De regreso al futuro

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30 de junio de 2022
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12:04 am
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De regreso al futuro

Por: Carlos G. Cálix

Back to the future (titulada Volver al futuro) fue una película estadounidense de ciencia ficción y comedia que disfrutamos quienes crecimos en los 80 y parte de los 90, el argumento radicaba en viajar al pasado para cambiar el futuro, pero en la vida real, lejos de la ciencia ficción y cerca de la comedia, en Honduras da la impresión que estamos retornando al pasado para destruir el futuro.

Al volver en el tiempo, el 20 de diciembre de 2007, el portal de PDVSA, publicaba un artículo haciendo alusión a Honduras y su ingreso a Petrocaribe, enfatizando en que el acuerdo era solo para la compra de búnkeres con el objetivo de generar energía eléctrica, luego en 2008 se indicó que era un acuerdo abierto que permitiría adquirir petróleo de Venezuela por un valor de 730 millones de dólares, equivalente a casi 17 mil millones de lempiras al cambio en el sombrío futuro de 2022.

Después de 2008 se firmarían diversos acuerdos de colaboración, traerían tractores que en el futuro pocos tendrían conocimiento del paradero y se daría inicio a una relación cercana que llevaría al derrocado expresidente Zelaya a ser nombrado coordinador jefe del nuevo “Consejo Político por la Defensa de la Independencia y la Democracia”. Quien volvería a Honduras como coordinador de un nuevo partido y más aún como asesor de su esposa, la señora Presidenta. Y con varios escenarios en frente, entre ellos: 1. Seguir manejando el poder como asesor presidencial, 2. Remover a uno de los designados presidenciales para tomar su lugar por un tiempo y, 3. Con mayor osadía, bajo una nueva constituyente, alargar el periodo de gobierno, con él a la cabeza.

De regreso a ese mismo pasado, Henrique Capriles, excandidato presidencial venezolano, denunciaba que Chávez “donó” 100 millones de dólares a Honduras cuando Zelaya estaba en la presidencia. Específicamente el dinero habría estado destinado a la Casa Presidencial de Honduras. Sin embargo, los fondos no habrían ingresado al Banco Central, según aseguraba en aquel momento su presidenta, María Elena Mondragón. No obstante, en una entrevista a la Revista Estrategia y Negocios, el expresidente Roberto Micheletti denunciaba al respecto que el Partido Libre se financiaba con fondos provenientes de Venezuela. Una interesante línea de investigación que, en 2022 o en cualquier futuro, el Consejo Nacional Anticorrupción y el Ministerio Público podrían abrir, entre otras supuestas acciones irregulares tanto del Ejecutivo como del Legislativo.

Por su parte el Foro de Madrid en su Informe Panorama País 03, (en el pasado más cercano) consideraría que, desde su lanzamiento como candidata, Xiomara Castro presentó dos programas de gobierno. Diversos análisis sostuvieron que el primero de los planes era el auténtico, una propuesta similar -igual, sostenían algunos- a la que en Venezuela presentó Hugo Chávez a un pueblo esperanzado que nunca imaginó el desastre que tal plan significó para el que fuera el país más rico de Hispanoamérica, hoy sumido en la miseria. Irónicamente casi como Honduras, pero con petróleo.

En ese pasado reciente, Andrés Pastrana, expresidente de Colombia, alertaría sobre el peligro que representaba el triunfo de Xiomara Castro en Honduras, no solamente para la nación centroamericana, sino para la democracia iberoamericana, peligro que en el futuro también representaría Petro. Tal como lo hizo Chávez, la señora Presidenta propuso la conformación de una Asamblea Nacional Constituyente originaria para redactar un nuevo pacto social plasmado en la nueva Constitución; algo que se vendría cocinando a fuego lento y que posiblemente se serviría antes de la Navidad de 2022, con la idea de allanar el control de los poderes públicos e instaurar a partir del año nuevo, la llamada democracia participativa; es decir el socialismo democrático erigido sobre la construcción del poder popular.

Con el devenir de los eventos, estoy convencido que muchos quisieran viajar en el tiempo para evitar tantos errores del pasado, algunos quisieran cambiar los resultados de 2005, las acciones de 2009 y los pactos entre 2010 y 2021, claramente es inevitable ya, pero lo que sí es posible, es gestar una nueva atmósfera política a partir de 2022, sin descuidar todos los escenarios que pueden ocurrir antes de 2026.

No obstante, mientras el futuro idóneo llega, la derecha debe renovarse, fortalecer nuevos liderazgos, reivindicar al capitalismo y plantarse con acciones claras, con banderas y con camisas blancas, porque esta no es una película de ciencia ficción, esta, es la vida real.

Y puede ser que yo esté equivocado, pero sugiero atender a la lógica racional. ¡Un abrazo!

*Adaptado del libro “La Señora Presidenta ¿una solución o un problema?

[email protected] Carlos G. Cálix es Doctor en Ciencias Administrativas, profesor del Doctorado en Dirección Empresarial en la UNAH , cofundador de diversas empresas y autor de varios libros. Tiene un postdoctorado por el CONICET en el IIESS-Argentina.

carlosgcalix.com

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