Nasralla, ¿el “salvador de Honduras”?

MA
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24 de mayo de 2022
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12:21 am
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Nasralla, ¿el “salvador de Honduras”?

Juan Ramón Martínez

Es inevitable que la prisa que exhibe el gobierno, producirá consecuencias. Una de las leyes de Newton postula que, a una acción, corresponde como respuesta, una reacción. Anticiparse, no significa el éxito necesariamente. Primero, requiere un gran esfuerzo. Y el que se defiende, tiene ventajas. Excepto que sea rápido y contundente, como en la guerra relámpago de Hitler; o políticamente, vía el golpe de Estado. Y las dos tácticas son en el corto plazo por lo menos, imposibles. Primero el régimen, tiene muchas debilidades. El respaldo económico ofrecido, por las posturas asumidas, no ha llegado. Los mercados, no prestan a un país que se declara en quiebra. La opción asumida, natural a una administración económicamente superada por la realidad, es peligrosa. Tendrá dos resultados económicos negativos, y uno político devastadores: la devaluación de la moneda, la inflación que actualmente anda por encima de las dos cifras; y el descontento de la población, tanto la base de Libre, la ruptura de la alianza con PSH y el retiro del apoyo electoral de los nacionalistas anti “orlandistas” que, se han dado cuenta que han pasado del fuego a las brasas; y que les tratan como enemigos. Las declaraciones de Salvador Nasralla, potencialmente el político con más posibilidades de encabezar la oposición en un bloque integrado por todas las fuerzas anti-Libre, le puede dar la batalla, definitiva, sepultando al candidato que Libre presente en el futuro. Se dirá, con razón que es muy anticipado lo que decimos y tienen razón. Pero como Libre está forzando las cosas, obliga también a anticipar las reacciones de los ofendidos por este gobierno que, en vez de seguir el camino de la conciliación, ha escogido la ruta de la confrontación, típica de los inseguros o los que, hacen una mala lectura de la realidad política.

Algunos de mis lectores, me han hecho un par de preguntas. En la primera, desafortunadamente, se incluye la respuesta. Me han dicho ¿qué democracia vamos a defender?, si “aquí nunca hemos tenido democracia” (en consecuencia, insinúan, cualquiera cosa que se haga, será mejor que lo que no tenemos). La otra pregunta es más abierta: ¿quién encabezara la oposición? Formalmente, Salvador Nasralla, con partido o sin partido, es la figura natural para hacerlo. Hizo ganar a Libre que, no solo carece de fuerza electoral suficiente, sino que además algunos observadores creen que ha reducido su poder electoral. Especialmente, porque sus bases fueron animadas con promesas difíciles de cumplir, en una crisis como en la que recibieran el gobierno; y por la equivocada estrategia de desanimar a los agentes económicos y no concluir un acuerdo de cooperación con los Estados Unidos que tiene en sus manos, las llaves del acceso a los financiamientos internacionales, incluido el BID, tan importante para el flujo financiero. Por ello la respuesta natural, es que se forje, accidental o en forma deliberada, una gran Alianza Democrática Opositora, encabezada por Nasralla que tiene una postura políticamente clara, porque es, sin duda, un empresario exitoso e independiente, de centro derecha y con su propia imagen que, en la medida en que lo han cambiado por Redondo y hecho a un lado, es el adversario ideal para confrontar los planes de desmontar la democracia.

Si, por el contrario, en una lectura irregular, Nasralla se equivocara y diera apoyo a Libre en una aventura que él, especialmente, sabe que está condenada al fracaso, sería su muerte políticamente. Y como no tiene tendencias suicidas, Nasralla, defenderá su partido; pero si no lo puede hacer, se basta solo, porque es un hombre que, igual que Zelaya, su fuerza electoral es personal. No tiene necesidad de institucionalidad partidaria para ser una figura decisoria. Pero como no hay que excluir ninguna posibilidad en caso en que él se “suicidara” apoyando un proyecto antidemocrático y anticapitalista, no hay que descartar que el PN y el PL, aliados puedan pactar un acuerdo de alternabilidad en que el primer periodo sea de un partido y el siguiente del otro. Como ocurrió en Colombia. También las luchas producen sus líderes. Aunque con menos posibilidades, porque ha lucido muy manso y débil, Jorge Cálix, puede encabezar otra rebelión. O al final, la población desesperada, recurra a Roberto Micheletti. En las redes sociales, anda circulando la especie que nuevamente, “lo necesitamos para salvar la democracia”.

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