¿PIRUJAS?

MA
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8 de junio de 2022
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12:25 am
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¿PIRUJAS?

“EL Banco Mundial (BM) –lee un cable internacional– mantuvo inalterada su previsión de crecimiento económico para Latinoamérica y el Caribe este año en el 2.5%, pero alertó ante los peligros que supone un escenario de elevada inflación y ralentización de la actividad económica, con riesgo real de estanflación”. Estos se lucen con fardos de papeles que sueltan por resmas –diagnósticos, análisis, informes, cuadros estadísticos, como para tapizar el camino de aquí al infierno– pero muy poco hicieron por estos pintorescos paisajes acabados mientras la peste sanitaria hamaqueaba sus estructuras de mercado, económicas y productivas. Si así como formulan recetas quiméricas y ofrecen papeles hubiesen aflojado recursos para hacer frente a la calamidad, otra sería la historia. Sin embargo, como decíamos ayer, cuando recién explotó la crisis, los organismos creados para atender ese tipo de emergencias se quedaron congelados. Como deslumbrados se inmovilizan los venados al ser encandilados de repente por la luz incandescente de los focos.

Ninguno de esos entes internacionales reaccionó con la prontitud, la creatividad, ni brindó la asistencia suficiente acorde a la severa magnitud del cataclismo. Estos ariscos parajes tropicales sufrieron aún más la falta de respuesta. Honduras no recibió de la OPS los reactivos necesarios para realizar las pruebas clínicas y detectar contagios. Fue de los últimos países en iniciar la vacunación masiva por haber puesto todos los huevos en la canasta de la tal COVAX. Durante meses los héroes y heroínas que en primera línea atendían compatriotas en apuros lo hicieron a la mano de Dios, a riesgo de su salud y de sus propias vidas, sin contar con insumos básicos para la asistencia ni de protección. No fue hasta que llegaron las importantes donaciones de Washington –sumado a las compras oficiales a las farmacéuticas– que inició en serio el proceso de vacunación. No hubo recursos de salvataje dirigidos a auxiliar la colapsada iniciativa privada. A falta de incentivos y de apoyo las empresas todavía no se reponen, mientras crece el ejército de desocupados y se extinguen las fuentes de trabajo. Esa es la gente desesperada –ya que la necesidad obliga– que emigra para sobrevivir. Las moratorias anunciadas por el Banco Mundial –como gran hazaña– apenas cubrían un ínfimo porcentaje del bestial pago al servicio de la deuda que absorbe más de una tercera parte de los ingresos fiscales.

Si no hubo descalabro total fue gracias al mayor esfuerzo por asistir la maltrecha economía de parte del BID, el BCIE y el FMI. Dicho lo anterior, veamos qué números ofrecen las aves agoreras y sus tías las zanatas para Centroamérica y el Caribe: El BM proyecta un crecimiento del 3.4% para Costa Rica; del 5% para la República Dominicana; del 2.7% para El Salvador; del 3.1% para Honduras; del 3.4% para Guatemala; del 2.9% para Nicaragua; y del 6.3% para Panamá”. Esas son pobres expectativas. ¿Es crecer a partir de qué? No computan todo lo que se perdió, ni lo arruinado, ni lo retrocedido, ni la profundidad del abismo del desbarranque. ¿Así que crecer –digamos, si se sube– sería a partir del fondo? Eso ni siquiera nos lleva a los niveles de atraso que se tenían al momento cuando pegó la crisis. Recuperación sería reponer la distancia caída y crecer de allí en adelante. Aquí, el aparato empresarial y la estructura productiva se encuentran entubados en el centro de trauma y de cuidados intensivos. ¿Y qué se hace en la rehabilitación del grave paciente –que no sean los mismos distractores políticos de siempre para no hablar del asunto– que apenas da signos vitales intermitentes? ¿Cómo y de dónde van a generarse las fuentes de empleo como para volver a contratar a los despedidos durante la crisis, y de allí en adelante absorber la oferta de empleo vegetativa? Muchos salieron desahuciados. A que el muro de guardias nacionales del gobierno mexicano los ataje y no los deje pasar, o los regresen de la frontera con las cajas destempladas. ¿Cómo no estar así de mal con la bagatela dada por la burocracia financiera internacional? A cuentagotas no se sale de esos apuros. Y ahora pega la carestía provocada por la guerra. (Así que esas cifras de crecimiento –solloza el Sisimite– son pirujas. Y no cuenten que de afuera vayan a caer soluciones milagrosas).

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