Una propuesta comercial distinta para el istmo centroamericano en el siglo XVI

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18 de junio de 2022
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Una propuesta comercial distinta para el istmo centroamericano en el siglo XVI

Por: Juan Carlos Arosemena*

En 2008, en el marco de un simposio en Omoa, la doctora en Historia, Elizet Payne, publicó un revelador artículo de una propuesta poco conocida, aunque bastante interesante. Proposición que de haberse realizado habría cambiado la historia comercial actual en el istmo. Se trataba de situar a lo que actualmente es Honduras como eje de la ruta transístmica.

La propuesta fue realizada por Juan García de Hermosilla, soldado del conquistador del Perú, Francisco Pizarro. Su plan, presentado en 1556 a la Casa de Contratación de Sevilla, “pretendía convencer a las autoridades que se abandonara la ruta Nombre de Dios-Panamá y que se habilitara una nueva vía desde los puertos de Trujillo y Caballos en el Caribe de Honduras, hasta el Golfo de Fonseca y El Realejo en el Pacífico; para llegar al Perú” (Payne, 2008, p. 13).

En su visión, para conectar el mar del Norte y el del Sur se debería optar por los puertos de Caballos y Trujillo en la costa caribeña de Honduras y El Realejo en el Pacífico nicaragüense. Eran necesarios unos trabajos para mejorar la comunicación entre ambos mares como un abrimiento y fosa para mejorar la navegación en el río Ulúa unas 10 a 20 leguas tierra adentro. La ruta incluía en el trayecto a Comayagua y al poblado de San Miguel. La ventaja de El Realejo era que ahí hay “muchos navíos y hay mucha madera y maestros oficiales, carpinteros y es fértil de bastimentos” (Payne, 2008, como se citó en García de Hermosilla).

No solo con el sur del Pacífico se establecía una mejor conexión. También, acorde a lo escrito por García de Hermosilla, cuyos estudios sustentó con testimonios de pobladores y viajeros del entorno centroamericano a los cuales consultó, la comunicación con los puertos de Nueva España era más rápida. Además, según sus cálculos, la distancia entre Sevilla y Honduras era menor que entre la primera y el puerto de Nombre de Dios en Panamá y los puertos hondureños podrían albergar más embarcaciones. De igual manera, argumentó que el clima y la seguridad eran mayores en la ruta hondureña y que su cercanía hacia las islas que conforman hoy las Antillas Mayores le otorgaba ventaja sobre Nombre de Dios.

De hecho, en julio 1572, el pirata Francis Drake junto a sus hermanos “atacaron la ciudad de Nombre de Dios (…), sin éxito (…). A continuación, Drake se dirigió a Cartagena de Indias y allí capturó un barco español; no satisfecho con ello, volvió a Panamá con la intención de rapiñar la plata procedente de las minas peruanas. Con la información proporcionada por negros cimarrones (esclavos negros libertos) y el apoyo, de nuevo, de hugonotes franceses, dirigidos esta vez por Guillaume Le Testu (1509-1573), Drake capturó, cerca de Nombre de Dios, una columna de mulas cargada de plata procedente de la costa del Pacífico; el botín se tasó en unos 200,000 pesos” (Ortigueira et al., 2014, p. 116).

García de Hermosilla nos indica que “Si el trato fuese por la vía de Cabo de Honduras al Perú, toda aquella tierra de Honduras y Nicaragua se engrosaría y se haría muy próspero”, aunque como bien apunta Payne una primera dificultad en esa ruta era la falta de mano de obra para realizar los trabajos necesarios que los españoles nunca hubiesen hecho. La primacía de la realidad, la ruta panameña es más corta que la hondureña, y los problemas de su autor con comerciantes y autoridades españolas hicieron que su propuesta no fuese considerada finalmente (Payne, 2008, p. 28 y 29).

Independientemente de su éxito, como bien señala el historiador Pierre Chaunu (1955), “el proyecto de Juan García de Hermosilla prevé un sistema de aprovechamiento alternativo de los istmos”, pues buscaba una mejor articulación comercial intrarregional y no un mero corredor de circulación de mercancías.

* Diplomático, filósofo, Lic. en Relaciones Internacionales y Jefe de la Sección Consular de la Embajada del Perú en Honduras

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