general.

Los hombres halan leña (jalan) en burro; los que tienen burro y, los que no tienen un burro, llevan la leña en el lomo. Las mujeres por su parte, afanosamente revuelven el maíz con el queso para producir las roquillas. Es el ir y venir de la gente buscando mejorar su calidad de vida en comunidades postergadas y ausentes de la asistencia del Estado, especialmente en el área de la salud padeciendo enfermedades endémicas.

Carlos Adán Zúñiga, es pastor de la Iglesia del Séptimo Día, hace varios meses inicio visitas a esta aldea con la idea de socializar con los pobladores, no solo en lo religioso, sino con la acción social que es una de las principales características de esta organización socio religiosa, particularmente en el área de salud ya que disponen con un equipo de profesionales voluntarios consagrados al servicio de Dios y al prójimo.

Al efecto y bajo la coordinación de la doctora Reyna Estela Zúniga, previo a una encuesta realizada sobre las necesidades básicas de salud en la comunidad, el equipo conformado por tres médicos generales, Fernando Sevilla Rojas, Frelyn Pastrana y Eder Rugama. La internista doctora Ligia Sevilla y odontólogas Keylin Castellanos y Reyna Estela Zúniga. Enfermería Yolani López, Frederick Ponce y Alexa Cabrera.

Equipo médico durante el desarrollo de la brigada médica.

Siguiendo los procedimientos de bioseguridad la brigada médica, estableció el área de pre-clínica, constatando que de cada 10 personas 9, no usan mascarillas por diferentes razones, entre otras, falta de recursos e indiferencia de los pobladores, siendo los niños los más expuestos.

Fueron encuestados en forma directa en los hogares 156 niños, Lamentablemente, solo llegaron 56, lo que se consideró como una negativa de los padres, sin embargo la mayoría de atenciones médicas fue para personas adultas, unas 300 en el área de odontología y medicina general. La brigada médica fue financiada por la Iglesia Adventista del Séptimo Día y donativos de diferentes personas.

La coordinadora del grupo de acción social Reyna Estela Zúniga, dijo que la actividad realizada es parte de la acción social dirigida a comunidades postergadas con altos índices epidémicos debido la ausencia de asistencia pública los últimos años. Los centros de salud de varias comunidades carecen de medicamentos para poder atender la demanda de enfermos que adolecen de diferentes patologías, siendo los más afectados los niños.

Los niños recibieron regalos de los brigadistas.

La mayor parte de las comunidades rurales atraviesan situaciones complejas. La extrema pobreza, la falta de empleo y la poca producción de alimentos debido a las condiciones climáticas los dos últimos años no hubo cosechas en las partes bajas del municipio.

Ante la situación dramática y las condiciones precarias de las comunidades, los organizadores de la brigada médica determinaron donar los medicamentos sobrantes al centro de salud integral de la aldea Las Limas y centro de salud de la cabecera municipal de Alauca, cuyo valor aproximado sería de 40 mil lempiras con la garantía de fecha de vencimiento hasta el 2023-24, indicaron los brigadistas.

Donativo de medicamentos al centro de salud de Las Limas.
Área de preclínica.
Brigada donó lote de medicamentos al centro de salud de Alauca.
Vista panorámica de la aldea El Jicaro.
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