INTERACTUANDO con estimados lectores –no con pichingos ni con emojis como acostumbran los zombis robotizados a su adicción– a continuación algunos comentarios a los más recientes editoriales, “Los Mitos”, “La Palabra Dicha y Escrita” y “Parresía”. “¿Dónde más –escribe uno de ellos– se pueden encontrar editoriales citando, en un mismo escrito, a George Orwell (Eric Blair) y al Dr. Peterson?”. “Eso sin olvidar al Sisimite y a Winston, del cual no conozco registro de sticker”. “Siempre tan ilustrativos sus editoriales”. Una lectora comenta: “Esos ejemplos que usted expone en ambos editoriales es una realidad en nuestra Honduras”. ¿Cuántos han asesinado por decir la verdad, y si no recordemos a Landaverde?”. ¿Y cuántos periodistas han desaparecido justamente por esta realidad?”. “Y preocupa que se corra el peligro de perder las libertades”. (Se refiere al párrafo de cierre del último editorial: Ah, y la historia descrita –interrumpe Winston– no solo es Colombia, sino que es fiel retrato de tantos otros lugares de América Latina. No sea que además de esa fatalidad –el poco valor a la verdad y la pérdida del buen hábito de la lectura– también, dada la tirria de algunos contra la libertad de expresión, vayan a perderse las libertades).
De una amiga lectora: “Qué lindo pasar un fin de semana con una buena lectura”. “Los jóvenes nacieron viejos y con ganas de cambiar cosas por ganas de cambiar”. ¿Por qué no dejaron la tortillita con frijoles sin necesidad de agregarle “cebollas caramelizadas” y mermelada de arándanos? Otro lector escribe: “El mito de Sísifo de Albert Camus es una metáfora de la vida contemporánea que impele a los hombres a ser resilientes y soportar muchas pruebas, a estar dispuestos, como el castigo de Sísifo a empujar contra pendiente una pesada roca”. “Ciertamente, los mitos, los cuentos, las novelas, incluso los ensayos, hallan cabida en el corazón y los pensamientos de una humanidad amenazada por la dura realidad de la vida”. “Es el refugio perfecto, el escudo protector, el cubre boca, el antídoto y la vacuna ideal para esquivar las vicisitudes de la vida y del mundo material en el que vivimos”. “Así como Orwell le imprimió su propia impronta a su obra, también sus lectores son una especie diferente, que además de deleitarse con su legado como escritor se identifican con su carácter y personalidad”.
Otro lector: “Ha sido tan acertado para regalarnos esta lectura de esta magnífica pieza que a pesar de haber escrito sendos comentarios al respecto al final solo le diré, gracias, muchas gracias, por este editorial”. “Ha sido para mí realmente surtidor de luz y de esperanzas en que existan cambios positivos al interior de nuestras propias vidas y de toda la familia hondureña”. “Lo leí 3 veces y yo diría ninguna buena lectura cansa por mucho que se lea; cada vez se disfruta más y se interioriza su contenido”. Otro lector opina: “De nuevo excelente editorial y me encantan esos extractos de buenos autores que usted nos comparte”. “Me gusta sobremanera ese dicho de Winston de que las historias no se gastan de mucho contarse”. “A pesar de que soy un lector consuetudinario de diversas obras, ese dicho no me lo sabía”. Un buen amigo comenta: “De verdad que tiene a sus lectores mucho más atentos y expectantes”. “Eso nos hace mucho bien y se convierte en un tremendo reto darle cabida a tanto comentario y que quede una pieza tan bien hilvanada”. “Nos agrada y nos enorgullece ver nuestros pequeños comentarios siendo parte del editorial”. “Solo una mente brillante puede hacer eso”. “No ha de ser nada fácil pero el éxito creo que está en leer hasta el comentario más sencillo y humilde aporte que algunos de sus muchos lectores hacemos”. (A propósito de decir verdades –el Sisimite, como contador de verdades, explica– el término “parresía” –del latín parhessia– en el contexto pastoral: “Osadía, aplomo, seguridad: actitud del apóstol que proclama la fe sin miedo, seguro de que el Espíritu confirmará sus palabras).
