Crónica de una “cumbre” en las playas de Tela

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17 de junio de 2022
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12:05 am
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Crónica de una “cumbre” en las playas de Tela

¿Vuelven los oscuros malandrines del 80?

Por: Oscar Armando Valladares

Atravesar de nuevo -en ágil marcha automovilística- el verde paisaje de los valles de Comayagua y Sula, recorrer luego una parte del litoral Atlántico, es corroborar lo dicho por Froylán Turcios: pródiga es la tierra en que hemos nacido, pese a la mano incendiaría, al malviviente político, a la codicia del maligno inversor…

Sobre esa ruta costeña despunta el municipio de Tela, bañado por la salobre belleza del mar Caribe, sirviéndole de limites Morazán, Yoro, Esparta, Puerto Cortés, El Progreso y El Negrito.

En la cabecera de su mismo nombre, ha tenido lugar -del 10 al 13 de junio- un encuentro convival con grupos de Estados Unidos, San Pedro Sula y Tegucigalpa. A más del motivo celebratorio, la reunión -de unas ochenta personas- sirvió para intercalar de buena gana ideas y opiniones acerca de varios temas concernientes al país. Pero vayamos por partes.

La campechana parentela Castellanos Delgado tiró -como se dice- la casa por la ventana para festejar las ochenta primaveras de Salomé Antonia y un poco más de dos décadas primaverales de Brooke, con la euforia desbordante de una asistencia variopinta que, como péndulo del tiempo, oscilaba entre Ana Lía, una encantadora bebé de cinco meses, y Héctor Santos Delgado, el lúcido ingeniero y amigo de 96 años cumplidos a plenitud.

Quién iba a imaginar que del connubio amoroso del doctor Plutarco Castellanos Mendoza y la honorable ciudadana María Luisa Delgado Ramírez, advenirían nueve hijos, a saber: Elena Yolanda (vástago que apenas vivió los ocho primeros años), María del Carmen, Vilma Argentina, Plutarco Edmundo, Salomé Antonia, María Luisa, Ana Guillermina, Raimunda y Próspero, profesionales que a la vez formaron hogares y familias estables, de las que de igual modo han emergido aventajados facultativos, especialmente en los campos del derecho y la medicina.

Anfitriones del evento fueron los hijos de Salomé: Luisa María y Plutarco Rivera Castellanos; ella, casada con Brian Feinglass, progenitores de Sidney Alexandra y la cumpleañera Brooke Jacqueline; él, casado con Patricia Sikaffi, padres de Luisa Fernanda, Camila María y Adriana Carolina, quienes con sus amables atenciones hicieron más grata la estancia en la amplia casa playera.

Empero, fue en la franja orillada de Tela donde se dio la “cumbre” especial, el día y la noche del sábado 11, en la cual hubo a granel música, canto, baile, poesía, comida y, cual si fuese poco, comidilla anecdótica y política con agridulces y achispadas alusiones -en algunos corrillos- de Pepe, Joh, Mel y Xio. Amigos de nuevo cuño, “Chiqui” Durón -de vívidas ocurrencias-, Héctor Ricardo, la simpática pareja compuesta por Aída y José -afecta a un duradero y ferviente amor de lejos- y Yolanda Membreño -incesante nadadora y amena conversadora-, departieron cercanamente con nosotros, con “Mundis” y Salomé, dama que a su turno evocó un secuestro médico en Kiev, en tiempos de la URSS, recluida a un centro hospitalario a causa de una efímera dolencia que, por las barbas del profeta, si más queda en cuarentena. Tanto el ingeniero Santos Delgado cuanto su hijo Ricardo, vertían cuestionamientos y sugerencias constructivas alrededor del gobierno recién salido de la caparazón electoral.

Por su lado María Luisa, esposa de nuestro condiscípulo en el “Central” Alejandro Membreño, y “Popo” -el benjamín de la familia Castellanos- subrayaban la importancia de un libro revelador, “Tierra de narcos: cómo las mafias se apropiaron de Honduras”, del autor Oscar Estrada, importancia que se tradujo en interés de los circunstantes por adquirirlo, leerlo y comentarlo en ambiente grupal.

Según convicción generalizada, el evento dejó un cúmulo de agradables y emotivas impresiones, como las que provoca el denso mar al agitar sus blancas barbas con su rítmico vaivén, y las ondas de luminoso plateado que tras de ellas van formándose para de similar manera ofrendar a la playa -de finísima arena- su liquido homenaje. En lo particular, me dio gusto la distribución de la semblanza que le escribí a Salomé, y en los ratos restantes entretenerme también con las lecturas del naturalista Gerald Durrell sobre el mundo animal, algunas de cuyas especies están en agónica o en total extinción, como el ñu de cola blanca, el involable dodo y los ciervos chinos del padre David.

¿Ven por qué la cumbre de Tela resultó más abierta e inclusiva que la de las Américas celebrada en los Angeles, California? ¡Ciertamente lo fue!

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