“CERRADAS LAS FRONTERAS”

ZV
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30 de mayo de 2022
/
12:16 am
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“CERRADAS LAS FRONTERAS”

LAS fronteras están cerradas” –anuncian, confirman, repiten e insisten a cada rato, altos funcionarios del gobierno norteamericano– pero aquí los que se van en procesión no hacen caso. Ante la expectativa de una nueva caravana, desde Washington, el Secretario de Seguridad Nacional volvió a lanzar la advertencia: “Las fronteras de EE. UU. no están abiertas y continuarán las expulsiones”. Si de evitar esas hemorragias migratorias se trata ¿qué proponen? Digamos para entrarle de lleno, a formular soluciones, al flagelo de la desocupación. Porque esa es la razón primaria que impulsa las olas migratorias. De momento, sin embargo, no es la falta de trabajos, ni los masivos flujos migratorios, ni la reactivación de los mercados –como una salida a gente desesperada desprovista de toda oportunidad– lo que motiva el debate político. La afición pasa distraída, espectadora de esos otros empedernidos conflictos; buenos para calentar las redes sociales.

Mientras se mantengan ocupados en eso –en nada que toque la falta de fuentes de trabajo, ni la otra crisis de alimentos que se avecina, ni el obsoleto sistema educativo, ni el modelo económico disfuncional, ni el calvario de las empresas que generan los empleos, ahora que sus proveedores del exterior les recortaron el suministro de materias primas y lo poco que mandan es a precios exagerados, ni ninguno de los demás apuros de la vida cotidiana que golpea al pobre pueblo pobre– sobra el entretenimiento para no hablar de las urgencias. Se creía que el periplo de AMLO al Triángulo Norte, Belice que preside el CARICOM, con escala obligada en La Habana, sería para empezar a resolver el problema migratorio. Pero ¿y si esto tiene –nos referimos a todo lo que vino a ofrecer en su visita relámpago– el mismo fin que tuvo el dizque “Plan Integral de Desarrollo” lanzado al inicio de su gestión? El tal plan era para combatir la pobreza, el atraso, la desocupación en estos pintorescos paisajes acabados, causantes del éxodo de las personas. Sin embargo no pasó de tres modestos proyectos, para los que dio una módica prima de enganche, sin que se volviera a ver los restantes desembolsos. Cuando supo que Washington tenía un plan para abordar “las causas raíz” de la migración centroamericana, cómodamente, se encaramó a tuto del plan ajeno. Ahora es que esos recursos prometidos –ya no dados por México sino por los norteamericanos– son mitad para acá y mitad para allá. Su tajada –según consta en el documento elaborado por su compatriota de CEPAL– la quiere para gastarla en las paupérrimas comunidades del sur mexicano.

Cuando meses atrás avisó que pensaba venir a Honduras, supusimos que traería recursos adicionales para financiar el prometido “plan integral de desarrollo”. Sin embargo, en cada escala del viaje, los “talking points” consistieron en excitativas públicas a Biden. Todas ellas conminándolo a aflojar los recursos del plan migratorio –ahora no solo para el Triángulo Norte sino también para México– de modo que los anfitriones no perdieran de vista que el gobierno mexicano aboga por todos ellos. Pues bien, aparte de lo anterior se supo otra cosa. En sus sermones mañaneros –charlas con periodistas desde el pódium del palacio– da pormenores de sus andanzas presidenciales. En una de ellas reveló que uno de los motivos que lo trajo, fue engatusar a los gobiernos visitados a que no vayan a la Cumbre de las Américas si no invitan a todos los “compañeros de viaje”. (Así que –pregunta el Sisimite– mientras mantengan en pausa las soluciones al problema migratorio, para enfocarse en asuntos más llamativos, ¿qué disuasivo –aparte del “cierre de las fronteras”– irán a utilizar para atajar las caravanas?).

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