El IDO es historia y grandeza: tras 75 años de existencia

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29 de mayo de 2022
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12:21 am
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El IDO es historia y grandeza: tras 75 años de existencia

Esta imagen recoge 75 años de historia del IDO.

Autor: Luis Alonso Gómez Oyuela
Email:[email protected]

DANLÍ, El Paraíso. Siempre habrá una nueva página para continuar escribiendo la historia de una institución educativa que con el trascurrir de los años se moderniza y abre nuevas oportunidades para una juventud ávida de conocimientos.

El Instituto Departamental de Oriente, más conocido por sus emblemáticas tres letras (IDO), cumplió el pasado 22 de mayo 75 años de existencia, constituyéndose en el decano de la educación departamental y el segundo más grande de Honduras después del Instituto Central Vicente Cáceres.

El destino de los pueblos a través de la historia depende de hombres visionarios y emprendedores, como lo fueron en aquel momento histórico, los señores Gustavo Arriola, Raúl David Sevilla, Adriano Montenegro, Rogelio Castillo, Cosme García, Abel Gamero y Federico González, cuyos nombres deberían ser esculpidos en mármol, para que no se queden sumidos en el olvido de las presentes, actuales y próximas generaciones.

Primera promoción de maestros y bachilleres: Alicia Ávila (QDDG) Zulema Nufio, Yolanda Rodríguez (QDDG) Concha García, María Esther Medina, Flora Medina, Vilma Flores y Luz Segura (QDDG) Entre los varones sobreviven César Rodríguez, Moisés Rodas y Carlos Castillo.

A través de la gestión de estos prominentes ciudadanos a instancias de la Sociedad de Padres de familia, nace a la luz pública el Instituto Departamental de Oriente (IDO), mediante acuerdo No. 1251 del 22 de mayo de 1947, cuyos servicios educativos estuvieron dirigidos en las modalidades de Bachillerato en Ciencias y Letras y Maestros de Educación Primaria Urbana, conforme a los planes aprobados por el Poder Ejecutivo.

Pero para complementar la historia de esta institución educativa es importante echar un vistazo a los hombres y mujeres de aquella primera generación de profesionales que a través de sus hechos y prestancia le dieron lustre a la patria y la ciudad que los vio nacer, danlidenses de corazón que han dejado huellas positivas.

Entre los años 1946-47, bajo la conducción del profesor Amado H. Núñez, director de la escuela Pedro Nufio, varios alumnos que pasaron el quinto grado, fueron los primeros en ingresar al reciente fundado Instituto Departamental de Oriente el 22 de mayo de 1947, entre ellos César Randolfo Rodríguez Laínez; que fue parte de aquella primera promoción de maestros y bachilleres forjadores de la historia por sus relevantes méritos y virtudes profesionales.

Maestros de la generación del 67.

Para recordar aquel momento histórico, entrevistamos a César R. Rodríguez Laínez, la R, que pronuncia con orgullo para decir su nombre. “Son tantos recuerdos, casi olvidados pero los que fuimos al IDO somos una generación que marco la ruta que habría de seguir una institución educativa que surgió de las entrañas del pueblo, producto de personas visionarias que pensaron en el porvenir de sus hijos”.

La primera sede del IDO fue la Logia Masónica, años después pasamos al edificio que ahora ocupa la alcaldía municipal. Fue una época muy diferente la que vivimos ahora; lógico los tiempos cambian. Yo me gradué de maestro, mi padre Gonzalo Rodríguez, decidió enviarme a Tegucigalpa para sacar el bachillerato, no me pareció perder un año, pero él me explicó, mira, siendo maestro puedes defenderte, pero siendo bachiller no y tuvo razón.

Creo que mi padre tomo una decisión acertada y valiente, me envió a estudiar a México, varios amigos le dijeron a mi padre, no lo mandes, allá se va a arruinar, pero él dijo, yo conozco a mi hijo, yo sé lo que tengo, y sabía lo que tenía, tomó la decisión, gracias a Dios, me fue bien, no perdí ningún año. Allá me gradué y regrese para realizar el servicio social. Lo que digo no tiene nada que ver con el IDO pero soy a mucho orgullo producto del IDO.

El tradicional cuadro de danza del IDO actual.

Mi primer trabajo como médico fue la Estándar Frui Company, trabaje dos años, después me case. Posteriormente viajamos a Nueva York para realizar mi especialidad en Gineco obstetra. Una vez concluida la maestría comencé a trabajar en mi consultorio privado y un hospital privado. Regrese a Honduras para trabajar en el Hospital Vicente D´Antoni en La Ceiba durante 13 años. En Estados Unidos trabajé cinco años más para obtener el Seguro Social en aquel país. Finalmente debo decir que con la jubilación de Estados Unidos y la de aquí, estoy viviendo”, comentó. César Randolfo Rodríguez es un ejemplo de vida producto de la primera generación de profesionales que no deben pasar al olvido porque con su ejemplo seguirán escribiendo con letras de oro la historia de esta institución educativa.

Imposible dejar de lado aquella imagen del recuerdo de los primeros estudiantes vistiendo el clásico uniforme de la naciente institución educativa, con el birrete y corbata a la usanza de los antiguos cadetes de la escuela básica de cabos y sargentos. Es la imagen emblemática que debe estar colocada en la entrada principal del colegio y en la que se destacan reconocidas figuras de las letras hondureñas, entre ellos Felipe Elvir Rojas, Horacio Elvir Rojas, Manuel Gamero Durón, abogado y periodista combativo en defensa de la institucionalidad. Carlos Castillo, Alberto Rodríguez Espinoza, Yolanda Rodríguez. Francisco Vallecillo, Concha García, catedrática de altos quilates, Edgardo Sevilla Idiáquez, ingeniero y diplomático.

Las nuevas generaciones del IDO.

La primera promoción de IDO de maestros y bachilleres fueron, Manuel Gamero, Horacio Elvir Rojas, Felipe Elvir Rojas, Aníbal Gallardo, Francisco Vallecillo, César Rodríguez, Alberto Rodríguez Espinoza, Edgardo Sevilla, Moisés Rodas y Carlos Castillo y tres más, cuyos nombres no logramos establecer. Mujeres, Alicia Ávila, Zulema Nufio, Yolanda Rodríguez, Concha García, María Esther Medina, Flora Medina, Vilma Luz Flores y Luz Segura.

A partir de 1976 el instituto construyó la sede propia. Gracias al empeño de la comunidad y la disposición de ciudadanos comprometidos con el desarrollo de Danlí. Raúl David Sevilla (ADDG), donó el terreno donde hoy funciona la institución más grande del departamento en materia educativa. En resumen el IDO es historia, educación y trabajo.

Raúl Sevilla, donante del terreno donde se ubica el IDO.
Concha García y César Randolfo Rodríguez.
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