SEQUÍA Y DILUVIO

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29 de mayo de 2022
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12:13 am
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SEQUÍA Y DILUVIO

VIVIMOS en una circunstancia histórica y climatológica en que los fenómenos humanos y naturales suelen irse a los extremos, a pesar de los fuertes llamados a la moderación y a la urgencia de adoptar estrategias preventivas. El caso de la capital hondureña es uno de los tantos ejemplos de lo afirmado. Durante años Tegucigalpa, y su ciudad gemela, han sido víctimas de los incendios de bosques y zacateras, en los alrededores, por motivos que nunca se han esclarecido en forma suficiente.. Pues las humaredas en las estaciones secas, derivadas de los incendios, continúan asfixiando a los pobladores.

Y a pesar de que Tegucigalpa, según los geógrafos, exhibe un buen drenaje natural, cuando caen los monumentales aguaceros, tanto las basuras acumuladas como los tubos de aguas negras obstruidos, provocan desastres inconcebibles, tal como ha ocurrido en años anteriores y hace unos pocos días, en que a varias familias se les metió el agua desbordada a sus casas y según se dice dos personas perdieron la vida, sobre todo en los bajos de la colonia Alameda y en los bordes de la quebrada que pasa por el barrio “Los Jucos”. Otro tanto ha ocurrido en la colonia marginal “La Era”. Y es que por regla general los trabajos de mitigación se realizan hasta el último instante. Exceptuando los realizados por la cooperación japonesa en las faldas del cerro “El Berrinche”.

La capital hondureña merece más atención de parte de las autoridades centrales y municipales. La sequía, hace un par de meses, amenazaba con estrangular de sed a los capitalinos, con las consecuencias subsiguientes de este fenómeno, en tanto que las represas se secan y es casi imposible que den abasto frente a las exigencias de agua potable de los pobladores de las ciudades gemelas. La solución de este grave problema se ha venido postergando en el curso de los años. Porque se sabe a ciencia cierta que se requiere la construcción de una nueva represa en el río del Hombre, sobre el valle de Amarateca, cuyo líquido podría fluir hacia la capital incluso por gravedad. Naturalmente que la cabecera de dicho río debe ser sistemáticamente reforestada, y sus mismas riberas en el valle reseco. No es con pozos aislados ni mucho menos con medidas paliativas como se podrán resolver las necesidades de agua potable de dos ciudades que tienen mucho más de un millón de habitantes. Tampoco con los aguaceros diluvianos que ocasionalmente se desprenden de las nubes, en tanto que casi toda esa agua se pierde en cuestión de horas y minutos, causando desastres por doquier.

Entendemos que por causa de los desórdenes climáticos globales incluso las ciudades europeas bien canalizadas sufren estragos cuando las lluvias torrenciales provocan desbordes incluso en las calles en donde nunca antes se había observado este fenómeno, cuando son arrastrados por las riadas los vehículos, las casas y personas. Así que la capital hondureña no es una excepción de la regla, sobre todo por estar localizada en una zona tropical vulnerable, con amenaza permanente de huracanes. Pero también percibimos que la deforestación sistemática de los bosques en los valles y montañas de Olancho y en las llanuras costeras de La Mosquitia, han desequilibrado el ecosistema nacional, con graves repercusiones, principalmente, para los departamentos de la zona centro-sur de Honduras y alrededores. El mismo gorgojo barrenador que ha destruido miles de hectáreas de los bosques de pino en la aldea de Zambrano, es un resultado lógico de la sequía o de la falta de agua dulce en los cerros circunvecinos.

No nos llamemos a engaño. Los aguaceros torrenciales son episodios pasajeros frente a los cuales debemos adoptar medidas preventivas con el fin de recolectar agua, para los días feos. Pues la constante en la capital hondureña es la ausencia de agua potable y los terribles racionamientos de la misma. Ya puede desgajarse en el horizonte un chubasco diluviano jamás visto. Pero igual continuarán los racionamientos. Y es que este problema jamás se resolverá con acciones tácticas. Se resolverá con acciones estratégicas.

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