A RIENDA SUELTA

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26 de mayo de 2022
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12:43 am
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A RIENDA SUELTA

PARA no aburrir con lo mismo –aunque el rezago educativo que se padece es de consecuencias catastróficas y muy poco se hace por superarlo– pasamos a otro tópico de carácter coyuntural. La crisis alimentaria que se avecina agravada por la escasez de otras esencialidades necesarias a la industria nacional. Decíamos que los consumidores dependen en más del 50% de bienes importados. Los empresarios están atormentados por dificultades que atraviesan en el despacho de materia prima importada de sus proveedores en el exterior. Pero además del racionamiento que les aplican a insumos que ocupan para la elaboración de los artículos con que abastecen el mercado local, sus suplidores han multiplicado los precios de lo poco que les mandan. Sin embargo, se quedaron empapelados varios mensajes relativos al tema educativo. Así que para no fallar a quienes dedican tiempo no solo a leer sino a contribuir a la discusión, a continuación publicamos algunos de ellos:

“El Estatuto del Docente aprobado durante usted fungía como titular del Poder Legislativo, además de una merecida compensación a los educadores, también les ofrecía la oportunidad de encarar, en armonía, los desafiantes retos educativos del nuevo siglo”. “¿Pero, qué les pasó?”. Otro lector comenta: “Aparte de su programa “Escuelas Saludables” orientado a generar ambientes de calidad en los centros de enseñanza y de PROHECO –un modelo revolucionario de autogestión comunitaria que logró la incorporación al sistema de cientos de escuelas en lugares remotos donde no llegaba la educación– lo otro contundente y concreto que usted hizo fue con la Merienda Escolar”. “Gracias a ello se logró elevar los indicadores educativos. Lástima que aquí otros se encargan de deshacer lo bueno que algunos gobiernos hacen”. Otro lector: “Esos rankings de PISA –que nos ponen a la cola de la cola– explican la causa raíz de nuestra pobreza intelectual y por ende económica”. “Y la prioridad nacional no indica que le apostemos a la educación”. “En SPS, hay quizás 1 o 2 librerías, no digamos en otras ciudades del país”. Otro lector comenta: “Hace un par de años, estudié un año en Suiza y ello me permitió conocer su sistema de educación; a mi criterio, ejemplar. Desconozco si ese es el sistema de educación europeo en general”. Otro comentario: “Una muestra de tantas. 250 niños reciben clases sentados en el suelo en una de las escuelas construidas gracias a la donación de Taiwán”. “Así, ¿cómo vamos a pasar las pruebas de evaluación PISA?”.

Otro lector opina: “Honduras por debajo de la media en esas tres áreas de la educación, es de esperarse”. “Es cierto que un gran número de estudiantes desperdicia horas valiosas metido en las redes sociales, comentando banalidades”. “Pero eso tiene su origen y es consecuencia de otro flagelo”. “Nosotros tenemos al menos cuatro niveles educativos: prebásico, básico, medio y superior”. “En ninguno se le advierte al estudiante del acecho nocivo de la ‘tecnología de las redes’”. “Me parece que se deberían incluir en los pensum académicos materias al respecto”. “Si ya de por sí tradicionalmente hay falencias en español, matemáticas y ciencias, imagínese ahora bajo el influjo contraproducente de las redes”. “El Internet es valioso, si lo utilizaran para instruirse, informarse adecuadamente, actualizarse y leer contenido productivo”. “Pero se usa –como se denuncia en los editoriales– para satisfacción del desmedido entretenimiento”. “Menuda tarea la que tenemos, pues no solo se trata de eso, sino también de esquivar el bombardeo constante de los rociadores de odio”. (Eso de la holganza, como dirían en mi pueblo –apunta el Sisimite– es dar rienda suelta a la frivolidad).

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