Cabañas, virtuoso, íntegro, ejemplar

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9 de junio de 2022
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12:04 am
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Cabañas, virtuoso, íntegro, ejemplar

¡Liberales! La victoria se construye la derrota también

Por: Luis Alonso Maldonado Galeas
General de Brigada ®

Cabañas, “Su vida fue como la luz del día… honrado tal como la miel… en lo blanco y azul nuestra bandera, se parecía mucho al General”, descripción en verso por Rafael Heliodoro Valle, quien además en un perfil biográfico lo bautizara como el “Poeta de la Unión Federal”. Resulta un desafío abarcar el contenido valórico de Cabañas, sin correr el riesgo de omitir algún rasgo de sus virtudes; no obstante, el intento por honrar su nombre a 217 años de la venida a su tierra amada (la Patria Grande), es llenar parcialmente un vacío en la memoria olvidada del caballero sin tacha y sin miedo. Por supuesto merece mucho más, un reto para todos.

La virtuosidad según Aristóteles, es fuerza, excelencia, cualidad de vida y arte de vivir, no es norma, es actitud, es conciencia hacia el bien. Cabañas es el ejemplo vivo de tal concepción filosófica, para él, la virtud se manifestaba en la satisfacción del obrar con desprendimiento, aunque para otros significara un sacrificio; se evidencia con nitidez cuando en carta enviada al señor ministro general del supremo gobierno del Estado de Honduras, el 30 de junio de 1851, expresa su renuncia a una pensión vitalicia, argumentando que en “el decreto del 11 de mayo, que me condecora con el título de Soldado de la Patria… deja mi ambición superabundantemente satisfecha, no siendo después de esto dable que acepte una pensión”. ¡Qué lección de servicio desinteresado, dada por un ciudadano-soldado ejemplar!

Ese ejemplo, se hizo sentir en todo el pueblo centroamericano, entre propios y extraños, al lado de Morazán en toda la campaña unionista, desde el sitio de Comayagua hasta la retirada en San José; siendo los salvadoreños los más beneficiados de su abnegado patriotismo, retribuido justamente con reconocimiento, admiración y gratitud. A la vista están los testigos de su invaluable aporte: fue en El Salvador donde en la batalla de La Arada, puso a prueba su coraje, talento y determinación, al presentar una sólida resistencia en Coatepeque para frenar el ataque de las fuerzas invasoras de Rafael Carrera, ganando tiempo al Ejército para reorganizarse y expulsar al invasor de su territorio, fue en el sitio de San Salvador donde demostró su casta de soldado sumándose a las fuerzas de defensa, que impidieron la toma y control de la capital, fue en Quelepa, El Espíritu Santo y en La Unión, donde la tierra de Cuscatlán, se irrigó generosamente con la sangre del “Benemérito de la Patria”, luchando por la libertad, la sostenibilidad y el restablecimiento de la República Federal; por esas y otras razones sirve como ministro de Guerra y presidente de la Asamblea Legislativa de El Salvador, por eso un departamento del hermano país, lleva su nombre.

Dejando constancia de como distintos personajes de su época y posteriores, apreciaban su conspicua personalidad, encontramos en el diplomático norteamericano Mr. E. Geo Squier, una precisa valoración de su talante al decir: “Bajo aquel exterior modesto y recogido, hay un espíritu que ninguna calamidad puede abatir, ni oposición alguna sojuzgar”; por su parte el historiador Williams Wells lo describía así: “Era ciertamente un noble tipo humano, lleno de plácida dignidad”.

Ramón Rosa, biógrafo cercano a su existencia, pluma brillante y pensamiento ilustrado, retrata su haber virtuoso al describirle como “Soldado Honorabilísimo…, héroe inmaculado de los eternos reveses: ante la historia has vencido, porque siempre fuiste bueno, leal, generoso y patriota, porque la Patria hoy te presenta como dechado de honradez y de heroísmo”. Una síntesis de que la virtud tiene nombre.

El presbítero José Trinidad Reyes marca con sabiduría el valor que tiene el corazón abierto a una causa, la voluntad puesta al servicio de un ideal, el espíritu imbatible para defender con denuedo la bandera; la firme convicción de que ganar o perder no importa, lo trascendente es mantener el impulso hacia adelante, levantarse al caer, lucir victorioso en la derrota, cuando la misión se cumple con actos de heroísmo. Por eso el Padre Reyes exalta a Cabañas con el verso “Su frente no domada siempre airosa, laurel del vencedor lleva aún vencido”.

Aunque durante su mandato como presidente de Honduras, “La ley fue su guía y la Constitución su evangelio”, mantuvo permanentemente como el sostén de sus intachables ejecutorias, el pensar y actuar virtuoso; al respecto citaremos a Séneca para validar la fortaleza de esa opción de vida: “Cuán leve es la virtud, cuando se es bueno tan solo por temor a la ley”. Con seguridad el pensador encontró en Cabañas sin saberlo, la demostración de su infalible teoría.

Después de tantos años sin su luz, ¿dónde está Cabañas? Buscadle en los impolutos y selectos espacios reservados al honor, en las altas cumbres donde anidan los espíritus humildes, en la piel herida de la patria, irrigada y purificada con la sangre del leñador del Selguapa, cual ofrenda en sacrificio; escudriñad en los recintos del poder conferido, donde se sellaron las decisiones con honradez, honestidad y probidad, en la grandiosa y fulgurante epopeya, donde vencer o morir significaron lo mismo, donde caer con dignidad ha sido signo de victoria. Buscadle al fin, allí donde la virtud se encarnó en su piel maltratada, allí donde la gloria lleva con orgullo su nombre.

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