El socialismo dogmático filosófico

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19 de junio de 2022
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12:05 am
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El socialismo dogmático filosófico

Por: Lic. Gustavo Adolfo Milla Bermúdez

Actualmente ha resurgido el debate ideológico entre la izquierda, la derecha y el socialismo exacerbado. Los países de América Latina estamos condenados a vivir en conflictos verbales entre la izquierda, la derecha y el socialismo. Da la impresión que el destino que nos hemos trazado, es equivocado y no podemos alcanzar las metas del desarrollo por estar sometidos a doctrinas adversas a nuestro sistema de vida democrático. He aquí la cuestión número uno del mundo “contemporáneo”. Latinoamérica da la impresión que vive sin despertar de las pesadillas que la agobian las dictaduras de izquierda y derecha o, el socialismo. También los mal llamados comunistas que viven como capitalistas, demagogos, que trafican con la pobreza, el pueblo les dieron el voto para que gobernaran, no para que usufructuaran el poder y menos con nepotismos.

Mucho habría que discutir sobre el alcance de esta afirmación, pero recorriendo la historia de Latinoamérica, pueblos más grandes proporcionalmente a su época se transformaron, sin que los demás países hubieran tenido que sufrir las consecuencias de estas variaciones. En el supuesto planteado pueden originarse determinadas repercusiones pero también su evolución puede conducir a una imagen diferente de la comunidad de naciones, sin recurrir a guerras mundiales, revoluciones intestinas, ni otros procedimientos violentos. La humanidad camina hacia mejores derroteros, hacia nuevas instituciones que irán surgiendo en el transcurso de la historia.

No deja de significar algunos de los aspectos del espíritu democrático de Costa Rica que guarda una estrecha relación con su propio modo de ser. En la sede de la Asamblea de las Naciones Unidas, en la isla de Manhattan, se libró una constante batalla ideológica y solo en ese organismo podemos pensar en la paz y armonía perdurables.

Las relaciones entre los países de este continente americano debe ser objeto de una revisión y de eso se trataba la nueva Cumbre de las Américas propuesta por el señor presidente Joe Biden, para protegerse de los obstáculos económicos que frenan el desarrollo integral de nuestras naciones, las cuales luchan con denuedo por construir nuevas instituciones políticas y económicas y se esfuerzan por mantener la unidad y la coordinación en una acción regional independiente. Por eso necesario acudir a la cita de la Cumbre de las Américas. Ahí en ese cónclave estuvieron todos los países que creemos en nuestro sistema democrático que nos une cada día con más fuerzas objetivas graníticamente en un haz de voluntades.

La propaganda izquierdista, socialista o comunista se muestra deliberadamente llena de atractivos, porque Rusia aparece en regiones determinadas como en Venezuela, Nicaragua y Cuba, para ayudar y proteger intereses que le son más favorables y no desaprovecha la ocasión para criticar a los estados capitalistas. Hay naciones en Latinoamérica o de este continente que han roto definitivamente con la tradición del Estado liberal y se orientan a regímenes socialistas.

Nunca como estos tiempos difíciles, se piensa en un Estado al servicio integral de la sociedad, principal en sus partes más débiles, que por su número deberían ser más fuertes. Para esto sería necesario que el momento histórico nos exija una política económica de grandes masas con obras sociales de magnitud extraordinaria. La política gubernamental no ha podido comprender, por sus limitadas disponibilidades económicas, y una mala distribución del ingreso nacional, la totalidad y extensión de problemas nacionales. En el orden internacional el señor presidente Joe Biden es un amigo-aliado que trata de reconstruir con brazos de buena amistad y no descombra las rutas del destino que nos trazó en la Cumbre de las Américas, para comprendernos mejor y, que nosotros tengamos el mejor provecho del cónclave en cual se trazó en beneficio de los países acreditados democráticos.

Nuestra sociedad está anquilosada con sus privilegios e intereses egoístas, y por sus vicios incontenibles. Los pueblos jóvenes son los que más deben luchar y renovarse, con toda su intensidad, en un mundo turbulento convulsionado por intereses mezquinos, que son grave amenaza para la libertad del hombre de hoy. Pensemos en posibilidades de un mejor destino.

“No bifurquemos el camino de la democracia por el socialismo utópico” que nos llena de ilusiones vanas, destruyendo nuestros valores de conceptos positivos en pro de un mejor Estado social justo. ”¡Queremos luz, no oscuridad!”.

E-mail: [email protected]

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