Democracia o dictadura

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24 de junio de 2022
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12:03 am
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Democracia o dictadura

Por: Juan Ramón Martínez

Es evidente que Honduras será el escenario en donde la dictadura y la democracia librarán, una lucha en la que no se pueden, anticipar los resultados. Los demócratas creen que frenarán la dictadura. Estos, creen que someterán al pueblo, por medio de comités de barrio para controlarlo, comprando a los pobres y pactando con los grandes empresarios que, siempre han vivido bajo el sobaco de los gobiernos que el país ha tenido en los últimos 200 años.

Es inevitable un análisis de fuerzas. Tanto, de las fuerzas dispersas que, no han tomado partido, pero inclinarán el resultado final. La mayoría no cree en la democracia; no confía en los partidos; y, espera que cualquier cambio, es mejor que seguir estacionados. Los grupos que se aliaron para sacar a JOH del poder, se dispersarán en la medida que pase el tiempo y, al no cumplir Libre sus promesas de ofrecer algo diferente, le negarán el respaldo en una posible confrontación en las calles con la oposición. El respaldo de Libre se ha erosionado muy rápido. Por ello Zelaya quiere apurar la confrontación, antes que sea tarde. Cree que, en noviembre, todavía impondrá su voluntad a la oposición, mantendrá el control de la Policía y logrará paralizar y neutralizar a las Fuerzas Armadas. Pero esta estrategia, no contará con el respaldo externo como en 2009, porque la polarización de Estados Unidos y China -Rusia es potencia regional que puede ser neutralizada como ocurre con Ucrania- y lo menos estudiado, los demócratas no están dispuestos a apoyar posibles escenarios totalitarios, como sí lo hicieron los Clinton en el 2009, que vacilaron y jugaron con Zelaya, hasta que lo volvieron una caricatura.

La población y los partidos, tienen que asumir el reto y proteger sus flancos. La primera consideración, es aceptar que la población es quien goza de la primacía y no el gobierno, solo legítimo cuando sirve. Que su legitimidad no está dada por el resultado electoral, sino que por la eficacia de sus servicios al bien común. Que la solidaridad entre todos, es fundamental para asegurar la existencia de la nación. Y que la unidad entre todos. -Que somos diferentes y buscamos distintos intereses- está determinado por la Constitución. Y que, cuando se intenta destruirla, se rompe la unidad, la solidaridad y se pone en peligro la existencia de la nación. Que la operación del gobierno no se basa en entregar subsidios, comprar voluntades mediante la entrega de bienes de todos, sino que, en el ejercicio subsidiario, en que se reconoce la competencia de los débiles, por lo que el auxilio externo, gubernamental o privado, tiene carácter complementario, es decir que es temporal y preparatorio para la preservación de la libertad de quien lo recibe. Que la participación no es una donación del gobierno, sino que de la sociedad civil que, desde abajo, debe poner a aquel, al servicio de los intereses del bien común. De modo que el gobierno, más que dueño de nuestras vidas, es gerente del bien común llamado a ser evaluado por los ciudadanos que, deben recibir cuentas de sus titulares. Para lograrlo, los partidos deben democratizarse, defender a sus miembros de las agresiones de sus adversarios; y dejar que sean las bases que elijan a sus líderes, evitando que estos los conviertan en sus peones.

No será fácil. Libre, no podrá reprimir la oposición. La Policía es suya; pero no suficiente. Limitada en su justificación constitucional, como en su capacidad de control. Una vez generalizada la protesta, cosa que Libre fomenta cuando organiza sus fuerzas a nivel nacional, la oposición responderá en todo el país. Y la Policía, al dividirse, se debilitará. Las Fuerzas Armadas no saldrán a la calle a golpear a su pueblo. No cometerán el mismo error del pasado, porque después del 2009, los malos fueron ellos. Natalia Roque cuando le dio la mano a Romeo Vásquez, lo llamo “asesino”, mostrando inmadurez política, creyendo que lo militares bajarán la cara ante sus malcriadezas. El tratamiento que se les ha dado hasta ahora, menospreciándolos, no crea un buen clima en su interior, aunque hayan nombrado sus familiares para comandarlo. Lo más grave, el entorno internacional es contrario. Dogu, no es Llorens. El Congreso de USA es antiautoritario. De modo que anticipamos que, otra vez Libre, perderá electoralmente, el poder.

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