CONTRACORRIENTE: El gobierno y sus monstruos

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2 de septiembre de 2022
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CONTRACORRIENTE: El gobierno y sus monstruos

Por: Juan Ramón Martínez

Cada gobierno crea esperanzas, monstruos y enemigos. Carías escogió a Gálvez para que detuviera el descontento e impidiera el deterioro del nacionalismo como opción de poder. Para ello, conservó el control de los jueces y comandantes. Pero dejó lo demás “al hombre del puro”, al gobernante “en mangas de camisa”. Evitando competir con él; o disputarle protagonismo, porque preparaba su retorno en 1954. Villeda Morales, acusó a los nacionalistas de haber perdido 25 años. Pero no los descalificó como opción futura, porque ello habría significado una postura antidemocrática. López Arellano, en su primer gobierno, basó su poder en el anticomunismo, para lo cual escogió entre los civiles, -a los mejores-, sin descartar a los liberales que, había sacado del poder en la madrugada del tres de octubre. En el periodo democrático, Carlos Roberto Reina, ha sido el más sectario. Incluso quiso sacar del ruedo a Carlos Flores que, con votos de la DC, pudo retener la presidencia del Congreso que, quería para su hermano Jorge Arturo. Carlos Flores, no descalifi có a nadie. Y más bien, entendiendo que gobernar provoca diferentes percepciones en el electorado, se dedicó, usando los medios, a modelar esa percepción. De modo que, al fi nal del día, la población creía que las cosas iban mejorando. Incluso enfrentado al “Mitch”, siempre ofreció esperanzas y trabajo conjunto, evitando el sectarismo que había empezado a propagarse como la mala hierba, durante el gobierno de Reina.

Este gobierno, contrario al de Carías, fomenta la ambigüedad. Trasmite la idea que es de corte familiar; en que el patriarca rural, ordena su esposa, que es lo que tiene que hacer. Cometió el error de autonombrarse asesor y haciendo desaparecer los ministros, que sustituye, como el patrón le quita el machete al peón, para enseñarle como se limpian los potreros. Con un discurso descalificador de JOH, hace a todos sus enemigos y, vía el sectarismo descalifica a la oposición y a los medios, perdiendo la necesaria crítica porque tienen el pecado de haber sobrevivido a un gobernante prisionero, castigado por los gringos y, señalado por la justicia como narcotraficante. Por eso, en muy corto tiempo se ha aislado, perdiendo opinión pública y aumentando el miedo entre la oposición, ayudado por las torpezas del canciller Reina; la brusquedad machista de Natalie Roque; la invisibilidad de Esponda y la dudosa conducta sexual de Edwin Hernández; la torpeza de Rixi Moncada que ignorando todo sobre finanzas, dice despropósitos, haciéndole daños a la economía; la insólita incompetencia del secretario de energía; la furia “perruna” de Milton Benítez, que, en vez de hacer amigos como es su obligación, crea enemigos entre empresarios y banqueros respetables; la exagerada exposición del ministro de Defensa, que lo vemos por todos lados, ordenando todo; y, asegurando las puertas, por donde puedan entrar los enemigos. Todo esto y mucho más, hace que el gobierno haya creado un monstruo: el de la incompetencia. Y un enemigo, el miedo general. Posiblemente, en el ánimo de mostrar que “Mel” Zelaya es el único capaz de gobernarnos, proyectando una imagen de incompetente a Xiomara Castro que, durante todos estos meses, no se ha reunido con los comunicadores sociales, con los formadores de opinión pública; ni ha hecho ningún esfuerzo para que los sectores de oposición, la vean como una gobernanta al servicio de todos, trabajando por el reencuentro colectivo, en vista que la patria es de todos; y todos somos necesarios. Aislada, sin poder, tal como se le percibe, da la impresión que es la víctima de un machismo desmesurado, que la quiere eliminar, para que toda la luz caiga sobre su marido. Y este, en ánimo milagrero, calme la rebelión de la calle en que los desempleados, de Libre o no, -solo Dios lo sabe-, buscan desesperados, empleos. Y aunque los quiera engañar, diciendo que no hay dinero “porque todo se lo robó JOH”, ellos saben que presionándolo les dará trabajo. Y lo consiguen.

Esta ruta hará crisis en las finanzas; paralizará las inversiones privadas y provocará un caos en las cuentas públicas. “Mel”, al alimentar el monstruo de la ingobernabilidad, hace mucho daño al de su esposa, que no se ha estrenado como gobernante. Es una ama de casa llevada a palacio, para que sirva café a los visitantes. Nada más. Afuera, crecen los monstruos.

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